En la muerte de Francisco Tejada Vizuete
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Tejada Vizuete: mi paisano, mi amigo, mi hermano, por José Moreno Losada
Ha muerto Francisco, el hijo del carpintero y de Josefa, la dulcera, el hermano de Emilia. Un hombre del renacimiento, sacerdote y culto. Francisco Tejada Vizuete, mi paisano, mi amigo y mi hermano de Granja de Torrehermosa, se acaba de marchar.
Ayer, entre las calles del pueblo que le ha visto crecer y que ha sido testigo y banda sonora de su vida, le acompañamos en un adiós sentido. Lo despedimos en la plaza que lleva su nombre; desde aquel rincón escondido desde el cual, en la serenidad y en la amplitud, se puede contemplar la grandeza de la torre llena de firmeza que sirve de nombre y de identificación para todos los que hemos vivido a su sombra. Plaza que antes era de homenaje y admiración, y que ahora, desde este momento, quedará impresa en el recuerdo de la historia merced al legado de uno de los hijos de esta Torrehermosa.
Hoy, abrazado a la estela de su recuerdo, me alcanzan palabras y me atrapan sugerencias de vida al recordar al paisano y compañero Francisco:
Granjeño, hijo, hermano, tío, carpintero, seminario, presbiterio, Comillas, universitario de Sevilla y Extremadura, sacerdote, diocesano, doctor, teólogo, humanista, misiones, profesor, canónigo, museo catedralicio, extremeño universal, académico, investigador, guadalupano, mariano, artista, escritor, editor, músico, historiador, bibliotecario, conversador, ingenioso, alegre, cantor, renacentista, sabio, genio y figura.
Son muchos los pueblos y lugares extremeños que ha conocido y en los que ha aportado y de los que ha hablado o escrito: Granja, Azuaga, Berlanga, Ahillones, LLerena, Villagarcía, Zafra, Badajoz, Mérida, Jerez de los Caballeros, Fuente del Arco, Trasierra, Los Valles -Santa Ana y Matamoros-, Aceuchal, Barcarrota, Guadalupe,Alburquerque, Fregenal, Fuentes de León, Segura de León, Fuente del Maestre, Villafranca, Ribera del Fresno, Olivenza, Almendral, Nogales, Trujillo… Sé que faltarán muchos más de los que he anotado; ahora, que cada uno piense en aquellos que él sabe que fueron tocados y queridos para él.
Un hombre de fe, cultura y arte
Pero si yo tuviera que destacar algún elemento que para mí ha sido sobresaliente en él o que más he admirado en su persona, ha sido su forma de entender y vivir la relación fe, cultura y arte. Amante de la eclesiología del Vaticano II y de las claves de Evangelización, aportadas por la Evangelli Nutiandi, supo ser un hombre de fe y cultura siendo capaz de superar esa ruptura que siempre acecha a la relación Iglesia-Mundo.
Asentado sobre sus bases filosóficas, teológicas y bíblicas, recibidas en vendaval de novedad y esperanza en la transformación de Comillas, enraizado en una formación jesuítica profunda y abierta, ha sido un sacerdote capaz de amar al pueblo, de prestar servicios encomiables en el horizonte de la pastoral de misión y de evangelización a nivel nacional, y de servir una antropología teológica de calado humanista y abierto. Pero, sobre todo, ha sido capaz de vivir su ministerio entendiendo la cultura enraizada en la fe, y ésta enraizada en aquella. Desde su formación universitaria secular y laica en Sevilla y, más tarde, en Extremadura, es un ejemplo claro de cómo la fe se incultura y produce belleza, gracias, verdad, luz, esperanza y amor; y, al mismo tiempo, la cultura evangelizada aporta a la fe una racionalidad humanizadora y de encuentro, de purificación y de verdad.
En su vivir se ha empapado de todo lo que en la historia otros descubrieron y nos transmitieron, ha gozado de la sabiduría auténtica y se ha dejado seducir por ella en todas las versiones. Así, ha dado un fruto que permanecerá y que hará que otros puedan seguir gustando de la fuente de una verdad inagotable, siempre fresca, transmitida y novedosa a la vez, sin necesidad de rendirse ni entregarse nada más que a la verdad y a la luz en la que el amor -que todo lo puede- se hace verdadero y justo.
José Moreno Losada. Sacerdote de Badajoz