Lo que significa la conclusión de los Sínodos sobre la Familia ? editorial Ecclesia

Lo que significa la conclusión de los Sínodos sobre la Familia – editorial Ecclesia

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Lo que significa la conclusión de los Sínodos sobre la Familia ? editorial Ecclesia

Tras más de dos años de caminar en clave sinodal sobre la familia, la familia no solo sigue importándole a la Iglesia, sino que todavía le importa más. Concluido, pues, el periplo e itinerario sobre la familia, no solo corresponde ahora al Papa, si lo considera oportuno ?así lo ha pedido la proposición 94 y última de la Relación final de este Sínodo, aprobada casi unánimemente-, en la posible ?y deseable y esperable- redacción de un documento de rango pontificio al respecto, sino que es también y, de nuevo, la entera comunidad eclesial la que ha seguir haciendo camino común y junto a la familia.

¿Cuáles han sido los resultados y conclusiones de esta asamblea sinodal, recién concluida? ¿Cómo la ha visto el Papa? ¿Cuáles son las claves y perspectivas correctas eclesialmente hablando para trazar un juicio sobre todo ello? Creemos que para ello es de lectura obligatoria el discurso con el que Francisco cerró el Sínodo (páginas 29 a 31) en la tarde del sábado 24 de octubre. Un discurso que, además, hay que leer y meditar al unísono con los ofrecidos por el Pontífice en la apertura del Sínodo (páginas 29 y 30 de ecclesia de la pasada semana) y con el pronunciado el 17 de octubre con ocasión del cincuentenario de la institución del Sínodo de los Obispos (páginas 25 a 28 de hoy).

¿Y qué es lo encontramos en estos tres emblemáticos y memorables discursos?: lo que es el Sínodo. Ni más, ni menos lo que es el Sínodo, que no es un parlamento, un senado, un locutorio, sino una asamblea eclesial que, con el Papa y bajo el Papa, y movida por el Espíritu Santo, auténtico y único motor de la Iglesia, presta un singular, precioso y preciso servicio eclesial en orden a la comunión y a la misión, pero que, en ningún caso, es un cuerpo legislativo, y menos aún ejecutivo, dentro de la Iglesia. El Sínodo propone, pero no dispone. Sirve, ayuda, orienta, subraya, influye, pesa, forja criterios, marca tendencias, crea Iglesia. Pero no es la última palabra de la Iglesia, que sí la tiene el Papa, quien, ¡qué duda cabe!, sabe y sabrá escuchar al Sínodo. Todo ello, pues, significa que tanto doctrina como disciplina sobre matrimonio y familia permanecen, tras el Sínodo, inalteradas. Eso sí, ungidas y urgidas de nuevos acentos, matices y perspectivas.

Al concluir esta asamblea sinodal sobre la familia y su dilatado camino previo, es evidente que la Iglesia no ha concluido su misión en relación a la familia, "sino -habla, de nuevo, Francisco- que ha tratado de iluminarla con la luz del Evangelio, de la Tradición y de su historia milenaria, infundiendo en ella el gozo de la esperanza sin caer en la cómoda repetición de lo que es indiscutible o ya se ha dicho". Y también es evidente que tampoco "significa que se hayan encontrado soluciones exhaustivas a todas las dificultades y dudas que desafían y amenazan a la familia", sino que, dichas dificultades a la luz de la fe, "se han examinado atentamente, se han afrontado sin miedo y sin esconder la cabeza bajo tierra".

La Iglesia, a través del Sínodo, ha recibido en todo este tiempo no solo un renovado soplo y aliento del Espíritu para seguir sirviendo a la familia, sino también un "baño" de realismo, de pluralidad y, en su sentido más amplio y genuino, de catolicidad.

Por todo ello, "para la Iglesia, en realidad, concluir el Sínodo significa volver verdaderamente a caminar juntos para llevar a todas las partes del mundo, a cada diócesis, a cada comunidad y a cada situación, la luz del Evangelio, el abrazo de la Iglesia y el amparo de la misericordia de Dios". O dicho de otro modo, entre los muchos e innegables frutos de esta asamblea sinodal, sin duda gracias al impulso de Francisco, la Iglesia ?pastores y fieles- toma renovada conciencia de acercarse a la entera y hasta compleja realidad familiar actual con mayores entrañas de misericordia, acentuado la necesidad de discernir las distintas situaciones y urgida a "amar incondicionalmente a todas las familias y, en particular, a las que pasan dificultades". Porque "ninguna familia debe sentirse sola o excluida del amor o del amparo de la Iglesia", pues "el verdadero escándalo es el miedo a amar y manifestar concretamente este amor.