La Iglesia Diocesana, por José-Román Flecha (Diario de León, 16-11-2013)
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La Iglesia Diocesana, por José-Román Flecha (Diario de León, 16-11-2013)
En este penúltimo domingo del mes de noviembre se celebra el día de la Iglesia diocesana. La experiencia nos dice que es muy diversa la percepción de la Iglesia local. En algunas regiones de la tierra los católicos son muy conscientes de pertenecer a su diócesis. Y viven esa inserción y pertenencia de forma afectiva y efectiva.
El Concilio Vaticano II dedicó a esta institución muchas y muy ricas reflexiones, especialmente en el decreto sobre el oficio pastoral de los obispos y en el decreto sobre el apostolado de los seglares. Esas notas podrían resumirse en un decálogo:
1. En primer lugar la diócesis es definida como una porción del Pueblo de Dios en que se encuentra y opera verdaderamente la Iglesia de Cristo.
2. Como la Iglesia universal, también la diócesis es una, santa, católica y apostólica. Ahí se resume la identidad y la vocación de la Iglesia diocesana.
3. La diócesis o Iglesia particular se confía al Obispo para ser apacentada con la cooperación de su presbiterio.
4. En consecuencia, esta Iglesia particular vive consciente y activamente la adhesión a su Pastor y se siente reunida por él.
5. Ahora bien, esta reunión no es meramente administrativa. Constituye una comunión de fe orientada por el Espíritu Santo.
6. La comunión diocesana se asienta sobre dos pilares imprescindibles en el pueblo de los seguidores de Jesucristo: la escucha del Evangelio y la celebración de la Eucaristía.
7. En la diócesis tienen un puesto importante los laicos. De hecho "en cuanto sea posible, deben crearse consejos que ayuden a la obra apostólica de la Iglesia".
8. Esta ayuda ha de concretarse, en primer lugar, en la tarea siempre abierta y urgente de la Evangelización.
9. Además, la colaboración de todos los miembros de la familia diocesana ha de hacerse viva y activa en la tarea de la santificación de todos.
10. Y, finalmente, la participación de todos los miembros de la Iglesia local ha de reflejarse en el campo caritativo, social y otros semejantes,
Entre estos escenarios, y en fidelidad al espíritu del Concilio, cabe pensar en la colaboración de los creyentes en todo lo relativo a la cultura, la enseñanza y la asistencia a los enfermos, así como a la defensa y promoción de los derechos humanos, especialmente el de la libertad religiosa.
Al Papa Francisco le gusta repetir que la Iglesia no es una Organización no Gubernamental. A lo largo de los siglos, también la diócesis ha tenido que aceptar una responsabilidad supletoria en la tarea de la promoción humana. Pero su finalidad es el anuncio del Reino de Dios.
Sin embargo, ese anuncio que anticipa la verdadera y última esperanza, no niega el valor de las esperanzas más inmediatas. Al anunciar al Dios de Jesucristo, la diócesis está llamada a salir a las periferias del mundo para prestar atención y cuidado a los hijos de Dios, especialmente los más pobres y necesitados. También esta urgencia nos la recuerda el Papa cada día.
José-Román Flecha Andrés