El poema del hombre, por José-Román Flecha Andrés, en Diario de León (12-12-2015)

El poema del hombre, por José-Román Flecha Andrés, en Diario de León (12-12-2015)

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El poema del hombre, por José-Román Flecha Andrés, en Diario de León (12-12-2015)

El día 7 de diciembre de 1965 se celebraba la última sesión pública del Concilio Vaticano II. Los que habíamos acudido aquella mañana a la Basílica de San Pedro esperábamos con ansia la votación final de la constitución "Gaudium et spes" sobre la Iglesia en el mundo de hoy.

Imaginábamos que el Papa Pablo VI pronunciaría un importante discurso, como para resumir los trabajos, las fatigas y las alegrías del Concilio. Un discurso para presentar a la Iglesia y al mundo los resultados de aquel itinerario conciliar. Un discurso que, sin duda, sería un testimonio de la fe de Pablo VI en Jesucristo y de su amor a la Iglesia.

Y así fue. En aquella solemne ocasión, el Papa explicó que el Concilio había tratado no sólo de hablar de la Iglesia, sino de buscar y proclamar la gloria de Dios, buscando su conocimiento y su amor y adelantando el deseo de contemplarle. Aquellas palabras parecían una respuesta a los que criticaban el excesivo humanismo del Concilio.

Pero, después de subrayar la orientación conciliar hacia Dios y su Reino, el Papa recordaba también la atención que el Concilio había prestado al mundo y al hombre. Y ahí pudimos escuchar con admiración aquella especie de poema que Pablo VI dedicaba al hombre. El de nuestro tiempo y el de siempre.

Tras esta letanía, añadía Pablo VI: "Un inmenso amor hacia los hombres ha dominado por completo el Concilio? Reconoced por lo menos este mérito al Concilio, vosotros los humanistas de hoy que rechazáis las verdades trascendentes, y reconoced también este nuestro humanismo; pues también nosotros, y en mayor grado que nadie, somos humanistas".

A 50 años de distancia cabe preguntarse si el humanismo laico ha aceptado aquel mensaje. Pero también hemos de examinar nuestra conciencia para ver si las obras cristianas, motivadas por el amor de Dios y el amor a Dios, han promovido el respeto y el amor al hombre.

"El hombre es lo que importa". Aceptamos el desafío de aquel verso de León Felipe. Y tratamos de vivir esa atención a la luz de la fe en el Creador y Padre del hombre.

José-Román Flecha Andrés