La hora de la evaluación, por José-Román Flecha Andrés en Diario de León (30-6-2018)
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La hora de la evaluación, por José-Román Flecha Andrés en Diario de León (30-6-2018)
Al final del año escolar, en muchos ambientes surgen las preguntas y las dudas sobre la evaluación de los escolares. Sobre todo cuando se trata de evaluar la materia relativa a la enseñanza religiosa. Son muchos los que se preguntan cómo se puede dar una nota a los alumnos que han cursado la asignatura de religión.
Ante estas dudas, seguramente es oportuno recordar una vez más las dos preguntas que Jesús dirige a sus discípulos, allá por la región de Cesarea de Filipo: "¿Quién dicen los hombres que soy yo? ¿Y vosotros quién decís que soy yo?" (Mc 8,27.29).
Los relatos de Mateo y de Marcos sitúan estas preguntas de Jesús en la región de Cesarea de Filipo. Allí se encontraba por entonces un área sagrada, con pequeños templos dedicados a las divinidades paganas, cuyos restos pueden verse todavía en la actualidad. Y por allí brotaban y brotan algunas de las fuentes del Jordán.
Pronunciadas en aquel lugar, estas preguntas de Jesús podrían evocar en la mente de los discípulos la figura del profeta Elías, el fuerte defensor de la majestad del Dios único. De todas formas, las dos preguntas de Jesús a sus discípulos interpelan a todos sus seguidores, los de entonces y los de ahora.
También hoy, esta segunda pregunta puede dirigirse a todos nosotros. Pero nunca podremos responderla por medio de la erudición. Esta pregunta no apela a la ciencia sino a la creencia; es decir no evoca los "saberes", sino los "sabores". Seguramente será imposible someterla a una evaluación académica.
A esta pregunta de Jesús responde Simón Pedro, diciendo: "Tú eres el Cristo". Pedro reconoce a Jesús como el Mesías, o el Ungido por Dios. Para él, Jesús no es sólo uno más de los profetas que anunciaban y preparaban la venida del Mesías.
Con Jesús llegan los tiempos esperados desde antiguo. Los que lo reconocen como el Mesías enviado por Dios son sus verdaderos seguidores. Ellos han de tomar la cruz y seguirle. Esa es la señal de los verdaderos discípulos.
José-Román Flecha Andrés