Las claves del viaje del Papa Francisco a Mongolia: un país en los confines de China y Rusia

Una vez más, el Santo Padre impulsará a una pequeña pero vigorosa comunidad católica, fruto de décadas de trabajo misionero en un país de mayoría budista

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Eva Fernández Huéscar

Roma - Publicado el - Actualizado

12 min lectura

Durante su 43º Viaje Apostólico, el Papa Francisco cumplirá el deseo de San Juan Pablo II, quien tenía previsto visitar el país en el 2003 con motivo del décimo aniversario de la llegada de los primeros misioneros a Mongolia, pero el empeoramiento de su estado de salud se lo impidió. Durante su pontificado la brújula del Papa Francisco ha puesto rumbo a seis países que hasta el momento no habían recibido la visita de ningún pontífice: Birmania en 2017, Emiratos Árabes Unidos y Macedonia del Norte en 2019, Irak en 2021, Baréin en 2022 y Sudán del Sur en 2023.

1. ¿Por qué viaja Francisco a Mongolia?

En reiteradas ocasiones Francisco ha manifestado cuál es su prioridad a la hora de realizar los viajes internacionales, y Mongolia cumple todos los requisitos en cuanto a país de las periferias. Una vez más, el Papa desea fortalecer e impulsar a la pequeña pero vigorosa comunidad católica, fruto de décadas de trabajo misionero en un país de mayoría budista, donde el diálogo interreligioso ha demostrado ser clave para fomentar la libertad religiosa y permitir la expansión del catolicismo.

Por este motivo el domingo 3 de septiembre, la agenda del Papa estará marcada por un encuentro Ecuménico e Interreligioso, actividad en la que está muy implicada la Iglesia desde que llegó a Mongolia.

En este importante encuentro participarán representantes del chamanismo, el sintoísmo, el budismo, el islam, el judaísmo, el hinduismo y otras confesiones junto a observadores gubernamentales y miembros del mundo universitario

El eslogan elegido para simbolizar el espíritu de este viaje apostólico es “Esperando juntos”, dos palabras que subrayan una virtud específicamente cristiana (la esperanza), a la que se ha unido el adverbio ‘juntos’ para destacar la importancia de la cooperación mutua entre la Santa Sede y Mongolia.

Solo hay unos 1.500 católicos bautizados entre los 3,2 millones de habitantes de Mongolia, uno de los países con menor densidad de población del mundo, con apenas 2 habitantes por kilómetro cuadrado, y una geografía llena de grandes contrastes climáticos. Y ellos son el motivo principal por el que el Papa recorrerá casi 17.000 kilómetros. Para que se sientan queridos por toda la iglesia universal de la que forman parte imprescindible.

View of the new area of Ulan Bator, Mongolia, Central Asia, Asia

Foto Olivier Goujon / Alamy

2. Mongolia: Importante enclave geopolítico en un contexto de guerra

Mongolia está situado entre Rusia y China y además mantiene intensas relaciones con los dos países, por lo que a nadie se le oculta que este viaje supone también un importante reto diplomático para intentar desarrollar nuevas vías que conduzcan a la paz. De ahí que la agenda del Papa el sábado 2 de septiembre dedique gran parte del tiempo a reuniones privadas tanto con el Presidente del país, como con el Primer Ministro y el Presidente del Parlamento.

Mongolia es uno de los pocos países del mundo que mantiene estrechas relaciones tanto con la República Popular China como con Taiwan y se ha esforzado por mantener su independencia política y económica tanto de Rusia - de la que depende energéticamente hablando - como de China, país al que exporta más del 90% de sus exportaciones mineras, principalmente carbón y cobre, y del que necesita su red ferroviaria para que sus mercancías lleguen a otros países.

Basta detenerse un instante en los viajes internacionales del Papa para descubrir la importancia que ha dado a destinos que rodean a estas dos grandes potencias, a las que todavía no ha podido visitar, aunque ha manifestado reiteradamente su deseo de hacerlo: en septiembre de 2022 viajó a Kazajistán y ha visitado numerosos países cercanos a China: Corea del Sur, Japón, Filipinas, Birmania, Tailandia.

Este viaje, por lo tanto, será seguido con lupa tanto por Rusia como por China, país que posiblemente sobrevolará y a cuyo presidente Xi Jinping, tal como acostumbra, enviará un telegrama.

3. Datos esenciales sobre uno de los países con menos densidad de población del mundo

Mongolia, una tierra llena de desiertos, estepas y montañas, ocupa una superficie que equivale a tres veces España. A pesar de todo, no tiene acceso al mar y limita con Rusia al norte y con China al sur. Su población es de apenas 3 millones doscientas mil personas, siendo uno de los países menos densamente poblados del mundo.

Inserta sus raíces en el Imperio Mongol, que dominó buena parte del territorio asiático en el Siglo XIII. Casi el 50% de la población de Mongolia mantiene el estilo de vida nómada y vive en una tienda desmontable circular, fácilmente desmontable denominada Yurta. Se trata de un gran armazón de madera cubierto por lonas de gran grosor para resguardarse del frío, que tan sólo se tarda en montar y desmontar unas dos horas. En el medio de la yurta se instala una estufa para cocinar y calentarse.

Por extensión Mongolia es el 19º país más grande de todo el mundo. Al sur se encuentra el desierto de Gobi, que en mongol se traduce como “estepa abandonada”. Es el más grande de Asia y el quinto de todo el mundo.

Ulán Bator, su capital, es la capital de país más fría del mundo. Se traduce como “Héroe Rojo” en honor al héroe nacional Sukhe Bator. En estos momentos el 50% de la población de Mongolia vive en la capital: 1,4 millones de habitantes, pero cuando se declaró su independencia, sólo el 27% de los mongoles vivían en Ulán Bator. Aproximadamente 40,000 personas optan por trasladarse cada año a la capital.

Según el censo nacional de 2020, el 52% de la nación es budista, el 41% se considera “no religioso” y el 3,2% es musulmán. Toda la obra misionera que se ha desarrollado en Mongolia en las últimas décadas ha tenido siempre como dimensión esencial la apertura al encuentro con creyentes de otras religiones. Un diálogo interreligioso en el que se ha ido profundizando con el tiempo y que se ha traducido también en encuentros periódicos con representantes de otras religiones durante los que se exploran temas de interés común y se promueven iniciativas compartidas, especialmente en el ámbito caritativo.

En Mongolia, la brecha socioeconómica entre ricos y pobres ha aumentado considerablemente en los últimos años. Existen grandes desequilibrios en el acceso a la educación, la sanidad y otros servicios básicos. Aunque el sistema sanitario proporciona servicios gratuitos a los ciudadanos, existe gran escasez de personal y los recursos son limitados. Miles de personas sin hogar se concentran en los distritos centrales de Ulán Bator. En 2021 la tasa de pobreza en la capital era del 27,4% y la de desempleo del 9,6%.

4. Las cifras de la Iglesia Católica en Mongolia

En Mongolia solo el 2 % de la población es cristiana, en su mayoría católica, ya que la libertad religiosa se instauró en 1991 tras la caída del régimen comunista. El budismo tibetano es la religión mayoritaria del país, por lo que el Dalai Lama es su principal líder espiritual. Mongolia y Bután son las dos únicas naciones independientes donde este budismo es predominante.

La Prefectura apostólica de Ulán Bator, cuyo máximo responsable es el Cardenal Giorgio Marengo cuenta con cerca de 1.500 fieles bautizados distribuidos en 9 comunidades. Ocho de estas comunidades son parroquias y otra es una capilla todavía no reconocida como parroquia. Cinco de ellas están situadas en la capital y las demás en zonas más alejadas. Además, la joven Iglesia en Mongolia cuenta con un cardenal, el italiano Giorgio Marengo, misionero de la Consolata que llegó en 2001 al país en unas fechas en las que la presencia católica era ínfima.

Cuando en 1991 el régimen soviético dio paso a una época de libertad, en las estadísticas oficiales no figuraba ni un solo católico en el país. En 1992, la Santa Sede encomendó a los Padres de la Congregación del Inmaculado Corazón de María que pusieran las bases del desarrollo de la Iglesia católica. En estos momentos la Iglesia Católica, al igual que cualquier otra organización religiosa debe renovar su registro todos los años. Mongolia es un país democrático, que reconoce la libertad de religión y culto, pero la predicación y la enseñanza de doctrinas religiosas está restringida a los lugares que se hayan registrado oficialmente para ello.

El 11 de junio de 2017, fiesta de la Santísima Trinidad. se creó una nueva parroquia en la ciudad de Erdenet, a 240 km de Ulán Bator gracias al apostolado de un sacerdote, el Padre Prosper Mbumba, de la Congregación del Inmaculado Corazón de María, que cuatro años antes celebraba misa para una comunidad de tan sólo tres fieles. Poco a poco la comunidad empezó a crecer y en el 2016, durante el Año Santo de la Misericordia, el gobierno local otorgó la condición jurídica a esta comunidad católica. Por este motivo la nueva parroquia se llamó “de la Divina Misericordia”.

La pequeña comunidad católica de Mongolia mantiene desde hace años estrechos lazos con la Iglesia en Corea del Sur. Los dos primeros sacerdotes nativos mongoles se han formado en la diócesis de Daejeon y los seminaristas coreanos de quinto año pasan el verano en Mongolia para ayudar en la evangelización. Precisamente de Corea del Sur proceden 23 de los 77 misioneros presentes en Ulán Bator, Arvaikheer, Erdenet y Darkhan, que pertenecen a distintas congregaciones, desde la Congregatio Jesu a los salesianos, pasando por las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa.

El director de la Oficina de Prensa ha adelantado que en los últimos meses se está estudiando un acuerdo entre la Santa Sede y Mongolia sobre la labor de los cristianos. En la misa que el Papa celebrará la tarde del 3 de septiembre en el Steppe Arena, junto a los 1500 fieles bautizados de Mongolia se unirán otros mil fieles procedentes de diversos países vecinos. Entre ellos: Rusia, China, Tailandia, Kazajstán, Kirguizistán, Azerbaiyán, Vietnam.

Los últimos descubrimientos arqueológicos confirman que ya en el siglo VIII se practicaba el cristianismo. La cruz pectoral del Cardenal Marengo reproduce el modelo de algunas cruces que se han encontrado en Mongolia, lo que implica que la iglesia católica en Mongolia tiene antiguas raíces. El papa Inocencio IV envió a los primeros misioneros dominicos y franciscanos a Mongolia en el siglo XIII. Los jefes del imperio mongol eran tradicionalmente tolerantes con las diversas religiones.

El budismo se convirtió en la religión mayoritaria desde el periodo de la dinastía Qing de los manchúes y continúa siendo hoy la religión predominante. El Islam también ha tenido una presencia importante en la parte occidental del país debido a la influencia de los turcos y de los kazajos. Sin embargo, a pesar de las nuevas influencias religiosas el chamanismo todavía pervive en el país.

Tras la caída del gobierno comunista en 1991, las prácticas religiosas volvieron a cobrar vida en el país. Las religiones dejaron de ser practicadas en secreto y el budismo tibetano, la religión predominante antes del régimen comunista surgió de nuevo como la más popular de Mongolia.

5. La visita a la “Casa de la Misericordia” de Ulán Bator, uno de los encuentros centrales del viaje del Papa Francisco

El 70% de las actividades de la Iglesia se dedican a proyectos de promoción humana integral: desde la educación a la asistencia sanitaria, pasando por la atención a las personas más frágiles. Pero su actividad prioritaria es la transmisión de la fe, que se realiza a través del pre-catecumenado, el catecumenado, la vida litúrgica y la catequesis permanente.

El lunes 4 de septiembre, poco antes de regresar a Roma, el Papa inaugurará la "Casa de la Misericordia" y se reunirá allí con todos los que colaboran en las actividades asistenciales promovidas por la iglesia católica. Construido con la aportación de muchos donantes, especialmente las Obras Misionales Pontificias australianas, la Casa de la Misericordia es un centro social destinado entre otras muchas actividades a la atención de mujeres y menores víctimas de violencia doméstica. En sus instalaciones también encuentran ayuda y un hogar muchas personas de la calle y se brindan primeros auxilios a personas sin recursos. En Mongolia la mayor parte de las personas sin hogar no están registradas en el sistema nacional de salud y, por tanto, no tienen acceso a tratamiento en los centros sanitarios públicos.

Además, la Casa de Misericordia también funcionará como albergue temporal para los inmigrantes que lleguen a la ciudad sin ningún tipo de apoyo. El barrio en el que se encuentra este nuevo centro es un punto de llegada de inmigrantes de la Mongolia rural, atraídos por las ventajas de vivir en la ciudad, aunque lo habitual es que caigan en la miseria.

En todo momento la Casa de la Misericordia trabajará en coordinación con la policía local, los trabajadores sociales y los centros sanitarios del distrito de Ulan Bartor en el que está insertado. El centro está atendido por voluntarios.

6. Hitos fundamentales en la historia de Mongolia

Pensar en Mongolia te traslada casi inevitablemente a figuras como Gengis Khan o Marco Polo, ya que el país hunde sus raíces en el Imperio Mongol que dominó gran parte del continente asiático durante el siglo XIII.

Antes de la llegada de Gengis Khan los mongoles eran un conjunto de tribus que luchaban entre ellas para mantener el control. El Imperio Mongol llegaría a ser uno de los más grandes de la historia y su influencia perduraría durante muchos siglos en la mayoría de países asiáticos.

Durante el siglo XVII los mongoles perdieron el poder al ser conquistados por los manchúes, quienes dominaron China en el 1644 y fundaron la dinastía Qing, ocupando el trono imperial chino hasta el año 1911. Tras un breve periodo de independencia, las tropas chinas ocuparon la capital en 1919. En 1924 se proclamaría la moderna República Popular de Mongolia. Desde entonces pasó a ser un estado satélite de la URSS hasta el año 1991, cuando la Unión Soviética se disolvió. En 1992 Mongolia aprobó una constitución liberal.

Bajo la influencia soviética, desde el final de la Segunda Guerra Mundial y hasta la década de los noventa, Mongolia tuvo un modelo de gobierno de partido único en el que el Partido Comunista actúo como la única entidad política legítima. A partir de 1990 surgieron nuevos partidos y el país entró en un proceso de modernización política y cultural aceptando la democracia, la libertad de culto y de pensamiento.

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