El Papa Francisco, en el Ángelus: "Anunciar el Evangelio no es tiempo perdido: es ser más felices"
El Santo Padre ha reflexionado sobre el Evangelio de este domingo que relata la vocación de los primeros discípulos: "El Señor nos quiere activos, responsables y protagonistas"
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Como cada domingo, el Papa Francisco ha rezado el Ángelus desde el Palacio Apostólico con los fieles presentes y ha reflexionado sobre el Evangelio de este domingo (Mc 1, 14-20) que relata la vocación de los primeros discípulos.
Llamarles para unirse a “su misión” es una de las primeras cosas que hace Jesús al comienzo de su vida pública: se acerca a algunos “jóvenes pescadores” y los invita a seguirlo. Esto, según el Papa Francisco, nos dice algo muy importante: “El Señor ama implicarnos en su obra de salvación, nos quiere activos con Él, responsables y protagonistas”.
Asimismo, Jesús tuvo mucha paciencia con los discípulos porque a menudo no comprendían sus palabras, a veces no se llevaban bien entre ellos o durante mucho tiempo no lograron acoger aspectos esenciales de su predicación. Sin embargo, “Jesús los eligió y siguió creyendo en ellos”.
¿Por qué Jesús nos llama también a nosotros a anunciarlo?: “Llevar la salvación de Dios a todos ha sido por Jesús la felicidad más grande, la misión, su alimento, el sentido de su existencia entre nosotros, su respuesta de amor al amor del Padre. Y en cada palabra y acción con la que nos unimos a Él, en la hermosa aventura de donar amor, se multiplican la luz y la alegría: no solo a nuestro alrededor, sino también en nosotros. Y de esta manera, nos volvemos plenamente aquello para lo que fuimos hechos: personas de corazón dilatado, positivas y generosas, sabias y serenas, deseosas de amar como Dios ama y de llevar a todos la esperanza y la salvación”.
Antes de rezar el Ángelus, Francisco ha subrayado que “anunciar el Evangelio no es tiempo perdido: es ser más felices ayudando a los demás; es liberarse de sí mismo ayudando los demás a ser libres; ¡es hacerse mejores ayudando a los demás a ser mejores!”. “Hermanos, hermanas, cada uno de nosotros recibió la llamada a evangelizar, y a hacerlo en el estado de vida en el que se encuentra, con las capacidades, los amigos, el trabajo, la edad, el barrio que tiene”, ha remarcado el Papa.
Como cada domingo, el Santo Padre ha dejado algunas preguntas para los fieles que estaban en la Plaza San Pedro: “¿Me detengo de vez en cuando a recordar la alegría que creció en mí y alrededor de mí, cuándo acogí la llamada a conocer y a testimoniar a Jesús? Y cuándo rezo, ¿doy gracias al Señor por haberme llamado a hacer felices a los demás? Y finalmente: ¿deseo hacer gustar a alguien, con mi testimonio y mi alegría, lo hermoso que es amar a Jesús?”.