El Papa, en la Audiencia General: "La oración nos permite dirigirnos al Señor con sencillez y familiaridad"
En la catequesis de este miércoles, Francisco subrayó que la familiaridad con Dios, volviéndose hacia él como amigo, vence el temor de que su voluntad no sea para nuestro bien"
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Tras recordar en la Audiencia General del pasado miércoles su viaje a Kazajistán, el Papa Francisco ha continuado hoy su nuevo ciclo de catequesis sobre el tema del discernimiento en la Audiencia General. En una Plaza San Pedro donde se encontraban muchísimos fieles de todo el mundo, el Santo Padre se ha detenido “en el primero de sus elementos constitutivos, que es la oración”.
Al principio de su catequesis, Francisco subrayó que "la oración es una ayuda indispensable para el discernimiento espiritual, sobre todo cuando involucra a los afectos, consintiendo dirigirnos a Dios con sencillez y familiaridad, como se habla a un amigo. Es saber ir más allá de los pensamientos, entrar en intimidad con el Señor, con una espontaneidad afectuosa”.
“Esta familiaridad vence el miedo o la duda que su voluntad no sea por nuestro bien, una tentación que a veces atraviesa nuestros pensamientos y vuelve el corazón inquieto e inseguro”, ha afirmado el Papa.
Sobre el discernimiento, el Obispo de Roma ha subrayado que “no pretende una certeza absoluta, porque se refiere a la vida, y la vida no siempre es lógica, presenta muchos aspectos que no se dejan encerrar en una sola categoría de pensamiento. Queremos saber con precisión qué habría que hacer, pero, incluso cuando sucede, no siempre actuamos en consecuencia”.
“No somos solo razón, no somos solo máquinas, no basta con recibir instrucciones para cumplirlas: al igual que las ayudas, los obstáculos para decidirse por el Señor son sobre todo afectivos”, ha dicho el Papa este miércoles.
Francisco ha destacado durante la Audiencia General que “el signo del encuentro con el Señor es la alegría. La tristeza, o el miedo, son sin embargo signos de lejanía de Él […] Quien se aleja del Señor nunca está contento, incluso teniendo a su disposición una gran abundancia de bienes y posibilidades”.
“Discernir no es fácil, porque las apariencias engañan, pero la familiaridad con Dios puede disolver suavemente dudas y temores, haciendo nuestra vida cada vez más receptiva a su “amable luz”, según la bonita expresión del Santo John Henry Newman”, ha subrayado el Papa este miércoles.
Al final de su catequesis, el Papa ha pedido vivir “una relación de amistad con el Señor, como un amigo habla al amigo. Es una gracia que debemos pedir los unos por los otros: ver a Jesús como nuestro Amigo más grande y fiel, que no chantajea, sobre todo que no nos abandona nunca, tampoco cuando nos alejamos de Él”.