Un viaje a Tierra Santa ? Capítulo XII

Un viaje a Tierra Santa – Capítulo XII

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Un viaje a Tierra Santa – Capítulo XII

Desde Jerusalén viajamos a de Betania donde vivieron tres hermanos, Lázaro, María y Marta, con los cuales Jesús de Nazaret entabló una gran amistad, visitándolos en sus idas y venidas a Jerusalén. Amaba tanto a esta familia que, cuando Marta y María le informaron que su hermano Lázaro había fallecido, fue inmediatamente a verlo, consuela a sus hermanas diciéndoles: Yo soy la resurrección y la vida, aquel que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá, y le resucita a la vida.

Hoy día, Betania es pequeño suburbio de Jerusalén, sito en el fondo de la ladera sur del Monte de los Olivos, lugar muy protegido de los fríos del invierno, soleado y cálido. Vimos la tumba de Lázaro que se encuentra en una cueva, sobre la cual se levanta un minarete de una mezquita, y contemplamos un templo cristiano construido por el arquitecto Barluzzi sobre las ruinas de otros anteriores edificados sobre el solar de la vivienda de dichos hermanos. En su interior hay muchos mosaicos y pintura al fresco de Vagarini.

Continuamos el viaje a Qumran. En su trayecto contemplamos, a un lado y a otro, los montes desérticos y arcillosos de Judea, las tiendas de beduinos con sus rebaños de cabras y la posada del Samaritano que narra el Evangelio como ejemplo del buen prójimo. Hoy día, dicha posada es un lugar de recuerdos religiosos y de artículos de regalo. Qumran dista veinte kilómetros de Jerusalén. A su lado, los beduinos tienen montada una tienda de campaña donde habitan y que vistamos.

Llegados a Qumran, vimos sus famosas cuevas sitas en las laderas de una pequeña montaña, en las cuales, en el año 1947, unos pastores encontraron los famosos manuscritos del Mar Muerto. Dichas cuevas son restos de una compleja edificación de piedra, de treinta y cuatro metros de largo por veinte y siete de ancho, distribuidas en refectorio, cocina, dormitorios, salas de baño, sala de escritura y establos. Según estudios arqueológicos, esta edificación es entre los años 140 a. C. a 68 d.C. Aquí vivía una secta judía, llamada los esenios, que abandonaron Jerusalén para vivir una vida ascética en comunidad y hacer prácticas de baños rituales.

Los famosos manuscritos del Mar Muerto fueron, escritos en rollos de papiro, de cuero y de cobre. Contienen, entre otros textos, el libro completo de Jeremías, fragmentos de todos libros del Antiguo Testamento, florilegio de textos mesiánicos con sus correspondientes comentarios, salmos propios y estudios históricos medioambientales. Su descubrimiento está considerado como el mayor del siglo XX. Se hallan y se exponen en los de Museos de Israel y de Rockefeller de Jerusalén.

Siguiendo hacía el Sur, llegamos a Ein Gedi, lugar donde el David se refugió del rey Saúl que quería matarlo. Es un de los lugares más mencionados en el Antiguo Testamento. Hoy día, Ein Gedí es un oasis en medio del desierto con una temperatura tropical de treinta grados, en donde existe un kibutz que explota un hotel, un restaurante, unas instalaciones deportivas y un balneario con grandes propiedades curativas, en el cual nos embadurnamos con una sustancia negra y viscosa y a continuación nos duchamos bañándonos en sus aguas sulfurosas. Estaba lleno de gente de todas partes del mundo

A doscientos metros de Ein Gedi, se halla el Mar Muerto. Tiene setenta kilómetros de largo por dieciséis kilómetros en su parte más ancha. Se encuentra a trescientos noventa metros bajo el nivel del Mar Mediterráneo. Su salinidad es superior cuatro o cinco veces al resto de los mares. Contiene una gran cantidad de cloro, azufre y magnesio y su temperatura es de treinta grados. De nuevo nos bañamos en él y nos duchamos en agua potable a orillas de la playa. Posteriormente, almorzamos en el restaurante del kibutz de Ein Gedí bebiendo mucha agua.

Continuando el viaje hacia el Sur de Israel, vimos la fortaleza de Masada, sita en una planicie rocosa de ocho de hectáreas, a la que se accede por un carril cableado o a pie por un sendero de serpiente. El rey Herodes la reconstruyó en el año 36 a. C. con grandes edificaciones, castillos y murallas. Su hijo, el etnarca Arquelao, instaló allí una guarnición romana. Conquistada y destruida Jerusalén por el emperador romano Tito en el año setenta d. C., un grupo de judíos se refugiaron en ella. Asediados por los legionarios romanos al mando de Flavius Silva, se suicidaron antes de rendirse, según cuenta Flavio Josefo.

Siguiendo la carretera a orillas del Mar Muerto, contemplamos los lugares donde estaban las ciudades de Sodoma y Gomorra. Su ubicación climatológica y topográfica propicia a toda clase de vicios carnales. Dicha carretera termina en Eliat, pequeña pero muy moderna ciudad turística israelita, sita en la parte nororiental del golfo de Akaba. Cansados de dio viaje, regresamos a Jerusalén viendo un interesante video en el autobús.

La superficie del Estado de Israel es de 21.145 km. cuadrados, con una población de 5.400.000 habitantes, compuesta de diversas razas étnicas: la judía, sefardí y ashkenacic, que constituye el 83%, la árabe, el 15%, y la de los drusos, samaritanos y otros, el 2%. Religiosamente, el 83% de sus habitantes profesan la religión judía, el 17% la religión musulmana y la cristiana. El índice natalidad es del 2'5% y el de la mortalidad es del 0'7%. La alfabetización entre las mujeres es del 84% y la de los hombres es del 94%. Su renta nacional es de 4.500 dólares.

Políticamente, el Estado de Israel está constituido por un presidente, por un gobierno, salido de un parlamento formado por diversos partidos políticos y elegido por mayoría de votos, al frente del cual está un primer ministro. El servicio militar es obligatorio desde los 18 años a los 26 a los hombres con la participación de las mujeres. La semana laboral es desde del amanecer del domingo a las quince horas del viernes. Para los judíos es festivo, desde las quince horas del viernes hasta el anochecer del sábado. Para los musulmanes es el viernes y para los cristianos es el domingo.

El Estado de Israel tiene una estructura económica moderna. Sin embargo, su fuente de financiación son las divisas en dólares y en euros procedentes de la elaboración de diamantes comercializados en Holanda, el turismo, las peregrinaciones cristianas y las donaciones de los judíos de la diáspora. Su moneda oficial es shekel, pero se acepta el dólar y el euro, sobre todo, en ambientes musulmanes.

Para entrar en Israel se necesita pasaporte que tiene tres meses de vigencia. Su entrada y salida está muy controlada por la policía israelita. Es un país cosmopolita de enormes contrastes. Hay una gran diferencia entre los territorios que administran los gobiernos de Israel y los autónomos de Cisjordania y Gasa que administran la Autoridad Palestina. Aquellos son modernos y desarrollados y estos están atrasados y subdesarrollados.

Al día siguiente, después de almorzar en restaurante bodegón de Jerusalén, vistamos una fábrica de diamantes enseñándonos su proceso de elaboración y su muestra de exposición. Caída la tarde, nos trasladamos al aeropuerto Ben Gurión de Tel Aviv para regresar a Galicia. Por razones de seguridad, después de pasar un control muy riguroso, embarcamos en un avión, llegando Santiago de Compostela después de cinco horas y media de un viaje delicioso, sin a peñas turbulencias. Unos autobuses, que nos estaban esperando, nos trasladaron a nuestras casas.

Finis coronat opus.

José Barros Guede

A Coruña, 10 de agosto del 2015