El Papa Francisco, la prohibición del tabaco y el uso de móviles en las celebraciones litúrgicas

El Papa Francisco, la prohibición del tabaco y el uso de móviles en las celebraciones litúrgicas

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El Papa Francisco, la prohibición del tabaco y el uso de móviles en las celebraciones litúrgicas, por Fidel García Martínez

El Papa Francisco, suele predicar con el ejemplo, por eso ha tomado una decisión que seguro que van a ser cuestionada por sus adversarios por exceso o por defecto. No le ha templado la mano con la que abraza el cayado de pastor e la Iglesia Católica Universal, para prohibir el vicio de fumar en el Vaticano, que lo quiere libre de los malos humos, que no son solo aquellos que lo critican por sus posturas doctrinales y morales, tan sensatas y equilibradas.

El Papa que está demostrando su gran amor por la salud de planeta Tierra como queda patente en su magnífica encíclica Laudato si? sobre el cuidado de la casa común, libre de todas las agresiones medioambientales, por eso ha pensado que hay que empezar dando ejemplo en el Vaticano, prohibiendo el negocio del tabaco que causa millones de muertes todos los años. Mucho hoy que temer que los fabricantes y expendedores de tabaco se sientan molestos con la medida del Papa y lo acusen de querer revolucionar el Vaticano.

Otra costumbre que disgusta mucho al Papa Francisco es el uso de los celulares, como se llaman en Argentina, a los teléfonos móviles, en las ceremonias litúrgicas que oficia y/o preside. Le molesta y con razón que los flaxes salten por cualquier motivo y por cualquier circunstancia incluso en el mismo momento culmen de la Santa Misa, como es el de la Consagración. Para el Papa todo ese exhibicionismo de pantallas encendidas en la iglesias es por le menos una falta de respeto a los lugares sagrados. El abuso del uso de los móviles en las iglesias clama al cielo. Nadie parece querer límites al uso de los móviles en los lugares sagrados en donde la gente entra sin ningún respeto a nada ni a nadie, y los sonidos y los flaxes perturban y profanan los momentos más sagrados. No es de extrañar el disgusto del papa Francisco por estas faltas de respeto que cada vez parecen más museos profanos en los que se toleran lo que no está permitido en ningún museo civil que se precie.

Fidel García Martínez