El Papa asegura que "la libertad religiosa es condición esencial para el desarrollo de la humanidad"
Francisco participa en la inauguración del séptimo Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y anima a vivir "la fraternidad, que nos une como hijos del mismo cielo"
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Un momento de oración, en silencio, con los líderes religiosos ha abierto el segundo día de la “peregrinación de paz” del Papa Francisco a Kazajistán.
Además, el Pontíficeha pronucniado un discurso en la inauguración del séptimo Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales. Con palabras “directas y familiares”, como él mismo las el Papa Francisco se ha dirigido a los líderes religiosos, las autoridades, los miembros del Cuerpo Diplomático, de las organizaciones internacionales, los representantes de instituciones académicas y culturales este miércoles 14 de septiembre.
El Pontífice ha profundizado “en nombre de esa fraternidad que nos une a todos, como hijos e hijas del mismo cielo”. Es una frase que trasciende las fronteras de lo verbal y se encarna en los gestos de este “peregrino de paz y unidad".
El Palacio de la Independencia, que junto con el monumento Eli, el Museo Nacional, la Universidad Hazret Sultan, forma parte del conjunto arquitectónico de la plaza central de Nursultán, ha acogido este primer discurso len el segundo día de la visita pastoral del obispo de Roma a la nación centroasiática.
Fraternidad
En su discurso, Francisco reivindicó el papel de los hombres y mujeres de religión, y de la "auténtica fraternidad", pues "sólo crecemos con los demás y gracias a los demás". "Necesitamos la religión para responder a la sed de paz del mundo y a la sed de infinito que habita en el corazón de todo hombre", advirtió.
Diálogo
Ante la mirada de los líderes religiosos de todo el mundo, Francisco pidió "que Kazajistán pueda ser una vez más tierra de encuentro entre quienes están distanciados", que "pueda abrir una nueva ruta de encuentro, basada en las relaciones humanas: el respeto, la honestidad del diálogo, el valor imprescindible de cada uno, la colaboración; un camino para recorrer juntos hacia la paz".
Un desafío global
Nos interpela un último desafío global, ha ducho Francisco. "El cuidado de la casa común". Frente a los cambios climáticos es necesario protegerla, para que no sea sometida a las lógicas de las ganancias, sino preservada para las generaciones futuras, para alabanza del Creador. Por ello, Francisco ha lanzado una pregunta: "¿Cómo podemos permitir que se contamine, se maltrate y se destruya? También en este desafío unamos esfuerzos. No es el último por importancia, sino que se une al primero, al de la pandemia". Virus como la covid-19, que, aun siendo microscópicos, son capaces de erosionar las grandes ambiciones del progreso, a menudo están vinculados a un equilibrio deteriorado, "en gran parte por nuestra causa, con la naturaleza que nos rodea". "Es la mentalidad de la explotación que devasta la casa que habitamos. No sólo eso; lleva a eclipsar esa visión respetuosa y religiosa del mundo querida por el Creador. Por eso es imprescindible favorecer y promover el cuidado de la vida en todas sus formas".