El Papa, al Corazón Inmaculado de María: “Desata los enredos de nuestro corazón y los nudos de nuestro tiempo"

Durante el acto de Consagración de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María, Francisco advierte que estamos ignorando a Dios en favor de "suprimir vidas y acumular armas"

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José Melero Campos

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Como ya sucedió hace justo dos años, todas las miradas estaban puestas en la tarde de este viernes en el Vaticano para asistir a un nuevo hecho histórico. Aquel 27 de marzo de 2020 fue con motivo de la Bendición 'Urbi et Orbi' con la que el Papa Francisco se dirigió a todo el planeta ante una plaza de San Pedro lluviosa y vacía para pedir por el final de la pandemia.

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En esta ocasión ha sido para otro fin: nada menos que pedir por la paz y el final de las guerras. Lo ha hecho durante el acto de Consagración de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María en una basílica de San Pedro que estaba abarrotada y presidida por la imagen de la Virgen de Fátima, procedente del santuario San Vittorino de Roma.

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En el acto, que ha podido seguirse en directo a través de TRECE, el Papa ha mencionado al “pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que te veneran con amor, recurren a ti, mientras tu Corazón palpita por ellos y por todos los pueblos diezmados a causa de la guerra, el hambre, las injusticias y la miseria”.

Una petición al que se han unido los católicos de todo los rincones del planeta, y en la que el obispo de Roma se ha dirigido a la “Madre de Dios” para pedir por el cese de la guerra y proveer al mundo de paz:

A ti, pues, te consagramos el futuro de toda la familia humana, las necesidades y las aspiraciones de los pueblos, las angustias y las esperanzas del mundo”.

“Estamos traicionando los sueños de paz de los pueblos”

El Santo Padre ha lamentado en su mensaje de Consagración al Corazón Inmaculado de María que la sociedad haya “perdido la senda de la paz”, olvidando las múltiples tragedias mundiales que se produjeron en el siglo XX, precisamente como consecuencias de los conflictos bélicos.

“Hemos desatendido los compromisos asumidos como Comunidad de Naciones y estamos traicionando los sueños de paz de los pueblos y las esperanzas de los jóvenes. Nos hemos enfermado de avidez, nos hemos encerrado en intereses nacionalistas, nos hemos dejado endurecer por la indiferencia y paralizar por el egoísmo”, ha agregado el Sucesor de Pedro, quien ha advertido que con esta actitud estamos ignorando a Dios en favor de “alimentar la agresividad, suprimir vidas y acumular armas, olvidándonos de que somos custodios de nuestro prójimo y de nuestra casa común”.

“Continúa mirándonos con amor, deseoso de perdonarnos”

Una realidad, señalaba Francisco, que debe avergonzarnos, por lo que ha pedido al Señor el perdón que, como ha recordado, nunca nos abandona: “Continúa mirándonos con amor, deseoso de perdonarnos y levantarnos de nuevo. Es Él quien te ha entregado a nosotros y ha puesto en tu Corazón inmaculado un refugio para la Iglesia y para la humanidad. Por su bondad divina estás con nosotros, e incluso en las vicisitudes más adversas de la historia nos conduces con ternura”, ha expresado el Pontífice argentino.

Así las cosas, el Papa ha recurrido a María para que pueda “socorrernos y consolarnos” y “desatar los enredos de nuestro corazón y los nudos de nuestro tiempo”.

“Que tu llanto, oh Madre, conmueva nuestros corazones endurecidos. Que las lágrimas que has derramado por nosotros hagan florecer este valle que nuestro odio ha secado. Y mientras el ruido de las armas no enmudece, que tu oración nos disponga a la paz. Que tus manos maternas acaricien a los que sufren y huyen bajo el peso de las bombas.

Que tu Corazón afligido nos mueva a la compasión, nos impulse a abrir puertas y a hacernos cargo de la humanidad herida y descartada”, ha manifestado el Santo Padre.

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