Eva Fernández, corresponsal de COPE en Italia, hace un repaso de las 36 horas del Papa en Malta

La posición privilegiada del Papa en el Mediterráneo y su protagonismo en la acogida de inmigrantes ha planeado durante todos los mensajes del Pontífice

Eva Fernández

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Durante las 36 horas que el Papa ha pisado el suelo de Malta, las campanas de todas las iglesias han estado acompañando cada uno de los pasos del Pontífice durante un viaje en el que la guerra de Ucrania ha estado muy presente.

Ayer el Papa no descartaba la posibilidad de viajar a Kiev y hoy ha tenido muy presente a quienes sufren los bombardeos de esta guerra que ha calificado de sacrílega. Son muchos los titulares que quedarán grabados tras este viaje en un país que ya ha recibido la visita de tres Pontífices. El Papa ha pedido no instrumentalizar el cristianismo para los propios intereses y para conseguirlo, desde las mismas tierras a las que San Pablo llevó el cristianismo hace casi 2.000 años, ha invitado a la iglesia a regresar a sus orígenes.

La posición privilegiada del Papa en el Mediterráneo y su protagonismo en la acogida de inmigrantes ha planeado durante todos los mensajes de Francisco. Hoy, tras escuchar los testimonios, ha asegurado que desde que viajó a Lampedusa no les ha olvidado. Un viaje que también ha puesto a prueba la salud del Papa y que, a pesar de sus dificultades en la rodilla, no ha rebajado el ritmo y se ha encontrado muy feliz por la acogida de los malteses.

En la habitual rueda de prensa en el vuelo de regreso a Roma, el Papa ha comentado varios asuntos de actualidad. El Pontífice ha asegurado que no ha mantenido conversaciones con Putin desde que comenzó la invasión y ha confirmado que la Santa Sede está "haciendo de todo" para detener el conflicto en Ucrania. Tampoco ha descartado la posibilidad de viajar a Kiev: "La disponibilidad está, no hay un no. Estoy disponible para viajar a Ucrania. La decisión está sobre la mesa, se estudiará la propuesta y se verá si conviene viajar y debo hacerlo".

Durante el viaje a Malta han sido evidentes los problemas de rodilla del Papa, que le impiden pasar demasiado tiempo de pie, subir escaleras o caminar trayectos largos. Durante la rueda de prensa le quitó importancia asegurando que su salud era un poco caprichosa y que a su edad "no se sabe cómo terminará este partido", aunque añadió bromeando que "espera que bien".