San Anselmo: filósofo y pastor, por Fidel García

San Anselmo: filósofo y pastor, por Fidel García

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

San Anselmo es sin duda uno de los grandes pensadores qua han configurado el pensamiento de Occidente, pese una obra materialmente poco extensa, es de gran profundidad tanto desde el punto de vista teológico como filosófico. Nacido en la ciudad de Aosta. Debido a las tensiones con su padre, abandonó el hogar y durante años viajó por Francia. Atraído por la fama del abad Lanfranco, ingresó en el monasterio de Brec. Durante su vida monacal compuso sus más conocidos escritos: De Veritate, De casu diaboli entre otros. Pero San Anselmo como filósofo brillante y profundo es conocido por dos obras muy importantes Monologium y Proslogium, especialmente este en donde se encuentra el famoso argumento con el que al insensato le demuestra racionalmente la Existencia de Dios. Este argumento conocido como ontológico, ha sido uno de los más analizados en el la Historia de la Filosofía, rechazado por unos como Santo Tomás de Aquino, aceptado por otros como Kant. San Anselmo pretendió dar una prueba irrefutable racionalmente de la existencia de Dios. Supuso para él un esfuerzo ímprobo que le consumía las fuerzas. Para él la antítesis moderna entre la Fe y la Razón supone una incapacidad para el razonamiento lógico. Por eso afirma con toda claridad: No busco entender para creer, sino creo para entender. La fe para San Anselmo la condición y aún la materia máxima de la intelección. Entender non es para San Anselmo sino iluminar con la luz de las razones necesarias, la Fe que obscura pero con certeza absoluta. Para San Anselmo, como después para Santo Tomás, sería absurdo impugnar una verdad de Fe por el hecho de no ser comprendida. La Teología de San Anselmo descansa sobre el gran misterio de la Encarnación, formulada en la pregunta: ¿Por qué Dios se hizo hombre? (Cur Deus Homo).

San Anselmo no sólo fue un sabio y un intelectual, fue además un celoso e intrépido pastor. Consagrado abad de Bec, se preocupó especialmente de elevar la instrucción y espiritualidad de los monjes. Como abad viajó por Inglaterra para visitar los monasterios ingleses. Proclamado Arzobispo de Canterbury, tomó posesión de su sede el 4 de diciembre de 1093. Su labor como pastor se vio envuelta dificultades y obstáculos que supo vencer son su paciencia y firmeza. Los últimos años de su vida fueron intensos tanto por su labor como pastor, como por sus labor intelectual. Agotado perdió pronto sus fuerzas físicas al no poder ingerir alimentos. Entró en agonía sus discípulos lo bajaron de la cama y lo extendieron sobre un lecho de cilicio y ceniza. Rodeado por clérigos y monjes murió al amanecer del 21 de Abril de 1109 a la edad de setenta y seis años y a los dieciséis de su exaltación como primado de Canterbury.