Católicos y científicos: Ángel Hoyos, por Alfonso V. Carrascosa, científico del MNCN-CSIC

Católicos y científicos: Ángel Hoyos, por Alfonso V. Carrascosa, científico del MNCN-CSIC

Alfonso V. Carrascosa

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Católicos y científicos: Ángel Hoyos, por Alfonso V. Carrascosa, científico del MNCN-CSIC

De Angel Hoyos no se sabe gran cosa. Tal vez no fue alguien muy importante. Pasa hasta en las mejores familias eso de no ser importante. En la actividad científica se cumple también aquello de que ?"?unos llevan la fama y otros cardan la lana?"?y a nuestro personaje le tocó cardar lana.

Mucha y bien, por cierto. Y el apellido le fue que ni pintado a su actividad profesional, porque los hoyos suelen hacerse en el suelo. Veamos.En una sucinta biografía de la persona de Ángel Hoyos de la página web de la Real Academia de Farmacia se dice que "Logroño, 23 de febrero de 1913. Doctor en Farmacia. Doctor en Ciencias Químicas. Consejero de Número del CSIC. Catedrático de Geología Aplicada en las Facultades de Farmacia de las Universidades de Granada y Madrid. Decano de ambas Facultades. Director del Instituto de Edafología y Biología Vegetal del CSIC y Jefe de la Sección Génesis de Suelos de dicho Instituto. Jefe de la Sección de Química Analítica (1947-51) y de Química Agrícola (1951) del Instituto de Edafología, Ecología y Fisiología Vegetal del CSIC en Granada. Director de la Estación Experimental del Zaidín (Granada)". Falleció en 1987. Dos aspectos lo hacen relevante a mi entender: estamos celebrando 2015 Año Internacional de los Suelos y 75 Aniversario de la fundación del CSIC. Ambas efemérides tiene que ver con él, ya que fue catedrático de geología aplicada, dentro de cuya disciplina se incluye la edafología ?estudió mucho y bien los suelos de p.ej.- Galicia- y además dirigió un instituto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas dedicado a esa especialidad.

Frecuentó los ambientes del Opus Dei, aunque no esté del todo claro si llegó o no a pertenecer a él. Eso significa que era hombre de fe, que acudía con asiduidad a ejercicios espirituales impartidos por esa realidad eclesial. Lo cuenta Tomás Alvira, del que pronto os hablaré, también científico católico. A esto se dedicaban en el Madrid republicano, allá por 1938, con todas las iglesias cerradas, bastantes saqueadas y quemadas. Por las casas, sin entrar ni salir juntos de ellas, para no ser detenidos o tiroteados impunemente. Los edafólogos y san Jose María Escrivá. Nadie se juega la vida si no le importa más algo.

Después de lo dicho, eso de que no fue importante, como decía al principio del artículo, es relativo ¿verdad?