En la muerte del cardenal Martini ? Editorial Ecclesia
Madrid - Publicado el - Actualizado
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ECCLESIA da cumplida cuenta del fallecimiento, el 31 de agosto, del arzobispo emérito de Milán, el cardenal jesuita Carlo María Martini. Su muerte ?al igual que sucediera con su vida, ministerio y publicaciones? ha traspasado las fronteras locales y nacionales de Milán, Italia y de la Compañía de Jesús, y se ha convertido en un destacado acontecimiento informativo y social.
Ya nada más conocerse el óbito, Benedicto XVI hizo llegar un telegrama al actual y correspondiente arzobispo, como siempre hacen los Papas en la hora de muerte de los cardenales. Además, el cardenal secretario de Estado ?en inusual y significativo gesto? hizo lo propio y el Santo Padre envío un legado papal para los funerales de Martini con un nuevo mensaje de condolencia. Todo ello evidencia la indiscutible magnitud e importancia del cardenal Martini, en cuya hora de la muerte unos lo han presentado como abanderado de la Iglesia progresista y otros han lamentado precisamente esto que los primeros ensalzaban.
Sin embargo y como en tantas otras ocasiones, la verdad, la justeza consiste en reivindicar la figura del cardenal finado como la de un extraordinario hombre de Iglesia, de la única Iglesia. Así lo ha hecho Benedicto XVI, calificando a Martini como "pastor generoso y fiel", "hombre de Dios", "de gran apertura de espíritu" e "incansable servidor del Evangelio y de la Iglesia". Y esto y no otro fue Martini y así ha de ser custodiada, reconocida y agradecida su memoria.