El Papa Francisco en la Audiencia: "Releer nuestra propia vida nos hace libres de los estereotipos tóxicos"

El Santo Padre ha recordado a san Agustín, un gran buscador de la verdad, "que lo había comprendido precisamente releyendo su vida, notando en ella los pasos discretos de Dios"

El Papa Francisco en la Audiencia: "Releer nuestra propia vida nos hace libres de los estereotipos tóxicos"

Redacción Religión

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Toda actividad importante tiene sus “instrucciones” a seguir, que deben ser conocidas para que puedan producir los efectos esperados. Así lo ha explicado el Papa Francisco durante la Audiencia General de este 19 de octubre en la Plaza de San Pedro.

“Nuestra vida es el «libro» más valioso que se nos ha entregado, un libro que muchos lamentablemente no leen, o lo hacen demasiado tarde, antes de morir”, ha profundizado el Papa para referirse a san Agustín, un gran buscador de la verdad, “que lo había comprendido precisamente releyendo su vida, notando en ella los pasos silenciosos y discretos, pero incisivos, de la presencia del Señor”.

Pensamientos que nos alejan de nosotros mismos

Muchas veces también nosotros “hemos tenido la misma experiencia que Agustín, encontrarnos presos de pensamientos que nos alejan de nosotros mismos, mensajes estereotipados que nos hacen daño: «yo no valgo nada», «a mí todo me va mal», «nunca realizaré nada bueno»… Leer la propia historia significa también reconocer la presencia de estos elementos «tóxicos»”, ha insistido el Pontífice.

Pero para ampliar después la trama de nuestra historia haciéndola más rica, más respetuosa con la complejidad, logrando también recoger las formas discretas en las que Dios actúa en nuestra vida, “hemos visto que el discernimiento tiene un enfoque narrativo: no se detiene sobre la acción puntual”.

Dios es discreto y no se impone

El relato de los acontecimientos de nuestra vida consiente también captar matices y detalles importantes, que pueden revelarse ayudas valiosas que hasta ese momento estaban escondidos. “Una lectura, un servicio, un encuentro, a primera vista considerados cosas de poca importancia, en el tiempo sucesivo transmiten una paz interior, transmiten la alegría de vivir y sugieren ulteriores iniciativas de bien. Detenerse y reconocer esto es indispensable para el discernimiento, es un trabajo de recogida de perlas preciosas y escondidas que el Señor ha sembrado en nuestro terreno. El bien está escondido, es silencioso, requiere una excavación lenta y continua”.

En este punto, Francisco ha explicado que el estilo de Dios es discreto, no se impone: “Es como el aire que respiramos, no lo vemos nunca, pero nos hace vivir, y nos damos cuenta solo cuando nos falta. Acostumbrarse a releer la propia vida educa la mirada, la afina, consiente notar los pequeños milagros que el buen Dios realiza por nosotros cada día. Cuando nos damos cuenta, notamos otras direcciones posibles que refuerzan el gusto interior, la paz y la creatividad. Sobre todo, nos hace libres de los estereotipos tóxicos”.

¿He contado mi vida a alguien alguna vez?

“Se trata de una de una de las formas de comunicación más hermosas e íntimas”, ha invitado a practicar el Papa. “Esto permite descubrir cosas desconocidas hasta ese momento, pequeñas y sencillas, pero, como dice el Evangelio, es precisamente de las cosas pequeñas que nacen las grandes. Es el corazón quien nos habla de Dios, y nosotros debemos aprender a comprender su lenguaje”.

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