Genética, hormonas y medio ambiente

Genética, hormonas y medio ambiente

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Genética, hormonas y medio ambiente

Genética, hormonas y medio ambiente son los componentes de la vida, de la sexualidad, del temperamento, del carácter y de las propiedades físicas y sicológicas de la persona y personalidad humanas. Hacen que seamos sanos o enfermos, fuertes o débiles, varones y hembras, altos o pequeños, godos o flacos, guapos o feos, blancos o negros y longevos o no. La persona humana nace y se hace. Su historia empieza con la fecundación del espermatozoide masculino del hombre con el óvulo femenino de la mujer, se hace con sus circunstancias medioambientales y termina con su muerte.

La genética nace de la unión de un espermatozoide masculino con un óvulo femenino anidado en la matriz de la mujer formando el huevo humano de 48 cromosomas, 24 provenientes del padre y 24 provenientes de la madre. Los cromosomas son dos tipos. Si son todos del tipo X generan el sexo de la mujer, y si son del tipo X y I producen el sexo masculino. Cada cromosoma contiene centenares de genes de diversa clase, llamados ADN, y de hormonas que generan las propiedades y características físicas y sicológicas hereditarias y propias del ser humano.

Las hormonas son también de dos tipos, masculinas y femeninas. Las masculinas producen virilidad y actividad sexual local, dinámica e intensa en el hombre. Las femeninas generan feminidad y actividad sexual difusa y pasiva por todo el cuerpo de la mujer. Ello da lugar a la atracción sexual entre el hombre y la mujer y a las diferencias de voz, barba, pelos, músculos, agresividad y reposo. Si en el hombre hay más hormonas femeninas que masculinas generan personas afeminadas, llamados gais. Si en la mujer hay más hormonas masculinas que femeninas producen personas masculinas, llamadas lesbianas.

El huevo humano, a través del tiempo, se va dividiendo en innumerables células nerviosas, óseas, sanguíneas, epiteliales, musculares formando el embrión, el feto y terminando en el nacimiento del ser humano bajo la forma de niño o niña con su genética hereditaria y hormonas propias.

El medio ambiente del nasciturus o futura persona humana empieza con el embarazo de la madre, dado que el embrión y el feto mantiene una íntima conexión con su organismo. De tal manera, que la matriz, edad y estado sicológico, social y económico, el consumo de droga, alcoholismo, tabaco, medicinas e intoxicaciones y las radiaciones, virus y carencias de proteína y de vitaminas de la madre repercutirán en la formación y nacimiento del ser humano. Concretamente, sus virus producen lesiones nerviosas en el nasciturus. Su estado sicológico modifica ciertas hormonas por medio del sistema linfático.

El medio ambiente del ser humano continúa fuera del seno de su madre hasta su muerte. El recién nacido dispone de todas las células nerviosas pero sin estar conexionadas. Con el paso del tiempo irá conexionándolas y fortaleciéndolas, de forma que su cerebro será una máquina fotográfica que irá gravando todo lo que percibe por los sentidos. Lo primero que siente el recién nacido es el olfato de su madre estableciendo una comunicación afectiva entre ambos. Se comunica con ella por medio del llanto, de la risa y de las muecas durante los dos primeros años y llevando todo a la boca. Luego, con el lenguaje que oye a su madre, padre y familiares empieza hablar al principio torpemente, pero con los días habla correctamente.

La etapa de la niñez que va hasta los siete años es sumamente importante para la formación del niño. La cultura, religión, economía y sociedad de sus padres y de su familia y su posterior formación escolar y universitaria, la compañía de su novia, amigos y compañeros de clase, profesión y trabajo y el matrimonio de su cónyuge e hijos conformarán y definirán su persona y personalidad humanas.

José Barros Guede

A Coruña, 16 de octubre del 2014