Gustavo Bueno el último filósofo, por Fidel García Martínez

Gustavo Bueno el último filósofo, por Fidel García Martínez

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Gustavo Bueno el último filósofo, por Fidel García Martínez

La muerte de su esposa dejó sin aliento vital a Gustavo Bueno, y dos días después pasó a mejor vida. Bueno, como era conocidos en los ambientes populares universitarios, fue el último pensador sistémico que sostenía que la filosofía era un saber sustantivo y no un conjunto de proposiciones tautológicas inverificables, ni verdadera ni falsas, sino sin sentido. Los que pululamos por sus clases en los tiempos en los que Aristóteles era el rey de la lógica con los silogismos, sufrimos una crisis de identidad cuando D. Gustavo era atacado con botes de pintura y nos obligaba a estudiar la lógica matemática analizando infinitas tablas de verdad porque todo era cuestión de verdadero o falso con deducciones formales.

Don Gustavo pasó del tomismo más conservador, como protegido de un venerable obispo salmantino, el Cierre Categorial un conglomerado aderezado con el hegelianismo de izquierda y el presocratismo ancestral que lo llevo al materialismo filosófico. Obsesionado con la religión Católica que según él le habían impuesto siendo un joven universitario rebelde, pretendió fundamentar el hecho religioso sobre el materialismo y el animalismo, lo que le llevó a conclusiones no sólo irreverentes sino disparatadas, puros paralogismos.

Riojano de raíces profundas fue un asturiano más por devoción que por convicción, aunque en la tierra de Jovellanos, consiguió fama y proyección internacional en las aulas metafísicas. Bueno fue un excelente profesor, pero sobre todo un polemista incisivo y persistente, buscaba la polémica en la que demostraba su contundencia lógica que le hacía temible y terrible. La cultura de masas y el mito de la izquierda fueron objeto de una crítica corrosiva y demoledora, que alcanzó su cenit en su ensayo Zapatero y el pensamiento de Alicia una terrible diatriba contra la política cultural y religiosa de ZP, que culminó con su ensayo paradójico ensayo: La fe del ateo. Gustavo Bueno para ser un fiel representante de un saber despreciado e infravalorado como la Filosofía gozó de excelente fama y recibió importantes galardones como Hijo adoptivo de la Ciudad de Oviedo, o Riojanos del Mundo. Descanse en paz Gustavo Bueno, porque el tiempo de la filosofía y de la polémica se le acabó.

Fidel García Martínez, Doctor Filosofía y Letras Catedrático Lengua Literatura.