Católicos y científicos: Laureano Pérez Arcas, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC
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Católicos y científicos: Laureano Pérez Arcas, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC
Laureano Pérez Arcas (1824-1894) fue un naturalista, doctor en zoología, que ejerció la docencia universitaria como Catedrático de Zoología de la Universidad Central.
Además se licenció en Derecho en febrero de 1848, todo ello sin detrimento de su fe católica, que le acompañó hasta su muerte, algo que la historiografía laicista oculta para construir su discurso de que ciencia y religión católica son incompatibles. Pero la historia ?y no la memoria histórica- es una ciencia que nos dice cómo fueron las cosas y las personas sin tratamiento ideológico de la realidad, por muy mayoritariamente votadas que puedan haber sido las ideologías que sostengan la memoria histórica.
Este doble titulado universitario llegó a ser tal recibiendo religión en la escuela, en el Colegio de la Fundación García-Dávila, siendo su preceptor de gramática el eclesiástico D. Miguel Moya Ponce, último de los profesores de esta institución. Por ello es un caso más que inactiva científicamente otro aspecto muy de actualidad del discurso laicista propio de los materialistas y ateos: que la escuela católica no sirve para la formación científica de las personas.
Pues Laureano, en escuelas católicas, aprendió latín, francés, inglés y alemán. Con el paso del tiempo y no sin esfuerzo, se licenció en Ciencias Naturales, siendo discípulo del también científico naturalista católico D. Mariano de la Paz Graells, con quien estudió y fue Ayudante de Cátedra. Las clases de su licenciatura en Ciencias Naturales las recibió en dos de las más importantes instituciones científicas de todos los tiempos fundadas también por católicos practicantes: el Real Jardín Botánico y el Museo Nacional de Ciencias Naturales. Ambas instituciones son hechos concretos que demuestran la participación activa de la Iglesia Católica en favor del desarrollo científico, en este caso durante la Ilustración Española. Algo similar fue lo que ocurrió con la actual Real Sociedad Española de Historia Natural en la persona de Laureano Pérez de Arcas.
Laureano se licenció también en Derecho. Además, desarrolló una intensa actividad de investigación científica en entomología e ictiología, haciendo acopio de una impresionante colección de ejemplares de ambos tipos de animales que donaría antes de morir cristianamente al Museo Nacional de Ciencias Naturales donde se siguen estudiando en la actualidad. Pero además, como también es propio del cristianismo, no acopió saber para sí, sino que lo enseñó en la universidad, escribiendo entre otros un importante libro titulado "Elementos de Zoología", que fue considerado libro de texto y sirvió para formar a generaciones de naturalistas tales como Marcos Jiménez de la Espada o Francisco de Paula Martínez. Su obra "Anatomía de escorpiones" fue premiada por la Academia de París. Publicó estudios científicos y recibió multitud de condecoraciones.
Y llegado el momento álgido de su carrera, fomentó una tertulia en su domicilio particular con los más insignes naturalistas de la época incluídos alumnos propios, sin hacer acepción de credos o personas, y les propuso la creación de una institución científica, algo que a nivel institucional ha sido constante en la Iglesia Católica y que sigue realizando como institución con la fundación de universidades católicas, pero que en este caso hizo Laureano como miembro activo de la Iglesia Católica que fue, fundando la entonces Sociedad Española de Historia Natural, todavía en activo como Real Sociedad Española de Historia Natural. Este logro de un católico se realizó en 1871, en pleno Sexenio Democrático, de cuyo inicio hace ahora 150 años. La Real Sociedad Española de Historia Natural fue probablemente la institución científica más importante de las fundadas en España en ese período de tiempo., y el papel de la Iglesia Católica en Laureano fue determinante para la consecución de tal hito de la historia de la ciencia española. Seguro que las conferencias que impartan laicistas sobre el Sexenio Democrático van a hablar poco de estos hechos.
En la nota necrológica escrita por Jesús Comín dice "Murió en su ciudad natal rodeado de su familia, confortado con los auxilios de la Religión que él mismo pidió y con la dulce paz del que muere cristianamente". Su discípulo y también científico católico Francisco de Paula Martínez escribió : "Murió en su ciudad natal?habiendo pedido y recibido todos los sacramentos y la bendición de su Santidad, auxiliado con grande caridad por el señor arcipreste y en la santa paz que tiene el que, habiendo cumplido bien la misión que Dios le dio, pasa a otra vida mejor y eterna".