El Papa, en el Ángelus: "Muchos de los que tienen sed necesitan encontrar en la Iglesia un oasis donde beber"

Francisco ha recorado el pasaje del Evangelio de este domingo, el de la mujer Samaritana, "cuando Jesús, sediento de amor, sacia nuestra sed con amor"

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Sara de la Torre

Publicado el - Actualizado

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"Este domingo el Evangelio nos presenta uno de los encuentros más hermosos y fascinantes de Jesús, con la mujer samaritana". Recordando este pasaje evángelico, el Papa Francisco ha comenzado su alocuión durante el rezo del Ángelus para destacar la escena que nos muestra a Jesús sediento y cansado, que se encuentra en el pozo de la samaritana en la hora más calurosa a mediodía, y como un mendigo pide algo fresco.

Es una imagen del abajamiento de Dios, ha expresado. "Sediento como nosotros, sufre nuestra misma canícula. Contemplandoesta escena, cada uno de nosotros puede decir: el Señor, el Maestro, «aquel que habla y me pide beber. Tiene,por lo tanto, sed como yo. Tiene mi sed. ¡Estas cerca de mí realmente, Señor! Estas vinculado a mi pobreza…me has tomado desde abajo, desde lo más bajo de mí mismo, donde nadie puede alcanzarme»".

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La sed no es solo física

La sed de Jesús, de hecho, no es solo física, "expresa las sequedades más profundas de nuestra vida: es sobre todo la sed de nuestro amor. Y emergerá en el momento culminante de la pasión, en la cruz; allí, antes de morir, Jesús dirá: «Tengo sed»". Pero el Señor, que pide beber, es Áquel que da de beber: "Al encontrarse con la samaritana le habla delagua viva del Espíritu Santo y desde la cruz derrama sangre y agua desde su costado atravesado.Jesús, sediento de amor, sacia nuestra sed con amor. Y hace con nosotros como con la samaritana: se acerca anosotros en lo cotidiano, comparte nuestra sed, nos promete el agua viva que hace brotar en nosotros la vidaeterna".

Por eso, el llamamiento que ha hecho el Papa este 12 de marzo es que "nos hagamos cargo de la sed de los demás. Dame de beber nos dicen quienes – en la familia, en el lugar de trabajo, en el resto de lugares que frecuentamos – tienen sed de cercanía, de atención, de escucha; nos lo dice quien tienesed de la Palabra de Dios y necesita encontrar en la Iglesia un oasis donde beber".

Un llamamiento para todos

Dame de beber es elllamamiento de nuestra sociedad, donde la prisa, la carrera por el consumo y la indiferencia generan aridez yvacío interior. Y – no lo olvidemos – dame de beber es el grito interior de tantos hermanos y hermanas a losque les falta el agua para vivir, mientras se sigue contaminando y estropeando nuestra casa común; y tambiénella, agotada y reseca, “tiene sed”.

Frente a estos desafíos, el Evangelio hoy nos ofrece a cada uno de nosotros el agua viva que puedehacer que nos convirtamos en fuente de refrigerio para los demás. Y entonces, como la samaritana, que dejósu ánfora en el pozo y fue a llamar a la gente del pueblo. "Hoy, por lo tanto, podemospreguntarnos: ¿Yo tengo sed de Dios, me doy cuenta de que necesito su amor como el agua para beber? Ydespués: ¿Me preocupo de la sed de los demás?"