El Papa, en la Audiencia General: "Madres y abuelas son las primeras mensajeras del Evangelio"
Francisco ha reflexionado este miércoles sobre la figura de san Juan Diego, "mensajero de la Virgen de Guadalupe": "Para evangelizar se exigen perseverancia y paciencia"
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El Papa Francisco ha presidido como cada miércoles la Audiencia General en el Aula Pablo VI y ha continuado sus catequesis sobre los “testigos ejemplares de celo apostólico”. Este miércoles el Santo Padre ha dedicado su catequesis a San Juan Diego, “mensajero de la Virgen de Guadalupe”.
Francisco ha vuelto su mirada a las Américas, donde la evangelización tiene “una fuente siempre viva: Guadalupe”. “El Evangelio ya había llegado allí antes de aquellas apariciones, pero desgraciadamente también había sido acompañado por intereses mundanos […] faltando el respeto a las poblaciones indígenas”, ha lamentado el Papa. Francisco, reflexionando sobre la Virgen de Guadalupe, ha agradecido “a tantas madres y abuelas que transmiten la fe a sus hijos y nietos: la fe se transmita con la vida, por eso las madres y las abuelas son las primeras mensajeras del Evangelio”.
El Papa se ha detenido en el testimonio de San Juan Diego: “Era una persona humilde, un indio del pueblo: sobre él se posó la mirada de Dios, que ama hacer maravillas a través de los pequeños. Juan Diego había llegado a la fe ya adulto y casado. Mientras camina, ve en una colina a la Madre de Dios, que tiernamente le llama "mi hijito amado Juanito" […] entonces le envía al obispo para pedirle que construya un templo en el lugar donde se había aparecido”.
Tras hablar varias veces con el obispo, no consigue convencerlo para construir el templo: “He aquí la fatiga, la prueba del anuncio: a pesar del celo, llega lo inesperado, a veces de la propia Iglesia. Para anunciar, en efecto, no basta con dar testimonio del bien, hay que saber soportar el mal”. Francisco ha advertido que hoy también, en muchos lugares, para evangelizar se exigen “perseverancia y paciencia, no temer los conflictos, no desfallecer”.
“La Virgen, al mismo tiempo que nos consuela, nos hace ir adelante y así nos hace crecer, como una buena madre que, siguiendo los pasos de su hijo, lo lanza a los desafíos del mundo”, ha subrayado Francisco. Juan Diego, tras haber convencido al obispo gracias a un milagro, “dedica su vida al santuario” que hoy conocemos y podemos visitar: “Allí acoge a los peregrinos y los evangeliza”.
“Esto es lo que ocurre en los santuarios marianos, meta de peregrinaciones y lugares de anuncio, donde todos se sienten en casa y experimentan una cierta morriña, una nostalgia del Cielo. Allí, la fe es acogida de forma sencilla y genuina, popular, y la Virgen, como le dijo a Juan Diego, escucha nuestros gritos y cura nuestras penas”, ha afirmado Francisco durante la Audiencia General.
Por último, el Papa ha subrayado que “tenemos necesidad de acudir a estos oasis de consuelo y misericordia, donde la fe se expresa en un lenguaje materno; donde la fe se expresa en un lenguaje materno; donde depositamos las fatigas de la vida en los brazos de la Virgen y volvemos a la vida con la paz en el corazón”.