El Papa emérito Benedicto XVI cumple 91 años
Benedicto XVI celebrará, este lunes, su cumpleaños en la intimidad de la casa “Mater Ecclesiae”, situada en los Jardines Vaticanos donde transcurre su día a día desde que decidió renunciar al Papado y vivir alejado del mundo.
Roma - Publicado el - Actualizado
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Además, podrá pasarlo en familia, porque su hermano Georg de 94 años se ha desplazado en avión desde la localidad alemana de Regensburg para pasar juntos su cumpleaños, tal como acostumbra desde hace muchos años.
Los dos hermanos han mantenido siempre una estrecha relación, que se afianzó aún más tras el fallecimiento en 1991 de la hermana mayor, María, que fue quien convivió siempre junto al entonces Joseph Ratzinger. La formación sacerdotal de los dos hermanos también transcurrió de forma paralela y se ordenaron juntos al terminar la Segunda Guerra Mundial.
Además de su hermano y de las personas que se encargan de su cuidado, en su cumpleaños le acompañará el arzobispo Georg Gänswein, que es también jefe de la Casa Pontificia del Papa Francisco. Es probable que en la celebración esté presente algún producto típico de Baviera. Seguro que no faltarán los panecillos salados Schützen, la famosa tarta de manzana Apfelstrudel de postre y puede que hasta el Papa Emérito se atreva con la cerveza tal como le vimos celebrar su 90 cumpleaños el pasado año.
A Benedicto XVI continúan llegándole centenares de cartas y felicitaciones de todo el mundo. También muchos libros, aunque ahora no puede leer tanto como acostumbraba por problemas de visión. Los pocos datos que conocemos sobre su vida diaria se filtran por las visitas privadas de quienes se acercan a verlo en su residencia y por los escuetos comentarios de su secretario personal, Georg Gänswein. En sus últimas declaraciones aseguraba que Benedicto XVI sigue leyendo a los padres de la Iglesia y también algunos diarios italianos y alemanes. Por la tarde procura ver algún informativo. Lo que ya no puede hacer como acostumbraba es tocar el piano, aunque sigue escuchando música clásica.
Durante la presentación el pasado año en el Parlamento italiano del libro sobre Benedicto XVI, “Imágenes de una Vida”, Georg Gänswein aseguraba que el Papa Emérito mantiene una rutina diaria hecha de oración, estudio y breves paseos: “Reza y se prepara para la muerte, como ha repetido en distintas ocasiones. Vive en paz consigo mismo y sobre todo con el Señor. Está sereno, no ha perdido su sentido del humor. Ve cada día como un regalo. Recibe muchas cartas, lee, estudia, y da un paseo a las siete de la tarde a la gruta de Lourdes de los Jardines Vaticanos. Cena a las siete y media y ve las noticias por televisión. Y termina el día tranquilo”.
Las pocas y reducidas visitas que recibe confirman que sigue teniendo una mente lúcida. Se interesa por las cuestiones que le refieren, pregunta con atención y agradece con gran sencillez y afecto los detalles de cariño.
Comparten vivienda junto al Papa Emérito, además de su secretario personal, cuatro mujeres que desde su etapa de Pontífice se encargaban ya de las cuestiones relacionadas con su secretaría personal, correspondencia y asuntos domésticos.
Gracias al libro entrevista que concedió a un conocido periodista alemán, gran amigo suyo, Peter Seewald titulado “Últimas conversaciones”, pudimos conocer algunos detalles inéditos sobre su Pontificado y de los motivos que le llevaron a tomar la decisión de renunciar a la cátedra de Pedro.
La relación que mantiene con el Papa Francisco es de gran afecto y cariño reciproco. Francisco ha referido en distintas ocasiones que es como tener al abuelo en casa. Sobre estos encuentros se refería también Georg Gänswein, en el libro “El otro Francisco” en el que destacaba “la estima recíproca, el aprecio y el respeto que sienten el uno por el otro”, de la que aseguraba, es testigo a diario. Le conmueve también ver la bondad que late en esta relación: “Cada vez que Francisco visita a Benedicto en el monasterio Mater Ecclesiae, en el Vaticano, soy testigo de esta bondad.”
Recientemente, en una entrevista que el periodista Alessandro Guisotti de Vatican News realizaba a Monseñor Alfred Xuereb, que desde 2007, durante 5 años y medio, fue segundo secretario de Benedicto XVI, relataba una anécdota poco conocida. Antes de que el Papa Francisco se asomara por primera vez al balcón de la Basílica de San Pedro en el que lo conocimos, él quiso llamar al Papa Benedicto para saludarlo: “Nosotros estábamos en la sala de la televisión, donde el teléfono está siempre silenciado, por lo que no oíamos la llamada. Eso explica por qué se demoró el Papa Francisco en asomarse. Después, nos volvieron a llamar durante la cena y nos preguntaron que dónde habíamos estado… allí delante de la TV… nos dijeron que el Papa Francisco iba a volver a llamar después de cenar y así fue. Le pasé el teléfono a Benedicto y escuché que decía: ‘Santidad, desde este momento, prometo mi total obediencia y mi oración’. Son momentos que no puedo olvidar”, aseguraba Alfred Xuereb.
Hoy, el día de su 91 cumpleaños, es buena ocasión para recordar muchas de las lecciones que el Papa profesor ha impartido a lo largo de la vida. Cada una de sus palabras es una lección de la que no siempre certificamos su profundidad. La Iglesia necesita de su presencia, aunque sea desde la distancia.