El Papa anima a compartir en redes sociales mensajes de esperanza: "Cuiden la chispa recibida"

Francisco manda un mensaje a los jóvenes para celebrar de forma particular en las diócesis la JMJ este 26 de noviembre: "Acuérdense de los jóvenes que viven las guerras"

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Redacción Religión

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"La JMJ sobrepasó todas las expectativas". Así lo ha expresado el Papa Francisco en su mensaje para la próxima Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará de forma particular en cada diócesis el 26 de noviemnre de 2023. "¡Qué hermoso fue nuestro encuentro en Lisboa! Una verdadera experiencia de transfiguración, unaexplosión de luz y alegría.Al final de la Misa de clausura en el “Campo de Gracia”, les indiqué la próxima etapa denuestra peregrinación intercontinental: Seúl, Corea, en 2027. Pero antes de ello, les di una cita enRoma, para el Jubileo de los jóvenes, en 2025, donde también ustedes serán “peregrinos de laesperanza”, ha dicho el Papa en su mensaje.

"Ustedes, jóvenes, son realmente la esperanza gozosa de una Iglesia y de una humanidad siempre en movimiento. Quisiera tomarlos de la mano y recorrer con ustedes el camino de la esperanza. Quisiera hablar con ustedes de nuestros gozos y esperanzas, pero también de las tristezas y angustias de nuestro corazón y de la humanidad que sufre". En realidad, la “alegría en la esperanza” predicada por el Apóstol brota del misterio pascual de Cristo, de la fuerza de su resurrección. No es fruto del esfuerzo humano, del ingenio o del arte. Es la alegría que nace del encuentro con Cristo.La alegría cristiana viene de Dios mismo, del sabernos amados por Él.Benedicto XVI, reflexionando sobre su experiencia en la Jornada Mundial de la Juventud deMadrid en 2011, se preguntaba: «la alegría, ¿de dónde viene? ¿Cómo se explica? Seguramente haymuchos factores que intervienen a la vez. Pero […] lo decisivo es la certeza que viene de la fe: yosoy amado. Tengo un cometido en la historia. Soy aceptado, soy querido».

¿De dónde viene vuestra alegría?

La juventud es un tiempo lleno de esperanzas y sueños, alimentado por las hermosas realidades que enriquecen nuestras vidas: "el esplendor de la creación, las relaciones con nuestros seres queridos y los amigos, las experiencias artísticas y culturales, los conocimientos científicos y técnicos, las iniciativas que promueven la paz, la justicia y la fraternidad, y así sucesivamente. Sin embargo, vivimos en una época en la que, para muchos, incluidos los jóvenes, la esperanza parece ser la gran ausente". Muchos de los jóvenes, dice el Papa que, lamentablemente, "viven experiencias deguerra, violencia, acoso escolar y otros tipos de dificultades se ven afligidos por la desesperación, elmiedo y la depresión. Se sienten como encerrados en una prisión oscura, incapaces de ver los rayosdel sol. Esto queda dramáticamente demostrado por el alto número de suicidios entre los jóvenes envarios países. En un contexto así, ¿cómo se puede experimentar la alegría y la esperanza de las quehabla san Pablo? Más bien se corre el riesgo de que se apodere de uno la desesperación, elpensamiento de que es inútil hacer el bien, porque no sería apreciado ni reconocido por nadie".

"Manténganse fuertes en la esperanza, porque la victoria está cerca”, expresa el Papa. "Si lo pensamos bien, esta era la esperanza de la Virgen María, que se mantuvo fuerte junto a la cruz de Jesús, segura de que la “victoria” estaba cerca. María es la mujer de la esperanza, la Madre de la esperanza". Es la certeza, arraigada en el amor y la fe, de que Dios no nos deja nunca solos y mantiene su promesa: Es la brisa suave delEspíritu Santo la que alimenta la esperanza; pero también nosotros podemos ayudar a alimentarla devarias maneras.La esperanza se alimenta con la oración. Rezando se custodia y se renueva la esperanza.Rezando mantenemos encendida la chispa de la esperanza.

No debemos huir del mundo, sino amar a nuestro tiempo

Además, Francisco pone un ejemplo, "en las redes sociales parece más fácil compartir malas noticias que noticias esperanzadoras. Por lo tanto, les hago una propuesta concreta: traten de compartir cada día una palabra de esperanza. Conviértanse en sembradores de esperanza en la vida de sus amigos y de todos aquellos que los rodean. Una mirada iluminada por la esperanza también hace que las cosas se vean con una luz diferente. Los invito, pues, a tener esta mirada en vuestra vida diaria. Animado por la esperanza divina, el cristiano está lleno de una alegría distinta, que le sale de dentro. Hay y habrá siempre retos y dificultades, pero si tenemos una esperanza “llena de fe”, los afrontamos sabiendo que no tienen la última palabra, y nosotros mismos nos convertimos en una pequeña antorcha de esperanza para los demás". "Cada uno de ustedes puede serlo también, en la medida en que su fe se haga concreta,apegada a la realidad y a las historias de los hermanos y las hermanas. Pensemos en los discípulosde Jesús, que un día, en un monte elevado, lo vieron resplandecer con luz gloriosa. Si se hubieranquedado ahí arriba, habría sido un momento hermoso para ellos, pero los demás habrían sidoexcluidos. Era necesario que bajaran. No debemos huir del mundo, sino amar a nuestro tiempo, enel que Dios nos ha puesto no sin razón. Sólo podemos ser felices compartiendo con los hermanos yhermanas la gracia recibida, que el Señor nos regala día tras día.Queridos jóvenes, no tengan miedo de compartir con todos la esperanza y la alegría deCristo Resucitado".

"La chispa que se ha encendido en ustedes, cuídenla, pero al mismo tiempo dónenla: se darán cuenta de que crecerá. No podemos guardar la esperanza cristiana sólo para nosotros mismos, como un bonito sentimiento, porque está destinada a todos. Acérquense en particular a aquellos de sus amigos que aparentemente sonríen, pero que por dentro lloran, pobres de esperanza. No se dejen contagiar por la indiferencia y el individualismo. Permanezcan abiertos,como canales por los que la esperanza de Cristo pueda fluir y difundirse en los ambientes dondeviven".