De Dragones y Héroes
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Mañana es 23 de abril, el día en el que tradicionalmente celebramos el Día del Libro, por aquello de la muerte de Cervantes y Shakespeare, pero también es el día de uno de los santos más famosos, tradicionales y épicos que hay en toda la cultura cristiana: san Jorge.
Y lo es no precisamente por su hagiografía histórica ?de la que poco sabemos, salvo en sus líneas generales-, sino por su leyenda, recogida por el dominico del siglo XIV en ese libro fundamental para la cultura cristiana y tan poco conocido que es La Leyenda Dorada, una colección de las historias legendarias de los santos.
Es de ahí de donde nos llega la referencia al Dragón, la princesa, el sacrificio, un pueblo que sufre el azote del mal, la fe como motor de esfuerzo y de heroísmo, y por tanto de san Jorge como imagen y modelo del caballero cristiano, algo que por varios siglos fue y que inspiró a tantos y tantos, convirtiéndose en el patrón de la caballería y de distintos condados, reinos y ciudades medievales a todo lo ancho de Europa.
"?San Jorge fue un tribuno, oriundo de Capadocia. En cierta ocasión llego a una ciudad llamada Silca, en la provincia de Libia. Cerca de la población había un lago tan grande que parecía un mar; en dicho lago se ocultaba un dragón de tal fiereza y tan descomunal tamaño, que tenía amedrentadas a las gentes de la comarca? Los habitantes de Silca arrojaban al lago cada día dos ovejas para que el dragón comiese y los dejase tranquilos, porque si le faltaba el alimento ? causaba la muerte a muchas personas. Al cabo de cierto tiempo los moradores de la región quedáronse sin ovejas ? y ? acordaron arrojar cada día al agua, ? una sola oveja y a una persona y que la designación de esa se hiciera diariamente, mediante sorteo, sin excluir de él a nadie. Así se hizo;? Cuando ya quedaban muy pocos, un día, al hacer el sorteo de la víctima, la suerte recayó en la hija única del rey?Cuando llorando caminaba a cumplir su destino, San Jorge encontrose casualmente con ella y, al verla tan afligida, preguntole la causa de que derramara tan copiosas lágrimas. ? Refiriole la muchacha su caso y cuando terminó su relato dijole Jorge: -¡Hija, no tengas miedo! En el nombre de Cristo yo te ayudaré. Jorge dirigiose hacia la bestia a toda carrera, y cuando la tuvo a su alcance hundió en su cuerpo el arma y la hirió. Acto seguido echó pie a tierra y dijo a la joven: -Quítate el cinturón y sujeta con él al monstruo por el pescuezo. Una vez que la joven hubo amarrado al dragón ? comenzó a caminar hacia la ciudad llevando tras de sí al dragón ? Cuando llegó a la puerta de la muralla, el público ? comenzó a huir hacia los montes y collados, dando gritos y diciendo: -¡Ay de nosotros! ¡Ahora sí que pereceremos todos sin remedio! ?-¡No tengáis miedo! -Les decía-. Dios me ha traído hasta esta ciudad para liberaros de este monstruo ¡Creed en Cristo y bautizaos! ¡Ya veréis como yo mato a esta bestia en cuanto todos hayáis recibido el bautismo! Rey y pueblo se convirtieron y, cuando todos los habitantes de la ciudad hubieron recibido el bautismo San Jorge, en presencia de la multitud, desenvainó su espada y con ellas dio muerte al dragón?"
San Jorge como arquetipo ha sido estudiado larga y profusamente y representa en sí mismo, todo un ideal humano y heróico, puesto en la historia como guía y motor de una determinada imagen del hombre y de los valores de la cristiandad europea.
Jorge representa la caballerosidad, la nobleza, la fe, el esfuerzo y el sacrificio, el trabajo por los más débiles y desfavorecidos, el uso de la fuerza y las armas para el bien, la fe puesta al servicio de los demás y vista además como motor y empuje de acción, en suma, es la imagen arquetípica del bien. Y además en una historia completa, con el Dragón como imagen del mal, el egoísmo, la violencia, la deshumanización, el terror y la oscuridad, y la Princesa como modelo de la luz, la familia, el amor, la bondad, la inocencia, la pureza y el orden.
En estos días en que tanto se habla de héroes, y a veces quizás hasta vaciando ese término de contenido, quizás no estaría mal reivindicar la figura de un héroe grande, arquetípico, modelo de virtudes y de conducta, capaz de poner en juego la verdadera entrega contra el mal, san Jorge, que nos ayude a distinguir a quién llamamos héroe y a quien no, no dejándonos enredar en los tentáculos de la propaganda, y tomarlo como patrón y protector.
Fr. Vicente Niño Orti, OP