La política religiosa de los Reyes Católicos
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La política religiosa de la reina Isabel de Castilla (1451-1504) y de su esposo Fernando (1452-1516), tanto como rey consorte del reino de Castilla como después rey de Aragón, por fallecimiento de su padre el rey Juan II en 1479, fueron de gran apoyo y ayuda a la Iglesia católica y de colaboración con la Santa Sede en la defensa de la religión católica, que será el Alma de la unidad de España, y de los territorios de los Estados Pontificios. De ahí, su merecido nombre de Reyes Católicos.
En 1478, solicitan al papa Sixto IV unos inquisidores para perseguir a los falsos conversos cristianos que había en Sevilla que accedían a los puestos de mando en las ciudades contra la voluntad del pueblo. Concedida dicha solicitud, en 1480, nombran a los frailes, Miguel Morcillo y Juan de San Martín, como primeros inquisidores, los cuales actuaron con rapidez y excesivo rigor en los procedimientos penales y castigos, desde multas, cárcel, confiscación de bienes hasta infamia a sus herederos.
El 11 de febrero de 1483, crean el Tribunal de la fe autorizado por el papa Sixto IV, llamada Inquisición o Santo Oficio, con plena independencia de la Santa Sede para inquirir y castigar las herejías contra la fe cristiana en Castilla, perseguir a los judíos y castigar a los falsos conversos, a los bígamos, blasfemos, brujos y autores de los libros prohibidos. Su órgano rector era el Consejo Superior de la Inquisición, presidido por el Inquisidor General, empleo estatal muy bien retribuido económicamente,
Su primer Inquisidor General fue Tomás de Torquemada, en 1484, le sucedió Diego de Deza, ambos religiosos dominicos y confesores de la reina Isabel. De dicho órgano dependían los tribunales de las provincias eclesiásticas, dirigidos por un inquisidor auxiliado por calificadores y familiares, como empleados del Estado del reino de Castilla. Las sentencias eran hechas públicas en los llamados Autos de Fe.
Desgraciadamente, al poco tiempo de la constitución de este Tribunal de la Inquisición Española o Santo Oficio fueron quemados en Sevilla un gran número de judíos acusados de grandes crímenes. Dichos inquisidores fueron muy rigurosos con los judaizantes y relapsos moriscos, llamados cristianos nuevos, que en gran número fueron condenados a morir en la hoguera
A petición de la reina Isabel de Castilla, el Papa concede el título de maestre y administrador de los maestrazgos de las Órdenes Militares de Santiago, Calatrava, Alcántara del reino de Castilla a su esposo, el rey Fernando, a medida que fuesen quedando vacantes. Estas instituciones habían prestado grandes e importantes servicios en la recuperación del territorio español en poder de los musulmanes y moros. Su gran patrimonio territorial alcanzado había caído en manos de magnates políticos codiciosos a lo largo del siglo XV, siendo estos caballeros los más poderosos de reino castellano.
El último maestre de la Orden Militar de Santiago fue Alonso de Cárdenas, persona de la confianza de los reyes, que a su fallecimientote pasó dicho título al rey Fernando. La Orden militar de Santiago poseía 83 encomiendas que comprendían dos ciudades, 178 villas y 200 parroquias. La de Calatrava tenía 56 encomiendas y 16 prioratos. La de Alcántara disponía de 36 encomiendas con muchas villas y castillos
En la conquista del reino moro de Granada, único que quedaba en el territorio hispano, las fuerzas cristianas al mando del rey Fernando van tomando una a una las ciudades y pueblos de dicho reino y asientan su campamento a dos leguas de la ciudad de Granada. La reina Isabel lo visita acompañado de Diego de Muros, deán de la catedral basílica de Santiago de Compostela. La presencia de la reina en el campamento inspira heroicas hazañas de proeza militar a Gonzalo de Córdoba y a Hernán Pérez de Pulgar que llevarán a cabo contra los moros. Llamó Santa Fe a este lugar por la firme decisión de sus soldados de conquistar Granada.
El 2 de enero de 1492, el rey Boadil del reino moro de Granada se rinde bajo ciertas condiciones. El papa Alejandro VIII da el título de Majestades Católicas a los reyes Isabel y Fernando en reconocimiento de la conquista del reino moro para los cristianos. Nombran capitán general de reino de Granada a conde Tendilla, del linaje de los Mendoza, que lo gobierna con equidad y tacto, ayudado por el primer obispo de Granada, el religioso jerónimo, fray Hernando de Talavera, que aprendió el árabe y con su caridad consiguió un gran prestigio entre los musulmanes.
Contra esta política tolerancia, el religioso franciscano fray Francisco Jiménez de Cisneros, confesor de la reina, adopta una política de intolerancia, quemando el libro del Corán, lo que provoca un alzamiento moro en Albaicín que es sofocado. Los Reyes Católicos les impusieron a los moros la alternativa de convertirse al cristianismo o emigrar a África dejando en España a los hijos menores de 14 años. Muchos, entre ellos, el rey Boadil emigraron a África fundando la ciudad de Orán.
Terminada la conquista del reino moro de Granada, Isabel y Fernando expulsan de España en dicho año de 1492 a 160.000 judíos, a los que por entonces el pueblo español les odiaba por su codicia y comercio. Se establecen en el resto de Europa y en África manteniendo los sefardíes la lengua castellana. Los judíos estuvieron a punto de conseguir de los Reyes Católicos la revocación de su decreto de expulsión por la donación de 30.000 ducados, de los cuales se hallaban faltos por los muchos gastos ocasionados por las guerras y campañas militares, pero fracasó dicho intento al oponerse terminantemente el Inquisidor General Torquemada, quien con un crucifijo de Jesucristo en la mano dijo a los Reyes Católicos: "Judas vendió a Cristo por treinta monedas y Vuestas Altezas le van a vender por 30.000 ducados"
A instancias de Juan Pérez de Marchena religioso franciscano y guardián de la rábida y del Diego de Deza, religioso dominico, catedrático de la universidad de Salamanca, la reina Isabel decide patrocinar con 17.000 florines el proyecto de Cristóbal Colón para descubrir nuevas tierras navegando hacia Occidente bajo la idea de la redondez de la planeta Tierra y aceptar la condición de Almirante y Virrey de la tierra descubierta que le pone Cristóbal Colón, a pesar de la oposición de su esposo, el rey Fernando, y del dictamen negativo de las comisiones de estudios de Córdova y Salamanca sobre dicho proyecto.
El 3 de agosto de 1492, las carabelas, Santa María pilotada por Cristóbal Colón, la Pinta y Niña mandadas por los Hermanos Pinzón salen del Puerto de Palos de Moguer navegando hacia Occidente y perdiéndose en la inmensidad del Océano Atlántico. La tripulación total de las naves era de 120 personas, entre los cuales, había 60 marineros, dos frailes mercedarios, Juan Infante que celebró la primera misa América y Juan Solórzano que murió mártir en la isla de San Salvador, un cirujano, un escribano, varios sirvientes y los restantes eran gentes de mal vivir.
Después de mil vicisitudes, dificultades y calamidades, la tripulación se niega a continuar. Entonces, Colón les dice: "Si dentro de tres días no encontramos tierra, regresamos a España". Pero al amanecer del tercer día, 12 de octubre de 1494, encuentran la tierra de la isla Guannahaí perteneciente a las Bahamas, a la que dio el nombre de San Salvador. De allí pasan a las islas de la Concepción, Fernandina e Isabela y arriban a las islas de Cuba y Santo Domingo, a la que Colón llamó la Española, desde donde regresa a España, siendo recibido por Reyes Católicos con gran ostentación.
Cristóbal Colón hizo otros tres viajes más. En el segundo descubre Puerto Rico y las pequeñas Antillas. En el tercero, el Continente Americano, al que llama las Indias. Regresa a España por orden del comisario Bobadilla que le acusa ante los reyes Isabel y Fernando de hacer esclavos a muchos indígenas y regalarlos a sus gentes en pago a sus servicios. En 1503, el reino de España crea la Casa de la Contratación en Sevilla para centralizar todo el comercio con América.
En el cuarto viaje, las tempestades destrozan su embarcación teniendo que regresar a España, donde muere pobre y abatido en Valladolid en el mayor abandono el 20 de mayo de 1506. En una de su cartas dirigida a su hijo, le dice: "No poseo en España un techo que guarezca mi cabeza, si quiero comer y dormir tengo que ir a la hospedería, y con frecuencia no tengo dinero para pagar la parte que me toca". Escribe en sus memorias: "Todos aquellos supieron de mi empresa, la negaron burlando, salvo dos frailes que siempre fueron constantes". Estos dos son Juan Pérez de Marchena y Diego de Deza. En una de sus cartas a los Reyes Católicos escribe: "A fray Diego de Deza le deben VV. AA. el poseer las indias".
En 1494, las tropas españolas defienden al papa Alejandro VI refugiado en San Ángelo contra las francesas de Luis VIII que había invadido el reino de Nápoles. En 1495, se constituye la Liga Santa formada por España, Alemania y Venecia para defender los Estados Pontificios y el reino de Nápoles. La armada española al frente del Gonzalo de Córdoba, el Gran Capitán, vence a las tropas francesas, toma la ciudad de Ostia, se la entrega al papa Alejandro VI y recobra para España el reino de Nápoles. En 1496, papa Alejandro VI reúne a todos los embajadores en Roma para pedirles ayuda. Oídas sus respuestas, alaba al embajador español que le manifiestaba que los reyes Isabel y Fernando están dispuestos a ayudarle contra la invasión turca.
Por todos estos servicios a la Iglesia católica y la Santa Sede, los Reyes Católicos obtienen del Papa el derecho de Patronato, es decir, de presentación de candidatos a las sedes episcopales, y recaban el Exequatur de las bulas y decretos papales antes de ser publicados en España. Promueven la reforma del clero. Los religiosos franciscanos se ven obligados a observar su regla y a las Órdenes monásticas de san Benito y san Bernardo de Castilla las ponen bajo el mando de la Congregación de Valladolid.
José Barros Guede
A Coruña 15 de octubre del 2012