Cristianos de cuerpo entero como Juan Pablo II, por Jesús de las Heras

Cristianos de cuerpo entero como Juan Pablo II, por Jesús de las Heras

Jesús de las Heras

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Cristianos de cuerpo entero como Juan Pablo II, por Jesús de las Heras, en el diario ABC (26-4-2014)

El Papa Juan Pablo II me ordenó sacerdote el 8 de noviembre de 1982, en Valencia, en el transcurso de su primera visita apostólica a nuestro país. Fuimos ordenados 141 sacerdotes. Desde entonces y ya para siempre, mi vida y mi ministerio han estado íntimamente ligados con él. Y solo desde la Providencia, entiendo y explico tantos otros inequívocos signos de toda naturaleza, que ahora no vienen al caso evocar, de esta especial relación mía con Juan Pablo II.

Todo ello, más sus inolvidables casi 27 años al frente de la barca de Pedro, han suscitado y suscitan en mi sentimientos y actitudes de profundo y sentido agradecimiento y admiración. Y claro, también de interpelación, pues son muchas las veces que retornan a mis oídos y a mi corazón aquellas palabras suyas durante mi ordenación en Valencia: ""¡Sed sacerdotes de cuerpo entero!".

"Llamados, consagrados, enviados. Esta triple dimensión explica y determina vuestro estilo de vida? al servicio de vuestros hermanos. Comprended, pues, que la consagración que recibís os absorbe, os dedica radicalmente, hace de vosotros instrumentos vivos de la acción de Cristo en el mundo… Mostraos en todo como "ministros de Cristo"… Ser uno más en la profesión, en el estilo de vida, en el modo de vestir, en el compromiso político no os ayudaría a realizar plenamente vuestra misión; defraudaríais a vuestros propios fieles, que os quieren sacerdotes de cuerpo entero: liturgos, maestros, pastores, sino dejar por ello de ser, como Cristo, hermanos y amigos".

Treinta y dos años después, este retrato de la identidad sacerdotal y su correspondiente programa de vida y hoja de ruta, sigue en plena validez. Este paradigma sacerdotal supone asimismo, con palabras del Papa Francisco, "olor a oveja" y ser conscientes de que "también a la grey tiene olfato para las cosas de Dios".

Y esto significa asimismo que lo que la Iglesia y el mundo necesitan son sacerdotes, sí, de cuerpo entero y también cristianos de cuerpo entero. Cristianos pastores, consagrados y laicos de cuerpo entero, de cuerpo hasta crucificado. Como lo fue él, Juan Pablo II, cuya canonización nos llena de gozo, nos muestra el camino y nos envía a la misión. A la misión de la identidad, de la autenticidad, de la coherencia, de la jornada completa y no a tiempo parcial, de la entrega y de amor. A la apasionante misión de ser cristianos de cuerpo entero, cristianos sin complejos y sin miedos ?"¡No tengáis miedo?"!-, cristianos discípulos y misioneros y siempre testigos de la alegría del Evangelio y de su irrefrenable fuerza para transformar para bien a las personas y a la entera humanidad.

Jesús de las Heras Muela

Director de ECCLESIA y ECCLESIA DIGITAL

Publicado en el Diario ABC, 26-4-2014