El Papa advierte del "peligro" de no acoger e integrar a los migrantes: "Son rostros y no números"

Acoger, acompañar, promover e integrar: el Santo Padre ha remarcado estos cuatro verbos ante la llegada de las personas que llegan a Italia "como niños"

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Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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El Papa Francisco ha advertido del "peligro" de no acoger e integrar a los migrantes. Así lo ha indicado este lunes en una audiencia a los prefectos de la República Italiana, en la Sala Clementina. "Debemos ser prudentes. Hay que acoger, acompañar, promover e integrar a los inmigrantes. Si no hay esto, hay peligro; si no se da este camino hacia la integración, hay peligro", ha avisado Francisco.

El Santo Padre ha enumerado tres principales desafíos que tienen los prefectos, el de los flujos migratorios, el del orden público, conciliando "legalidad y humanidad", y el de las cuestiones medioambientales, reuniendo a operadores públicos y privados en momentos de crisis, como ocurrió en las "recientes catástrofes" de Emilia Romaña, Toscana y Sicilia.

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En cuanto a los flujos migratorios, el Pontífice ha indicado que los migrantes son "personas heridas, vulnerables, a menudo perdidas, y que han sufrido terribles traumas", que son "rostros y no números", personas "a las que hay que abrazar" y a las que hay que sacar de los tentáculos de las organizaciones criminales.

Según ha dicho, "en algunos países del norte de África, los que quieren venir a Europa son tratados como esclavos, torturados, incluso asesinados".

Por ello, ha indicado que los prefectos tienen "la ardua tarea de organizar en el territorio una acogida ordenada de los mismos, basada en la integración y la inserción constructiva en el tejido local". Si bien, ha añadido que no pueden "ser dejados solos en esta tarea de sostenerlos en sus necesidades esenciales y al mismo tiempo escuchar las aprensiones y tensiones que puedan generarse entre los residentes", sino también, por supuesto, intervenir cuando surgen situaciones de desorden y violencia.

Además, el Papa ha destacado la importancia de los migrantes en una tierra "donde faltan hijos". "Me preocupa el problema de la baja natalidad aquí en Italia. No tienen hijos. La responsabilidad que tienen los italianos es tener hijos para crecer y también para recibir a los migrantes como hijos".

Por otro lado, el Papa ha indicado que el desafío más delicado y prioritario para los prefectos es el de la seguridad y el orden público, "porque exige, a menudo en situaciones imprevisibles y de emergencia, conjugar el respeto de la ley con la atención a lo humano". "Legalidad y humanidad juntas, para dar a las disposiciones la aplicación necesaria y, al mismo tiempo, abordar a los que yerran con el debido respeto, conciliando la protección de las víctimas con el trato justo de los delincuentes", ha precisado.

A esto se añade, según ha señalado el Pontífice, "la gran responsabilidad" que tienen los prefectos "de hacer frente a los riesgos que los miembros de las fuerzas del orden afrontan cotidianamente". En este sentido, ha aclarado que "no se puede administrar el orden público sin orden personal e interior".

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"La responsabilidad por el orden público se percibe como una llamada a crear ese clima de convivencia armoniosa a través del cual se pueden afrontar y resolver las dificultades. Yo diría que la suya es una especie de paternidad institucional: ejercida con conciencia y dedicación, no escatima sacrificios ni desvelos y merece nuestra gratitud", ha subrayado.

Sobre las crisis medioambientales, Francisco ha destacado que a los prefectos "les corresponde gestionar de la mejor manera posible los recursos disponibles y reunir a los operadores públicos y privados". "Es importante y urgente, tanto en el presente como en el futuro, aunar esfuerzos para proteger nuestra casa común, que debe tutelarse a tiempo y con previsión", ha subrayado.

El Papa ha lamentado que "fenómenos atmosféricos que deberían ser inusuales y extraordinarios, se han convertido en habituales debido al cambio climático" y ha recordado las "recientes catástrofes de Emilia Romaña, Toscana y Sicilia", en las que "más allá de polémicas estériles" se pudieron admirar, a su juicio, "las mejores cualidades del pueblo italiano".