Los tres consejos del Papa Francisco a los jóvenes: "Sean protagonistas de su vida y de la vida de la Iglesia"
El Santo Padre se reunió este jueves con un grupo de la Acción Católica francesa y en su discurso reflexionó sobre el llamado a ser apóstoles eficaces en la actualidad
Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Este jueves, 13 de enero, el Papa Francisco se reunió con un grupo de la Acción Católica francesa que peregrinaron esta semana a Roma. El Papa le agradeció en primer lugar por el servicio generoso a la Iglesia que realizan los grupos de la Acción Católica y alentó a que “todos encuentren o redescubran la alegría de conocer la amistad de Cristo y anunciar el Evangelio”.
Durante su discurso, el Santo Padre reflexionó sobre el pasaje bíblico del encuentro de Jesús con los discípulos que caminaban hacia Emaús. Francisco destacó como estos últimos recordaron los acontecimientos que habían vivido con Jesús y ya luego reconocieron su presencia y regresaron a Jerusalén para anunciar su resurrección.
"Dios está presente en cada instante"
Sobre este pasaje bíblico, el Papa quiso sugerir tres enseñanzas para los jóvenes (y no tan jóvenes…). La primera etapa importante es el “ver”: “Es necesario detenerse a observar los acontecimientos que conforman nuestra vida, lo que constituye nuestra historia, nuestras raíces familiares, culturales y cristianas” para percibir “cómo Dios estaba presente en cada instante”.
El segundo paso será el de discernir: “Aceptar que la propia vida está sometida al escrutinio de la Palabra de Dios” y pidió dejar “siempre un lugar importante a la Palabra de Dios en la vida de sus grupos y den igualmente espacio a la oración, a la interioridad, a la adoración”. Francisco sugirió utilizar la parábola del Buen Samaritano para “cuestionar nuestra relación con el mundo, con los demás, especialmente con los más pobres”.
"Sean protagonistas de su vida y de la vida de la Iglesia"
Por último, tercer consejo, el Papa subrayó la importancia de la “acción” y recordó como “el Evangelio nos enseña que la acción debe tener siempre la iniciativa de Dios”.
Y al finalizar su discurso, Francisco invitó a acercarse a los jóvenes allí donde están para ayudarles a que crezcan en el amor a Cristo y el prójimo y a guiarlos a un mayor compromiso para que “sean protagonistas de su vida y de la vida de la Iglesia, para que el mundo pueda cambiar”.