Santa Teresa y la vida militar, por Fidel García Martínez

Santa Teresa y la vida militar, por Fidel García Martínez

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Santa Teresa y la vida militar, por Fidel García Martínez

Lectora de los libros de caballerías, esta afición dejó una profunda huella en su persona y en sus escritos, como se puede deducir de su obra más lograda y representativa como es el del Castillo Interior o Las Moradas.

Santa Teresa vivió en un ambiente familiar de militares. Su padre y sus hermanos fueron soldados o participaron en conquistas militares. Así su padre, Alonso Sánchez de Cepeda participó en la guerra, ya que los hidalgos del momento y su padre lo era, eran invitados por el Rey a participar en la conquista de Navarra. Una invitación llegó al hogar de su padre, quien "fue a servir a su Alteza en dicha guerra con un muy buen caballo (?) con armas como caballero bien arreado de atavíos" Sus hermanos algunos partieron para las Indias, como soldados y algunos consiguieron el grado militar de capitán:

Juan de Cepeda murió en plena juventud estando en la guerra murió en África, siendo capitán de Infantería.

Antonio de Ahumada murió como soldado en la batalla de Añaquito, en enero de 1546. En la misma batalla participó Jerónimo Cepeda y fueron heridos sus otros hermanos: Lorenzo y Hernando.

Agustín de Ahumada volvió a España siendo oficial, capitán.

Rodrigo de Cepeda, el hermano más querido por la Santa, con el que jugaba a ser ermitaños y con el que se fugó, en vano, para ir a tierra de moros para que los decapitaran por Cristo y así lograr el Cielo para siempre. Como nos la cuenta ella en el capítulo primero del libro de la Vida, murió en las Indias en el Río de la Plata, llegando a ser capitán.

¿POR QUÉ SANTA TERESA ES PATRONA DEL CUERPO MILITAR DE INTENDENCIA?

El cuerpo de Intendencia tiene como fin el aprovisionamiento del Ejército, para que pueda realizar su misión tanto en tiempos de paz como de guerra o en las misiones internacionales donde participe España. Estas misiones no agotan en la logística militar, sino que también exige obligaciones y responsabilidades morales en mando y tropa.

Santa Teresa es un ejemplo en la administración de la vida de sus muchas fundaciones, 17 en total por el territorio español por: las dos Castillas, Murcia y Andalucía. En ellas demuestra su profundo realismo, su entera determinación, su extraordinaria capacidad para el trato con toda clase de personas para llevar a buen puerto una misión que presentaba gran dificultad en uno tiempos recios, como los llamaba ella, por diversas circunstancias políticas, religiosas sociales, económicas. Trató para lograr sus objetivos con todas las clases sociales. Desde el Rey a las más humildes: alta nobleza y alto clero, admiradores incondicionales y detractores incondicionales. Con muchas privaciones y con intensos sufrimientos logró que a sus monjas no les faltara todo lo necesario de ropa, comida y enseres para que la vida de la comunidad fuese viable aunque orientada por la pobreza y el ahorro. Leer sus cartas y sobre todo el libro de las Fundaciones, una aventura a lo divino, nos produce un asombro y admiración al comprobar la gran capacidad organizativa de esta fémina inquieta y andariega, como la describió un nuncio, admirado de tanta astucia y sagacidad como demostraba la Madre Teresa. Ella consideraba sus monasterios como una especie fortaleza desde los que con la oración, ayuno y penitencia se prestaba gran ayuda a los capitanes que defendían a la Iglesia. Así escribe en el Camino de Perfección: "así todas ocupadas en oración por los que son defensores de la Iglesia, predicadores y letrados que la defienden, ayudásemos en lo que pudiésemos a este Seños mío, que tan apretado le traen, a los que ha hecho tanto bien, que parece le querrían tornar a la cruz, estos traidores (herejes) y que no tuviese donde reclinar la cabeza

EL LÉXICO BÉLICO EN LA OBRA TERESIANA.

Santa Teresa sabe que vive en tiempos en los que las guerras son continuas. España extiende su imperio en varios frentes tanto en tiempo del emperador Carlos V, como en el de Felipe II: reforma protestante, la conquista de Granada, el descubrimiento de las Indias, las rebeliones en los Países Bajos, la expulsión de los moros y de los judíos, provocaba un estado anímico muy extendido en la Nación.

Santa Teresa en su intención por defender la Iglesia de los enemigos de dentro y de fuera se sirve de las palabras que denotan esfuerzo guerrero: Paz, Rey, bandera, guerra, baterías, capitanes, alféreces, soldados, artillería, armas, batallas, combates, victoria.

Quizá el símil que mejor refleja cómo Santa Teresa concibe su vida de Reformadora y de Maestra de la vida Espiritual, basada en la oración mental y/ vocal, es el del campo de batalla en donde se enfrentan dos ejércitos representados por sus respectivas banderas. Era un símil procedía de una tradición centenaria y que había retomado San Ignacio de Loyola sus Ejercicios Espirituales. En este sentido escribe Santa Teresa:

"Aquí se levanta del todo la bandera de Cristo" Hablando de los Jesuitas afirma: De la Compañía de Jesús, vilos en el Cielo con banderas blancas en las manos". De la bandera que ella levanta afirma: "Estas armas han de tener nuestras banderas la pobreza. Los contemplativos han de llevar adelante la bandera de la humildad" del potador de la bandera afirma: Si el alférez deja la bandera perderse ha la batalla" Sigamos pues Cristo va delante. Como soldados esforzados sólo miremos a dónde va la bandera de Nuestro Rey"

Lo que unifica todo léxico bélico teresiano gira en torno a la batalla entendida como lucha personal contra los enemigos de la vida espiritual; lucha que la Iglesia debe mantener contra todos los enemigos para implantar el Reino de Dios: "no penséis- escribe a sus monjas- es menester poco favor de Dios, para esta gran batalla adonde se meten los defensores de la Iglesia" "Aunque en las batallas el alférez no pelea no por eso deja de ir en gran peligro (?) si el deja la bandera, perderse ha la batalla": "uno que está en una batalla, que sabe, si le vencen, no le perdonarán la vida, y que ya que no muere en la batalla, ha de morir después, pelea con más ánimo y determinación

El Castillo como fortaleza inexpugnable adquiere un protagonismo esencial en la obra teresiana, no en vano es el título más conocido de toda su obra. Las citas que tienen como tema el castillo son muchas: seleccionamos algunas, recordamos que siempre tienen una dimensión esencialmente espiritual ascética o mística: " Amor y temor de Dios son dos catillos fuertes, desde donde se da guerra al mundo y a los demonios"; " lo que hemos de pedir a Dios es que en este castillo ( Iglesia) que hay de buenos cristianos, no se vaya ninguno con los contrarios" Fuera de este castillo no se hallara seguridad ni paz" " En pocas moradas de este castillo dejan de combatir los demonios.

¿Qué enseñanza transmite Santa Teresa a un militar hoy? Para decir algo con fundamento nada mejor que estas ideas tomadas del Arzobispo Castrense de España, D. Juan del Rio, quien en su Carta Pastoral Santa Teresa de Jesús y La Intendencia. En ella destaca las siguientes virtudes.

Santa Teresa supo santificarse entre el ajetreo de las grandes batallas que tuvo que sostener durante su vida. Si las actuales Reales Ordenanzas (RR.OO) como todas las que las precedieron ponen su acento en el Patriotismo de las FF.AA, consagradas al servicio de la Patria, en el patriotismo está el origen de todos los valores castrenses, aprende a amor y honrar al cuerpo que sirve. La fe en Dios, dice el Arzobispo, no es un estorbo en la milicia, sino el mejor estímulo para el cumplimiento del deber. Santa fue una gran patriota como se prueba por la gran veneración y respeto que tuvo hacia el Rey Felipe II a quien consideraba el hombre que dispuso la Divina Providencia para defender a la Iglesia de todos los herejes, como se puede leer en las cartas que le dirigió de su puño y letra. Estas cualidades y valores que tuvo Santa Teresa fueron su gran honradez, su espíritu de sacrificio, su fidelidad a los amigos y su gran alegría, porque solía decir un santo triste es un triste santo y entre los pucheros anda Dios.

Fidel García Martínez, Catedrático Lengua Literatura Doctor Filología Románica Licenciado en Ciencias Eclesiásticas