El Papa Francisco, en la Audiencia General: "La oración no es una fuga de las propias tareas"
El Santo Padre ha continuado este miércoles sus catequesis sobre el tema del discernimiento, y en particular sobre la experiencia espiritual llamada "consolación"
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El Papa Francisco ha continuado este miércoles sus catequesis sobre el discernimiento, y en particular sobre la experiencia espiritual llamada “consolación”. El Santo Padre se ha preguntado antes de todo: “¿Cómo reconocer la auténtica consolación? Es una pregunta muy importante para un buen discernimiento, para no ser engañados en la búsqueda de nuestro verdadero bien”.
El Obispo de Roma ha recordado un pasaje de los Ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola (n. 333): “Debemos mucho advertir el discurso de los pensamientos; y si el principio, medio y fin es todo bueno, inclinado a todo bien, señal es de buen ángel; mas si en el discurso de los pensamientos que trae, acaba en alguna cosa mala o distrativa, o menos buena que la que el ánima antes tenía propuesta de hacer, o la enflaquece o inquieta o conturba a la ánima, quitándola su paz, tranquilidad y quietud que antes tenía, clara señal es proceder de mal espíritu, enemigo de nuestro provecho y salud eterna”.
Ante esta cita, el Papa se pregunta: “¿Qué significa que el principio es orientado al bien?”. “Puede suceder que ese pensamiento surja para evitar un trabajo o un encargo que se me ha encomendado: cada vez que debo lavar los platos o limpiar la casa, ¡tengo un gran deseo de ponerme a rezar! Pero la oración no es una fuga de las propias tareas, al contrario, es una ayuda para realizar ese bien que estamos llamados a realizar, aquí y ahora. Esto respecto al principio”.
Para el Papa además, “está también el medio […] lo que sigue a ese pensamiento […] tiendo a complacerme de mí mismo y a despreciar a los otros, quizá con ánimo resentido y ácido, entonces estos son signos de que el espíritu malo ha usado ese pensamiento como llave de acceso para entrar en mi corazón y transmitirme sus sentimientos”.
Y después está el fin y una pregunta, ¿dónde me lleva ese pensamiento?: “Por ejemplo, puede suceder que trabaje duro por una obra hermosa y digna, pero esto me empuja a no rezar más, me encuentro cada vez más agresivo y enfurecido, considero que todo depende de mí, hasta perder la confianza en Dios. Aquí evidentemente está la acción del espíritu malo”.
“El mal – según el Papa Francisco – entra a escondidas, sin que la persona se dé cuenta. Y con el tiempo la suavidad se convierte en dureza: ese pensamiento se revela por cómo es realmente”. El Santo Padre nos ha invitado a conocernos a nosotros mismos porque cuanto más lo hacemos, “más nos damos cuenta de dónde entra el mal espíritu, sus “contrasen?as”, sus puertas de entrada a nuestro corazón, que son los puntos en los que somos más sensibles, para poner atención para el futuro”.
Muy importante para Francisco es entonces “el examen de conciencia cotidiano: es la fatiga valiosa de releer lo vivido bajo un punto de vista particular. Darse cuenta de lo que sucede es importante, es signo de que la gracia de Dios está trabajando en nosotros, ayudándonos a crecer en libertad y conciencia”.
Acabando la catequesis de este miércoles, el Papa ha subrayado como “la auténtica consolación es una especie de confirmación del hecho de que estamos realizando lo que Dios quiere de nosotros, que caminamos sobre sus calles, es decir en las calles de la vida, de la alegría, de la paz. El discernimiento, de hecho, no se centra simplemente en el bien o en el máximo bien posible, sino en lo que está bien para mí aquí y ahora: sobre esto estoy llamado a crecer, poniendo límites a otras propuestas, atractivas pero irreales, para no ser engañado en la búsqueda del verdadero bien”.