Los mártires y la nueva evangelización ? editorial Ecclesia

Los mártires y la nueva evangelización – editorial Ecclesia

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

REVISTA ECCLESIA EN TU CASA EN VERANO

Los mártires cristianos son un tesoro irrenunciable de la Iglesia de ayer, de hoy y de siempre. Son la excelencia del don de la fe y la palma, la corona de la vida cristiana. Nuestros mártires son una gracia de Dios, una catarata de luz y de hermosura que es preciso mostrar y compartir. Los mártires son los primeros y mejores hijos de la Iglesia de Jesucristo porque supieron y pudieron imitar al Maestro y Señor. Los mártires son los más cualificados y creíbles testigos de la fe y de la mejor humanidad porque con su sangre derramada inocentemente sembraron las tierras y los caminos del mundo de dignidad, lealtad, fidelidad, coherencia, valentía, ardor, compromiso, perdón, paz, reconciliación y amor.

Cuando la Iglesia estudia, proclama, celebra y venera la gloria de los mártires, no busca ni señala culpables, sino héroes y modelos. La glorificación de nuestros mártires no va contra nadie ni contra nada. No es un ejercicio justiciero y resentido de la memoria de la historia, sino un acto de justicia y una siembra de los mejores y más necesarios valores para todos.

Por todo ello, los mártires son también ejemplos e intercesores para la evangelización, para la nueva evangelización. Tenemos, pues, necesidad de ellos, de su memoria, de su honra y de su interpelación. En tiempos de increencias, fragmentaciones, materialismos y relativismos, en tiempos de fe débil y tantas veces a la carta, adormecida y vacilante, nuestros mártires son un aldabonazo de gracia, un despertador de vitalidad, de esperanza, de renovación. Por su condición de testigos eminentes, los mártires nos muestran que es posible tener valor y perseverancia, que nada da más luz y más riqueza que la fe y que esta, la fe, solo y siempre actúa y se muestra y demuestra por la caridad.

Y a vivir y a celebrar todo esto nos vuelve a convocar la Iglesia, ahora, en apenas cuatro meses, con la gran beatificación en Tarragona (ver páginas 6 y 7) de más de medio millar de mártires del siglo XX en España, firmes y valientes testigos de la fe, del perdón y del amor y extraordinarios mediadores y estímulos para nuestra misión evangelizadora.