"Charlie Hebdo" un año después, por Fidel García Martínez

"Charlie Hebdo" un año después, por Fidel García Martínez

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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"CHARLIE HEBDO" UN AÑO DESPUÉS

En su número con motivo del aniversario del terrible y terrorista atentado en el que murieron 12 personas; la revista blasfema contra todo lo santo, vuelve a las andadas provocando la indignación incluso del Vaticano tan parco siempre en reclamar más respeto por los valores religiosos de los creyentes católicos.

La blasfemia de la portada es una auténtica provocación porque no existe el dios de la guerra santa porque eso es la negación de lo que es Dios, AMOR eso es la Navidad. En el mundo existe hoy dos totalitarismos el de la fuerza que quiere imponer una falsa religión a sangre y fuego y del laicismo negativo que quiere arrancar toda religión del mundo. La misma imagen de la portada y el correspondiente texto son una apología de la blasfemia, para la que no debe existir libertad de expresión para la blasfemia en un Estado de Derecho.

La blasfemia es una forma con la que los estados totalitarios nazis y comunistas se endiosan a si mismo porque por encima del líder máximo y de su guardia pretoriana no hay nada, ni nadie. El fanatismo que quiere imponer un totalitarismo económico con pretexto religioso es condenable. Pero cómo se debe llamar el intento que quiere imponer por dinero un ateísmo ideológico en todo el mundo con el pretexto de la falsa ciencia como es el mito del cientifismo que se mofa y ridiculiza la religión como algo impío y tenebroso. La libertad religiosa es un derecho fundamental y por eso nadie puede atacarla ni ridiculizarla.

La verdadera religión no se puede imponer a sangre y fuego ni destruir con persecuciones periodistas religiosas subliminales. El laicismo estatal no existe en algunos países tal como se entiende en Francia, en Inglaterra, por ejemplo, país tan democrático como el que más Su Majestad la Reina es la cabeza visible de la Iglesia Anglicana. Por eso la mejor solución es la de España el Estado aconfesional, separación de la Iglesia y el Estado, con colaboración con la Iglesia Católica en todo lo que contribuye al bien común, no partidista y excluyente.

Fidel García Martínez