Domingo de Resurrección, por José Borja

Domingo de Resurrección, por José Borja

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya!

En la alegría de la Pascua, nos encontramos aquí reunidos en torno a Jesús, el Señor resucitado. Él nos convoca para que vivamos su vida, para que nos llenemos de su amor y de su paz y celebremos juntos y llenos de alegría y esperanza esta Eucaristía.

La Resurrección de Cristo inaugura el tiempo de la nueva creación en él y en nosotros. El Bautismo y la Eucaristía nos comunican esa nueva vida, que ha de manifestarse en no vivir ya para nosotros, sino para Cristo, en una vida de amor y de servicio.

En los Hechos de los Apóstoles, la predicación de Pedro resume la vida, la muerte y la resurrección de Jesucristo. Cuantos creen en él reciben el perdón de los pecados y la vida nueva. Los testigos dan testimonio, no solamente de la Resurrección, sino de todo el misterio de Jesús. Así prologan el testimonio de los profetas, cumplen el mandato del Señor y proclaman ante en pueblo, la salvación universal.

Salmo 117: "Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo". Nos muestra como acompañaba Israel las procesiones litúrgicas hacia el templo de Jerusalén, donde el pueblo se congregaba para bendecir a Dios por sus grandes maravillas.

San Pablo en su carta a los Colosenses, exige al cristiano que viva una vida nueva en virtud de la incorporación que tiene desde su bautismo con Cristo Resucitado. La resurrección de Cristo es una fuerza que nos resucita a todos. Hemos de pasar de la muerte a la vida.

La Secuencia, que se lee ante del Evangelio, es una composición poética, que la Iglesia lee o canta y que podemos rezar e interiorizarla.

En Evangelio de Juan, nos habla que para los discípulos todo era, en aquella víspera de la resurrección, como un rompecabezas que no encajase porque le faltara una pieza. Es pieza era la clave que les hiciera coherente sus experiencias vividas como discípulos. Es decir, le faltaban la experiencia de la RESURRECCIÓN. No se podían quedar en el pasado, tenían que mirar al presente. Ellos buscan a Jesús de entre los muertos, y no podía ser. Tenían que buscarlos entre los vivos al que está VIVO. Y desde ahí, empiezan a entender el misterio de Cristo.

La Buena Noticia: Cristo ha resucitado y llena de alegría el corazón de las mujeres y de los apóstoles. También el nuestro.

Pidamos a nuestra Madre, la Virgen, que nos ayude a poder contagiarnos de la Resurrección y a unirnos a Él, quién es grito de AMOR, de PAZ, el que entiende la VIDA Y nos hace partícipe de su canto a la VIDA.