Católicos y científicos: Lavoisier, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC
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Católicos y científicos: Lavoisier, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC
El francés Antonie Laurent Lavoisier (1743-1794), considerado padre de la química moderna, nació en el seno de una piadosa familia cristiana en la que surgieron varios presbíteros. Entre otras cosas fue quien primero enunció la ley de la conservación de las masas en una reacción química, descubrió y nombró al oxígeno y al hidrógeno, escribió la primera lista de elementos químicos, contribuyó a la abolición de la teoría del flogisto, que se suponía era un principio inflamable capaz de explicar ciertas propiedades de la materia, y que Lavoiser terminó descubriendo y denominando oxígeno: ¡Lavoisier, químico católico, contribuyó a sacar de los conceptos alquímicos e irracionales a su disciplina, a base de experimentación!. También participó en la construcción del actual sistema métrico.
Sus estudiosos cuentan cómo en su correspondencia escribía a un conocido ?has hecho algo noble al sostener la revelación y la autenticidad de las Sagradas Escrituras (refiriéndose a una diatriba) y es de destacar que estás utilizando contra ellos las mismas armas con las que te atacan. Lavoisier estudió en el Colegio Mazarin de París, fundado por el Cardenal Mazarin, también llamado de las Cuatro Naciones, y perteneciente a la ya entonces famosísima Universidad de París, fundada por el entonces obispo de la ciudad, que albergó a nada menos que la actual Universidad de La Sorbona y las otras trece universidades actuales en las que aquella se divide.
En el Colegio Mazarin, concretamente en su facultad de ciencias experimentales, por cierto una de las primeras que existiera, recibió clase de científicos católicos como el matemático y astrónomo Abad de la Caille (1713-1762), conocido principalmente por haber a catalogado cerca de diez mil estrellas y cuarenta y dos objetos astronómicos, nombrado catorce constelaciones de un total de ochenta y ocho y calculado y tabulado una lista de eclipses para mil ochocientos años; o el también católico Bernard de Jussieu (1699-1777), médico y botánico francés que se formó en el colegio de los jesuitas de Lyon, quien fue pionero en la introducción de un sistema vegetal natural dispuesto conforme a las afinidades anatómicas, y en cuyo honor el botánico sueco Linneo, inventor de la nomenclatura binomial vigente en la actualidad, también cristiano ferviente, nombró un género de plantas; o del Abad Condillac, su profesor de lógica, a quien menciona repetidas veces en tono de agradecimiento en su obra fundamental "Traité Elementaire de Chimie", etc., etc., etc.
Fundamental colega y colaboradora fue su esposa, Marie-Anne Pierette Paulze (1758-1836), que recopiló tras la temprana muerte del sabio francés todos sus escritos, publicándolos como las Memorias de Química de su esposo, que sentaron las bases de la química moderna. Resulta chocante cómo se habla de la Iglesia al respecto de su relación con las mujeres al ver cosas así ¿no?
Pero tal vez lo más sorprendente y menos conocido de su vida sea precisamente su muerte: acusado por un cabecilla revolucionario de traición a la Revolución Francesa (de la que el socialismo y la masonería dicen ser hijos), no se sabe si por ser funcionario de la corona, por rencillas personales, por su fé?y a pesar de la defensa que su propia esposa hizo de él en base a sus estudios y su importancia, fue guillotinado por el gobierno revolucionario el 8 de mayo de 1794 en Paris, cuando tenía 50 años, junto con su padre, al grito de ¡La República no necesita ni científicos ni químicos, el curso de la justicia no puede ser detenido!. Joseph Louis Lagrange, destacado matemático cuyo apellido es bien conocido por todos los matemáticos y físicos, dijo el día siguiente?ha bastado un instante para segar su cabeza; habrán de pasar cien años antes de que nazca otra igual. Presentar las raíces católicas de la cultura occidental contribuye a la conformación del Atrio de los Gentiles del que habló Benedicto XVI y habla Francisco en pro de la nueva evangelización.Fotos: Lavoisier con su esposa y ayudante Marie-Anne Pierette Paulze (1758-1836). Colegio Mazarin