Las figuras de los artesanos en el belén: una de las profesiones más humildes en los tiempos de Jesús

A Jesús se le conocía como 'el hijo del carpintero', un oficio modesto que requería esfuerzo, conocimiento, responsabilidad y maestría

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Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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En apenas dos días estaremos celebrando la Navidad. Millones de hogares han cumplido con la tradición de poner su Portal de Belén, para representar así el nacimiento de Jesús. Se trata de una de las tradiciones más antiguas de la Religión Católica, que tiene su origen en el año 1.223 gracias a San Francisco de Asís.

Hay diferentes maneras de montar el pesebre. Normalmente utilizamos las figuras principales: San José, la Virgen María y el Niño Jesús. Pero, siempre podemos añadir muchos más personajes para admirar más los Belenes.

Para representar el pueblo, mediante figuras, incorporamos a los artesanos y comerciantes, talleres de artesanía con carpinteros, herreros o armeros. Entre las figuras que quedan en un segundo lugar se encuentra el carpintero. Este es el personaje del que vamos a hablar hoy en ‘Aleluya’.

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Los carpinteros podían fabricar y reparar todo tipo de instrumentos de madera, aunque tenían conocimientos para hacer otros quehaceres. Al Señor Jesús en la Tierra se le conocía como ‘el hijo del carpintero’, ya que su padre trabajaba de ello.

La persona que trabajase en este tradicional oficio, en Jerusalén, debía aprender a conocer sus herramientas y su materia prima: la madera. En aquella época no existían tiendas o almacenes donde comprarla, por lo que tenían que recorrerse los bosques, seleccionar buenos árboles, talarlos y luego llevar los troncos hasta el taller.

Esta profesión era humilde y requería esfuerzo, conocimiento, responsabilidad y calidad. Además, la familia de Nazaret estaba muy integrada en su pueblo y trabajaba humildemente.

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El Evangelio según san Mateo

En aquel tiempo Jesús fue a su propia tierra, donde comenzó a enseñar en la sinagoga del lugar. La gente, admirada, decía: ¿De dónde ha sacado este todo lo que sabe? ¿Cómo puede hacer tales milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? Y su madre, ¿no es María? ¿No son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas, y no viven sus hermanas también aquí, entre nosotros? ¿De dónde ha sacado todo esto? Y no quisieron hacerle caso. Por eso, Jesús les dijo: En todas partes se honra a un profeta, menos en su propia tierra y en su propia casa. Y no hizo allí muchos milagros, porque aquella gente no creía en él.

Como ya hemos explicado, Jesús era el hijo del carpintero, que aprendió el oficio de José. Según el Evangelio de san Marcos, se le llamaba ‘el carpintero’ del pueblo. San José, junto con Jesús, se presenta como modelo del trabajador que gana el pan cotidiano con su esfuerzo. Fue él quién le enseño el oficio. Por eso, podemos pensar que la labor de carpintero es el que Jesús ejerce en nosotros cuando nos dedicamos a él.