El Papa Francisco reza con los migrantes en Chipre: "No nos deben asustar las diferencias entre nosotros"
El Santo Padre vivió en la tarde de este viernes, 3 de diciembre, el último acto oficial del día en Chipre celebrando una Oración Ecuménica con los migrantes
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El Papa Francisco vivió en la tarde de este viernes, 3 de diciembre, el último acto oficial del día en Chipre celebrando una Oración Ecuménica con los migrantes.
Tras escuchar a los testimonios de los migrantes provenientes de África, de Oriente Medio y de Asia, el Papa ha querido agradecer con un “enorme gracias de corazón” a todos los migrantes que han dado sus testimonios. Francisco confesó haber recibido los testimonios con anticipación pero, aún así, “también hoy me han conmovido”.
El Papa recordó las palabras del apóstol Pablo: “Ustedes ya no son extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familia de Dios”. “Fueron palabras escritas a los cristianos de Éfeso – no lejos de aquí - ; muy distantes en el tiempo, pero tan cercanas, que son más actuales que nunca, como si hubieran sido escritas hoy para nosotros” dijo el Santo Padre.
El Santo Padre se ha referido directamente a los jóvenes migrantes que dieron su testimonio durante este encuentro: “También Dios sueña, como tú, Mariamie, que vienes de la República Democrática del Congo y te has definido “llena de sueños”. Como tú, Dios sueña un mundo de paz, en el que sus hijos viven como hermanos y hermanas. Su presencia, hermanos y hermanas migrantes, es muy significativa en esta celebración. Sus testimonios son como un “espejo” para nosotros, comunidades cristianas”.
A otra chica migrante, Thamara, el Papa recordó que con su historia nos enseña que “no somos números ni individuos que haya que catalogar: somos “hermanos”, “amigos”, “creyentes” y “prójimos” los unos de los otros”. Un chico que compartió con el Santo Padre su historia venía de Camerún y el Papa le dijo que su historia nos recuerda “que el odio también ha contaminado nuestras relaciones entre cristianos. Y esto, como tú has dicho, deja una marca, una marca profunda que dura mucho tiempo: es un veneno del que resulta difícil desintoxicarse, es una mentalidad distorsionada que, en vez de hacer que nos reconozcamos hermanos, lleva a que nos veamos como adversarios, como rivales”. Y refiriéndose a Rozh, un joven que viene de Irak, “nos recuerdas que también nosotros somos una comunidad en camino, que estamos en marcha del conflicto a la comunión”.
“En este camino – dijo el Papa – no nos deben asustar las diferencias entre nosotros, sino más bien, nuestras cerrazones y nuestros prejuicios, que impiden que nos encontremos realmente y que caminemos juntos”. Francisco afirmó que el Señor Jesús “viene a nuestro encuentro en el rostro del hermano marginado y descartado, en el rostro del migrante despreciado, rechazado y oprimido”.
Asimismo, Francisco afirmó que Dios “nos llama a no resignarnos a vivir en un mundo dividido, en comunidades cristianas divididas, sino a caminar en la historia atraídos por el sueño de Dios, que es una humanidad sin muros de separación, liberada de la enemistad, sin más forasteros sino sólo conciudadanos”. El Papa acabó su discurso afirmando que el camino paciente “nos hace entrar en la tierra que Dios ha preparado para nosotros, la tierra donde, si te pregunta: “¿Quién eres?, puedes responder a cara descubierta: “Soy tu hermano”.