Francisco: "Hay que huir de lo mundano para entrar en el Cielo"

Esta mañana, el Papa Francisco ha celebrado una Misa Requiem por los cardenales fallecidos este año.                           

Misa del Papa en San Pedro

Redacción Religión

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La Misa que se celebró en la Basílica de San Pedro, estuvo concelebrada por los cardenales y miembros de la curia vaticana. Durante la Homilía el Pontífice reflexionó sobre el Pasaje de San Mateo en el que Cristo invita a estar preparados desde la Parábola de las diez doncellas, cinco de las cuales eran prudentes y las otras cinco necias. “Mientras rezamos por los Cardenales y los Obispos difuntos durante el año pasado, pidamos la intercesión de quien ha vivido sin querer aparentar, de quien ha servido de corazón, de quien se ha preparado día a día al encuentro con el Señor”, dijo el Papa.

el Santo Padre dijo que, para todos, la vida es una llamada continua a salir: del seno materno, de la casa donde nacimos, de la infancia a la juventud y de la juventud a la edad adulta, hasta que salgamos de este mundo. “También para los ministros del Evangelio – precisó el Pontífice – la vida es una salida continua: de la casa de nuestra familia hacia donde la Iglesia nos envía, de un servicio a otro; estamos siempre de paso, hasta el paso final”.

Lee aquí la Homilía del Papa en la Misa por los cardenales fallecidos.

Finalmente, el Papa Francisco señaló que el Evangelio de hoy nos presenta una tercera característica del aceite que surge de modo relevante: la preparación. El aceite se prepara con tiempo y se lleva consigo (cf. vv. 4.7). “El amor es ciertamente espontáneo, pero no se improvisa. Precisamente en la falta de preparación está la imprudencia de las vírgenes que quedan fuera de las nupcias. Ahora es el tiempo de la preparación: en el momento presente, día tras día, el amor necesita ser alimentado. Pidamos la gracia para que se renueve cada día el primer amor con el Señor (cf. Ap 2,4), para no dejar que se apague. La gran tentación – advirtió el Santo Padre – es conformarse con una vida sin amor, que es como un vaso vacío, como una lámpara apagada. Si no se invierte en amor, la vida se apaga”.

Pidiendo por los Cardenales y Obispos fallecidos durante el año, el Papa Francisco invitó a que, “no nos conformemos con una mirada furtiva a nuestro presente; deseemos más bien una mirada que vaya más allá, a las nupcias que nos esperan. Una vida atravesada por el deseo de Dios y entrenada en el amor estará preparada para entrar por siempre en la morada del Esposo”.

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