Católicos y científicos: Miguel Colmeiro Penido, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC

Católicos y científicos: Miguel Colmeiro Penido, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC

Alfonso V. Carrascosa

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Católicos y científicos: Miguel Colmeiro Penido, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC

Miguel Colmeiro Penido (1816-1901) fue el primer presidente de la emblemática Real Sociedad Española de Historia Natural (RSEHN), considerada institución clave para la investigación y la docencia de las ciencias naturales en la España Contemporáena. El historiador Santos Casado de Otaola en su biografía de Colmeiro para la Real Academia de Historia afirma con rotundidad ?Católico y conservador, pero alejado de posturas reaccionarias o inmovilistas, se desenvolvió con comodidad en el liberalismo reformista de su tiempo?. La puesta en marcha de la RSEHN fue obra de la Iglesia Católica a través de sus laicos, laicos como Laureano Pérez de Arcas, Juan Vilanova Piera, Francisco de Paula Martínez, o mujeres como Amalia Heredia Livermore, etc.

Colmeiro fue académico de la Española, de la de Medicina, de la de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, de la de Ciencias y Artes de Barcelona y de la de Buenas Letras de Sevilla. Además, fue nombrado vocal del Real Consejo de Agricultura, Industria y Comercio, todo ello conservando intactas sus convicciones católicas. Dijo de él Valentín Matilla en 1987:

"Don Miguel Colmeiro y Penido nació en Santiago de Compostela el día 22 de octubre de 1816. Los estudios superiores los hizo en la Universidad de Barcelona, doctorándose en Madrid, en Medicina, en 1843 y en la de Ciencias en 1846. Mediante oposición obtuvo muy temprano la Cátedra pública de Agricultura y Botánica (aneja al Jardín Botánico de la Ciudad Condal), que desempeñó durante tres años.A continuación se hizo Catedrático universitario, hasta que dos años después se le destinó a la Universidad sevillana después de haber hecho oposición a la Cátedra de Organografía y Fisiología vegetal del Jardín Botánico de Madrid. En Sevilla, donde permaneció diez años, estableció un Jardín Botánico que faltaba, haciendo así mas fructífera la enseñanza, y contribuyó a la introducción de ciertas plantas que lo enriquecieron. En 1857, y en virtud de concurso de traslado, pasó al Jardín Botánico de Madrid como Catedrático, y años después fue nombrado Director del mismo. En 1890 fue designado Rector de la Universidad Central y a continuación Decano de la Facultad de Ciencias. Accidentalmente estuvo también encargado de la Dirección del Gabinete de Historia Natural. Tanto en aquel como en este, realizó varias obras y ejecutó reformas beneficiosas para la enseñanza. En su juventud y en los primeros anos de profesorado realizaba frecuentes excursiones botánicas por toda España, especialmente en Sierra Nevada, que le sirvieron para elaborar un Herbario cuantioso e importante. Fomentó activamente sus relaciones oficiales con centros similares científicos en Europa y en otros diversos países y pertenecía a numerosas corporaciones científicas, nacionales y extranjeras. Fue primer Presidente de la Sociedad Española de Historia Natural. Perteneció a las Reales Academias de la Lengua, Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (en la que fue Secretario) y a la de Medicina. En nuestra Academia fue elegido miembro numerario por el Pleno en sesión de 13 de junio de 1871 y destinado a la Sección de Anatomía y Fisiología. Tomó posesión de su Sillón académico el 25 de febrero de 1872 y se le impuso la Medalla número 32. Publicó numerosas obras de gran estimación e interés. Falleció en Madrid el 21 de junio de 1901, a los 85 años. Legó su biblioteca privada (con sus respectivas estanterías) y todas sus publicaciones a la Academia. Su hermano Manuel, dos años más joven, fue un jurisconsulto y economista relevante, político activo (diputado y senador). Perteneció a las RR. AA. de la Historia y a la de Ciencias Morales y Políticas, de la que fue Bibliotecario perpetuo.

Hoy en día la historiografía laicista ?que elimina cualquier atisbo religioso en su narrativa de personas e instituciones- permite que la puesta en marcha de la emblemática Real Sociedad Española de Historia Natural se reivindique desde posiciones ateas o materialistas, posiciones que nada tuvieron que ver con quienes en realidad la pusieron en marcha, dejando un legado que dura y perdurará para nuestra posteridad. La ciencia española, al igual que la mundial, está preñada de catolicismo. Todas las instituciones científicas emblemáticas de la historia de España ?Casa de Contratación, Jardín Botánico, Museo Nacional de Ciencias Naturales, Consejo Superior de Investigaciones Científicas que cumple ahora 80 años?universidades incluídas- han sido puestas en marcha por fervorosos creyentes pertenecientes a la Iglesia Católica, lo cual hace vano, si no mendaz, el discurso laicista de que ciencia y fe son incompatibles: eso no ocurre en la Iglesia Católica.