Pier Giorgio Frassati: patrono de los montañeros y beato que fue un ejemplo de vida para san Juan Pablo II
Frassati dedicó su vida a la atención de los pobres y al amor a Cristo presente en la Eucaristía. Al igual que el Papa polaco, era un apasionado de la montaña
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Si pensáramos en la palabra "santo", lo primero que se nos pasararía por la cabeza, probablemente, serían hombres mayores y con sotana de sacerdote. Sin embargo, nos encontramos poco a poco con multitud de ejemplos que rompen la regla, como Carlo Acutis, beatificado en septiembre de 2020, o Pier Giorgio Frassati.
Frassati, cuya festividad se celebra cada 4 de julio, es beato desde el año 1990. Este joven italiano falleció con tan solo 24 años y no fue sacerdote, sino que permaneció como laico. También es el patrono de los montañeros, ya que le gustaba mucho practicar este deporte.
Este es uno de los personajes clave que inspiró la vida de san Juan Pablo II, tal y como él mismo afirmó: “Cuando fui joven, yo también sentí la beneficiosa influencia de su ejemplo y, como estudiante, estaba impresionado por la fuerza de su testimonio".
Ambos tienen dos características en común: la pasión por los deportes, en especial por la montaña, y, sobre todo, una vida que testimonia la presencia de Cristo a través de la oración y el amor a la Eucaristía. Este amor a Cristo es el que llevó a estas dos figuras de la Iglesia a entregarse por entero a Cristo, anunciándole cada uno en el ámbito que le correspondía.
Nunca es demasiado pronto para ser santo: la vida del joven Frassati lo demuestra
Pier Giorgio Frassati nació en Turín (Italia) el 6 de abril de 1901. Era el hijo de Alfredo Frassati, director por entonces del diario La Stampa, y de Adelaide Ametis, una talentosa pintora. Esta última se encargó de que Pier Giorgio fuera educado en la fe.
Su adolescencia estuvo marcada por un gran crecimiento espiritual. Fue miembro activo de varias asociaciones como Acción Católica, la Liga Eucarística o la Asociación de Jóvenes Adoradores Universitarios. La vida de oración y el amor a Jesús en la Eucaristía fueron un pilar fundamental para su vida, ya que de ahí recibía la gracia para llevar adelante su apostolado, a pesar de las continuas dificultades.
Su compromiso creció y se dedicó especialmente a la atención a los pobres, en quienes encontraba al propio Cristo. En 1922, tras un tiempo de oración y discernimiento, ingresa a la rama laica de los dominicos, en la que realizará sus votos un año después.
Pier Giorgio, aunque tenía las posibilidades de tener una vida cómoda, vivía de manera humilde. Su dinero iba destinado a obras de caridad. Esto no gustaba mucho a sus padres, que decidieron limitar el dinero que le enviaban. Aún así, Pier Giorgio no dejó de asistir económicamente a los más desfavorecidos, recortando en gran medida sus gastos para poder dar más dinero o recursos a quien lo necesitaba.
El joven Frassati fallece el 4 de julio de 1925 a los 24 años, tan solo una semana después de ser diagnosticado de poliomelitis fulminante, una enfermedad rara que contrajo mientras atendía a los pobres. A su Misa funeral acudieron muchas de las personas a las que él había ayudado.
En la Misa de beatificación, que tuvo lugar en 1990, san Juan Pablo II elogió la vida santa de Pier Giorgio y afirmó que su vida "testimonia que la santidad es posible para todos y que solo la revolución de la caridad puede encender en el corazón de los hombres la esperanza de un futuro mejor".