Fátima cien años después, por Fidel García Martínez

Fátima cien años después, por Fidel García Martínez

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Fátima cien años después, por Fidel García Martínez

Se inicia el centenario de las apariciones de Nuestra Señora a tres humildes niños pastores, Lucía, Jacinta y Francisco testigos elegidos para ser destinatarios de un mensaje de Misericordia, Perdón y Salvación.

La realidad de las apariciones, al ser obra de la Providencia Divina y no fruto de las especulaciones ni estrategias humanas se ha impuesto y va camino de la celebración del primer centenario 19017- año de la revolución leninista- de las mismas. Desde el primer momento se percibió que lo de Fátima iba muy en serio, por eso las fuerzas más oscuras y reaccionarias intentaron por todo los medios destruir los mensajes que Nuestra Señora comunicaba a los tres niños pobres y analfabetos, pero piadosos. Se recurrió a todas las estrategias para oscurecer el sol de Fátima. Violencia física y moral contra unos niños, a quienes se les sometió a toda clase de presiones incluida la cárcel para que mintieran y declarasen lo contrario de lo que les comunicaba la Virgen. La masonería portuguesa tomó armas en el asunto y trató con toda su maquinaria manipuladora de atacar a la Iglesia, como siempre hace, desatando una auténtica persecución física e ideológica: incendiando capillas, propalando mentiras sobre el origen de las apariciones, aterrorizando e impidiendo a los católicos que acudieran a Fátima. Se trataba según los enemigos de Fátima de una manipulación de la Iglesia, que se oponía así a la República masónica implantado en Portugal en 1915. La verdad de Fátima se fue confirmando con dudas incluso entre el clero y la Jerarquía Católica, que en un primer momento miraron para otra parte, ante lo que podía ser fruto de la fantasía de unos niños analfabetos y piadosos.

Nuestra Señora fue cumpliendo cada una de las entregas de su mensaje. Dos niños murieron en el tiempo que la Señora del Rosario les predijo, en plena niñez: hoy la Iglesia los ha declarado bienaventurados. Sor Lucía testigo hasta su muerte fue la receptora de todos los grandes mensajes de Fátima para trasmitírselos a los Papa. Todos desde San Juan XXIII, Pablo VI, y muy especialmente San Juan Pablo II, el Papa mártir de Fátima, hasta Benedicto XVI y el Papa Francisco ha reconocido que la Realidad de Fátima tal como la interpreta el magisterio digna de ser creída, estimada y celebrada litúrgicamente el 13 de Mayo. En torno a Fátima se han desatado teorías apocalípticas, relacionadas con el famoso Tercer Secreto que algunos desalmados han aprovechado para asustar y provocar entre personas crédulas, cuando la realidad es que la esencia del Mansaje es de Misericordia y Perdón, con la necesaria conversión y arrepentimiento de los pecados personales, como le exige Jesucristo: convertíos y creed en el Evangelio. En Gijón y en Avilés ha desarrollado un gran apostolado sobre Fátima, Antonio Colao Granda- fallecido hace unos meses- quien mantuvo con Sor Lucía una relación estrecha y amistosa durante muchos años y a la que visitaba con toda su familia en el Convento de Carmelitas Descalzas de Coimbra. Antonio Colao Granda, ha escrito mucho y bien sobre sus vivencias de Fátima. Avilés siempre ha celebrado en la iglesia de los Padres, como se la conocía popularmente, la fiesta de Fátima, a la que acuden muchas mujeres de toda edad y condiciones a ofrecer sus ramos de flores a Nuestra Señora en su mes preferido: Mayo.

Fidel García Martínez