Las palabras del jefe indígena al Papa: "Es un honor caminar juntos por la senda de la reconciliación"

Wilton Littlechild, superviviente de los internados y promotor de un camino de reconciliación, verdad y justicia, compartió el saludo de bienvenida con Francisco

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Redacción Religión

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El Papa Francisco ha querido empezar su 37º viaje apostólico encontrándose con los pueblos indígenas de las Primeras Naciones, Métis e Inuit. Antes de dar su primer discurso, donde pidió perdón humildemente por el mal “que tantos cristianos cometieron contra los pueblos indígenas”, Francisco escuchó las palabras de Wilton Littlechild, uno de los jefes de los pueblos, “Águila de Oro”, en lengua cree.

El jefe, de 78 años en abril, se había encontrado con el Papa en Roma a principios de abril con la promesa de volver a reunirse para seguir hablando de la justicia y del perdón. Y así fue, la promesa se hizo realidad.

Ha sido él que ha recibido el Santo Padre en el Bear Park Pow-Wow Ground, tras rezar en silencio en el cementerio y el memorial del fallido retorno de tantos niños indígenas a sus familias. También Littlechild estaba entre ellos, como, antes que él, sus padres, que sobrevivieron a tanto horror. Sin nombre, sólo con un uniforme, sería ya conocido como el número 65. Una infancia marcada que lo transformó en un hombre comprometido y que participó en la Comisión de la Verdad y la Reconcilación, hasta su presencia en el Consejo del fondo creado por los obispos canadienses para proyectos de reconciliación.

“Es un gran honor recibirle entre nosotros. Has recorrido un largo camino para estar con nosotros en nuestra tierra y caminar con nosotros por la senda de la reconciliación”, han sido las primeras palabras de Littlechild, destacando el “gran esfuerzo personal” de Francisco para llegar hasta tierras canadienses. “Me llamo Usow-Kiew” – dijo Littlechild – y fui alumno de la escuela residencial Ermineskin”.

Littlechild subrayó que como miembro de la Comisión de la Verdad y la Reconcilación escuchó unos 7 mil testimonios de antiguos alumnos supervivientes y recordó el encuentro en el Vaticano en primavera: “Sentimos el dolor en sus reacciones”.

“Durante el tiempo que pasamos con usted, nos quedó claro que escuchó profundamente y con gran compasión los testimonios que contaban cómo se reprimía nuestra lengua, se nos arrebataba nuestra cultura y se denigraba nuestra espiritualidad. Sintió la devastación que siguió a la forma en que nuestras familias fueron destruidas. Las palabras que nos dirigió como respuesta salieron claramente de lo más profundo de su corazón y fueron para quienes las escucharon una fuente de profundo consuelo y gran estímulo”, dijo Littlechild.

"Su Santidad, Kitatamihi, bienvenido a nuestra tierra", dijo el Littlechild al finalizar su discurso.

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