Defender. Comunicar. Sanar

Defender. Comunicar. Sanar

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La fiesta de los santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael nos abre a tres dimensiones activas de la vida creyente que en este mundo y en este tiempo que nos toca vivir, son más que relevantes.

San Miguel Arcángel -¿Quién cómo Dios?- se ha comprendido siempre como la dimensión más guerrera, batalladora y marcial de la fe. Pero como Tolkien ?y Chesterton y tantos otros pensadores creyentes de los digamos "poco" pacifistas- se encarga de recordarnos, el brillo de las espadas es necesario no por lo que atacan, sino por lo que defienden, protegen y cuidan. No por aquella contra lo que van, sino por aquello que protegen. La fuerza y la milicia tienen sentido no por "agresivos" sino por "defensivos". Y me temo que algo de eso toca también en estos tiempos de agresividades laicistas, de polarizaciones, marginaciones, agresiones y restricciones a la fe. Defender una determinada comprensión del mundo, una forma de estar en la vida es parte también de la forma de vivir nuestra fe. La libertad y la justicia de vivir la fe como parte de la identidad propia y compartida, de la dimensión personal pero también social, el derecho a poder vivir, creer, actuar como considera el creyente que debe hacerlo desde la fe, es algo ineludible en este tiempo y frente a tanta ideología y pensamiento que piensa que lo religioso no sólo nada aporta sino que deforma lo humano ?en el mejor de los enfoques-, es una necesidad esa defensa… como Miguel.

San Gabriel Arcángel ?Mensajero de Dios– nos traslada el complemento de esa defensa de la fe. Y es que ésta no puede ser un mero encastillarse y resistir. La defensa no es atacar, la batalla no ha de ser dada en atacar al enemigo per se, sino en comunicar y proponer la inmensa riqueza del depósito de la fe. Y es que la fe es siempre una propuesta de sentido y de vida, una oferta de Dios a los hombres de su propia persona, de su amor, de su mensaje como respuesta de sentido a las inquietudes humanas. Gabriel como el ángel que anuncia a María la encarnación, se ha entendido en esa clave de mensajero, comunicador, embajador, transmisor del mismo Dios para los hombres. Y eso necesita precisamente este tiempo y este mundo. Una voz que comunique el sentido y el mensaje de plenitud del evangelio para el hoy, que sea capaz de mostrar el verdadero rostro de Dios, de la Iglesia, frente a tanta manipulación y deformación, frente a tanto desconocimiento e ignorancia ?unas veces culpable, otras quizás no?-. Esto exige a los comunicadores desarrollar el estudio, la vivencia personal, el conocimiento y las habilidades de la Palabra para que la defensa de la fe sea propuesta comunicativa de la inmensidad de Dios? como Gabriel.

San Rafael Arcángel ?Medicina de Dios– habla de sanación, cuidado, atención ante el dolor, ante el sufrimiento como una de las dimensiones básicas del mismo Dios. La compasión y el amor hecho práctica real y concreta. Desde el libro de Tobías y en la herencia del mejor judaísmo, la tradición cristiana ha tenido a Rafael como la clave de Dios de quien sana, cuida, y actúa ante la "enfermedad" humana. En Córdoba ?que por cierto mantenemos la fiesta antigua del 24 de octubre- se sabe bien de ello. Y creo que nos habla para el aquí y el ahora de que una fe sin obras, sin cuidar, sin sanar a los que sufren, sin hacer por los últimos, es una fe vacía. Es casi que el otro complemento de la defensa y la comunicación como vías de vivir la fe en este tiempo, en este contexto, la praxis de la fe en el cuidado de los que sufren, de los que viven el dolor de la enfermedad ?en el cuerpo, en la mente, en el alma, en la cartera?- como parte de esa defensa y parte de esa comunicación. Por cómo se aman sabrán que son discípulos de Cristo. No os olvidéis de los pobres dice san Pablo. De los que sufren, de los necesitados, en definitiva de los enfermos? como Rafael.

Tras claves pues desde la fiesta de los santos Arcángeles para iluminar nuestra forma de vivir la fe en este contexto cultural y social que nos ha tocado en suerte vivir.

Vicente Niño Orti, OP. @vicenior