Jóvenes, más allá de la espiritualidad del espejo

El comentario de Mario Alcudia

Mario Alcudia

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Esta semana hemos conocido el interesante informe "Jóvenes: expectativas, ideales, creencias" sobre el tema de la religiosidad y la fe entre las nuevas generaciones, realizada por el grupo Footprint de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en colaboración con GAD 3. Casi 5000 jóvenes de entre 18 y 29 años de ocho países, entere ellos han sido entrevistados para realizar esta investigación sobre espiritualidad juvenil

El gran titular es la imagen alentadora de la juventud; la mayoría de los chicos y chicas dicen creer en Dios y tienen una percepción positiva de la Iglesia a la que ven como un referente.

A pesar de sus orígenes geográficos y contextos en muchos casos tan distintos, la investigación registra un aumento general de la fe vivida por convicción, participando de la vida sacramental.

En Christus Vivit habla Francisco de la pastoral de los jóvenes, destacando el protagonismo que deben tener. Ellos mismos dice el Pontífice son agentes de la pastoral juvenil, acompañados y guiados, pero libres para encontrar caminos siempre nuevos con creatividad y audacia

El joven es un ser puramente espiritual, porque está atravesado por preguntas que lo interpelan en lo más íntimo, relacionadas con sus sueños, sus deseos, sus metas y su vocación. Por eso habla el Santo Padre de los dos rasgos esenciales de la pastoral juvenil; las dos grandes líneas de acción que son la búsqueda y el crecimiento.

La primera consiste en ofrecer una primera experiencia de cercanía con Dios; una honda experiencia de fe por cualquiera de los insondables caminos de Dios. Y luego llega la formación doctrinal y moral, el segundo paso, suscitando y arraigando las grandes experiencias que sostienen la vida cristiana

Y todo ello vivido en espacios fraternos y atractivos donde se viva con sentido y naturalidad la fe en medio de un entorno en muchas ocasiones hostil o, cuando menos, complicado.

He aquí, por ejemplo el fenómeno de las JMJ. Chicos y chicas que han tenido una fuerte experiencia espiritual, que viven la gracia de la comunidad, se alimentan de la Palabra y la Eucaristía y se sostienen por la oración. En una sociedad que, por motivos diferentes cultiva la duda y la inmadurez, gracias a Dios encontramos encuestas como esta que reflejan que pese a las aparentes mayorías, los jóvenes demuestran que la Iglesia no agoniza y que están dispuestos a llevar a cabo una revolución religiosa silenciosa pero decidida, a caminar contra corriente y a proclamar con fuerza y entusiasmo su fe en Dios.