El primer mensaje del Papa en Bratislava: "En el continente aún no estamos unidos plenamente entre nosotros"

El primer encuentro en Eslovaquia ha tenido lugar en la Nunciatura Apostólica en una reunión con el Consejo Ecuménico de las Iglesias

Redacción Religión

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El Papa Francisco pasará los próximos tres días en Eslovaquia y, tras ser recibido por la Presidenta de la República, Zuzana Caputová en el aeropuerto, el Santo Padre ha tenido un encuentro con el Consejo Ecuménico de las Iglesias de la República Eslovaca.

El Papa Francisco ha comenzado su discurso agradeciendo el “signo de fe” y la “semilla de unidad y levadura de fraternidad” que supone que el primer acto en Eslovaquia sea, precisamente, ecuménico. “Seguimos caminando juntos para pasar del conflicto a la comunión” ha dicho el Santo Padre.

"El camino de sus comunidades ha vuelto a comenzar después de los años de la persecución ateísta, cuando no había libertad religiosa, o esta era duramente probada", dijo el Santo Padre Papa, subrayando "un tramo de camino en el que experimenta lo hermoso, aunque al mismo tiempo difícil, que es vivir la fe como personas libres".

"Ayudémonos a no caer en la trampa de contentarnos con pan y poco más"

"Existe en efecto la tentación de volver a ser esclavos, no ciertamente de un régimen, sino de una esclavitud todavía peor, la interior", advirtió, citando la Leyenda del Gran Inquisidor de Dostoyevski, cuando "Jesús vuelve a la tierra y es encarcelado". "El inquisidor le dirige palabras hirientes, lo acusa precisamente de haber dado demasiada importancia a la libertad de los hombres", dijo el Papa, quien subrayó en que "llega a reprochar a Jesús el no haber querido convertirse en César, para doblegar la conciencia de los hombres y establecer la paz con la fuerza".

Queridos hermanos, que no nos pase esto; ayudémonos a no caer en la trampa de contentarnos con pan y poco más", afirmó Bergoglio, alertando contra el peligro de "estabilizarnos y nos acostumbramos, aspirando a mantener una vida tranquila" y obtener "espacios y privilegios".

"Aquí, desde el corazón de Europa, nos preguntamos: nosotros cristianos, ¿hemos perdido un poco el ardor del anuncio y la profecía del testimonio? ¿Es la verdad del Evangelio lo que nos hace libres o nos sentimos libres cuando conseguimos zonas de confort que nos permitan organizarnos y seguir adelante tranquilos sin mayores consecuencias?" se ha preguntado el Santo Padre, quien además ha pedido que "no nos interesemos solamente de lo que puede beneficiar a nuestras comunidades particulares. La libertad del hermano y de la hermana es también nuestra libertad, porque nuestra libertad no es plena sin él y sin ella".

"Cultivar la comunión fraterna entre nosotros"

El Santo Padre ha recordado a los patrones de Eslovaquia, Cirilo y Metodio, "testigos de una cristiandad todavía unida e inflamada del ardor del anuncio", Bergoglio ha pedido "cultivar la comunión fraterna entre nosotros en el nombre de Jesús". "¿Cómo podemos desear una Europa que vuelva a encontrar las propias raíces cristianas si somos nosotros los primeros desarraigados de la plena comunión? ¿Cómo podemos soñar una Europa libre de ideologías, si no somos libres para anteponer la valentía de Jesús a las necesidades de los distintos grupos de creyentes?".

"Es difícil exigir una Europa más fecundada por el Evangelio sin advertir el hecho de que en el continente aún no estamos unidos plenamente entre nosotros, y sin preocuparnos unos de otros", subrayó, denunciando "cálculos de conveniencia, razones históricas y vínculos políticos" que no deberían "ser obstáculos inamovibles en nuestro camino".

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"Una unidad, signo y testimonio de la libertad de Cristo"

El Papa ha invitado a los líderes religiosos del país a “prodigarnos por una reconciliación de las diversidades en el Espíritu Santo; por una unidad que, sin ser uniformidad, sea signo y testimonio de la libertad de Cristo, el Señor que desata los nudos del pasado y cura del miedo y las inseguridades".

Junto a Cirilo y Metodio, el Papa ha compartido con los presentes dos sugerencias "para difundir el Evangelio de la libertad y de la unidad hoy". El primero se refiere a la contemplación, "que va más allá de las conceptualizaciones filosóficas e incluso teológicas, a partir de una fe experiencial, que sabe acoger el misterio".

El segundo consejo se refiere a la acción: "La unidad no se obtiene tanto con los buenos propósitos y con la adhesión a algún valor común, sino haciendo algo juntos por los que nos acercan más al Señor", ha dicho el Santo Padre. "¿Y quiénes son? Son los pobres, porque en ellos Jesús está presente".

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Seguir adelante en el camino ecuménico

Por ello, Francisco ha advertido que "compartir la caridad abre horizontes más amplios y ayuda a caminar más ligeros, superando prejuicios y malentendidos".

"Que el don de Dios esté presente en las mesas de cada uno para que, mientras no compartamos la misma mesa eucarística, podamos al menos acoger juntos a Jesús sirviéndolo en los pobres. Será un signo más evocador que muchas palabras, que ayudará a la sociedad civil a comprender, especialmente en este período de sufrimiento, que sólo estando de parte de los más débiles todos saldremos en verdad de la pandemia", ha concluido su discurso el Santo Padre.

Francisco agradeció la presencia de los asistentes y les animó a “seguir adelante en el camino ecuménico, tesoro valioso e irrenunciable”.