Pensamientos, oraciones y poemas ante el misterio de la NAVIDAD y el Año Nuevo
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"Con el espejo del río,/conversa la lavandera:
¿Qué te ha dicho la montaña/de la historia que se cuenta?
Ángeles a los pastores/anuncian la buena nueva:
el Salvador de los hombres/os ha nacido en Judea.
Los que acuden presurosos/a celebrar su presencia
ven en medio de la noche/la luz del alba en la cueva.
¿Qué te han dicho los molinos/de la historia que se cuenta?
Tres Reyes justos y sabios/vienen de lejanas tierras
buscando al Divino Niño/guiados por una estrella.
Quieren dejar a sus plantas,/humillada, su grandeza
y descubrir en sus ojos/la única luz verdadera.
¿Qué te han dicho los rebaños/de la historia que se cuenta?
Hay un Belén un pesebre/donde el altivo no entra,
donde el sabio se confunde/y el orgulloso tropieza,
donde el Todopoderoso/al sencillo se revela,
hace que el grande se achique/y que el pequeño no crezca.
Deja su orilla y camina/al Portal la lavandera:
¿Qué que ha dicho el arroyuelo/de la historia que se cuenta?
(María Angeles Novella Viejo)
ORACIÓN LITÚRGICA DE BENDICIÓN DEL BELÉN
Oremos
Oh Dios Padre Nuestro:
tanto amaste al mundo que nos entregaste
a tu Hijo único,
nacido de María, la Virgen.
Dígnate bendecir este nacimiento
y a la comunidad cristiana aquí presente,
para que las imágenes de este Belén
nos ayuden a profundizar en la fe
a cuantos lo contemplemos:
adultos, jóvenes, niños,
pastores, presbíteros, consagrados o laicos.
Que celebremos con alegría y compromiso la Navidad,
viendo a Cristo presente
en todos los que necesitan nuestro amor.
Te lo pedimos en nombre de Jesús,
tu Hijo amado y que viene al mundo por nosotros,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
PROFECÍA DE NAVIDAD
¡Dios se ha hecho hombre, hermanos!
¡Dios es de nuestra familia!
¡No se avergüenza de llamarnos hermanos!
Echa una mirada por tu pueblo,
por tu barrio, por tu fábrica.
Dime donde hay un ser humano
y te diré que allí está Dios.
Gran misterio que Dios se guardaba para sí
desde siempre;
que luego deja barruntar en el relato del Génesis,
con un hombre criado especialmente a sus pechos,
a su imagen y semejanza,
y presente ya plenamente en su Hijo muy amado,
en su Jesús de su alma,
en este crío que es de todos y para todos,
en el que nacemos todos,
en el que nos reunimos todos como los pastores,
cantando a la vida,
cantando a la alegría,
vueltos a la esperanza. ¡Aleluya!
Hermanos:
¡Qué alegría de ver al Niño Jesús en Belén,
que viene a quedarse ya siempre entre nosotros,
para ser contemporáneo de todos, de todas las
épocas, de todas las tierras!
Siempre que nace un Niño, nace Jesús en él,
nace Dios en El.
Nació y sigue naciendo, creciendo, viviendo
hacia el futuro.
Belén está siempre dentro de nosotros,
siempre que estrechamos una mano con cariño,
siempre que escuchamos a un hermano con compasión,
siempre que esperamos el proceso y la evolución
de un mal carácter con paciencia,
siempre que trabajamos por los demás con desinterés,
siempre que luchamos por una sociedad mejor
sin partidismos,
siempre que compartimos,
siempre que alegramos,
siempre que levantamos a algún caído,
y después le acompañamos en el camino,
nace Jesús,
nace Dios,
es Navidad
(Alberto Iniesta, obispo auxiliar emérito de Madrid)
VER A DIOS EN LA CRIATURA…
"Ver a Dios en la criatura,
ver a Dios hecho mortal
y ver en humano portal
la celestial hermosura.
¡Gran merced y gran ventura
a quien verlo mereció!
¡Quién lo viera y fuera yo!
Ver llorar a la alegría,
ver tan pobre a la riqueza,
ver tan baja a la grandeza
y ver que Dios lo quería.
¡Gran merced fue en aquel día
la que el hombre recibió!
¡Quién la viera y fuera yo!
Poner en paz en tanta guerra,
calor donde hay tanto frío,
ser de todos lo que es mío,
plantar un cielo en la tierra.
¡Qué misión de escalofrío
la que Dios nos confió!
¡Quién lo hiciera y fuera yo!"
(Santa Teresa de Jesús)
Hoy, en la noche del mundo y en la
Esperanza de la buena nueva, afirmo con
audacia mi fe en el futuro de la humanidad.
Me niego a creer que las circunstancias
actuales hagan incapaces a los hombres
para hacer una tierra mejor. Me niego a
creer que el ser humano no sea más que una
brizna de paja azotada por la corriente de
la vida, y sin tener posibilidad alguna de
influir en el curso de los acontecimientos.
Me niego a compartir la opinión de
aquellos que pretenden que el hombre es,
hasta un punto tal, cautivo de la noche
sin estrellas, del racismo y de la guerra,
que la aurora radiante de la paz y de la
fraternidad no podrá nunca llegar a ser
una realidad.
Me niego a hacer mía la afirmación cínica
de que los pueblos irán cayendo, uno tras
otro, en el torbellino del militarismo,
hacia el infierno de la destrucción
termonuclear.
Creo que la verdad y el amor sin
condiciones, tendrán la última palabra.
la vida, aún provisionalmente vencida, es
siempre más fuerte que la muerte.
Creo firmemente que, incluso en medio de
los obuses que estallan y de los cañones
que retumban, permanece la esperanza de
un radiante amanecer.
Me atrevo a creer, que un día, todos los
habitantes de la tierra podrán tener tres
comidas al día para la vida de su cuerpo,
educación y cultura para la salud de su
espíritu, igualdad y libertad para la vida
de su corazón.
Creo igualmente que un día, toda
la humanidad reconocerá en Dios la fuente de
su amor. Creo que la bondad salvadora y
pacífica llegará a ser, un día, la ley. El
lobo y el cordero podrán descansar
juntos, cada hombre podrá sentarse debajo
de su higuera, en su viña, y nadie tendrá ya
que tener miedo.
Creo firmemente que lo conseguiremos.
(Martin Luther King)
PROFECÍA DEL AÑO NUEVO
Hermanos:
La Nochevieja no es un invento de la Iglesia,
No es una fiesta litúrgica.
Pero es una fiesta del hombre
Y es, por tanto, también una fiesta nuestra.
Es una fiesta agridulce,
donde el hombre expresa sin saberlo
su afán de futuro,
su deseo de eternidad,
su esperanza secreta, inconfesada y vergonzante,
pero a la vez radical y profunda,
de resurrección.
¡Vida Nueva!
¡Si fuera verdad…!
¡Nueva, siempre nueva!
¡Vida, siempre vida y siempre viva!
Esta fiesta,
este juego,
este sueño a la vez humilde y ambicioso que el
hombre eleva a Dios sin saberlo
es un grito que el Padre escucha
y que el cristiano entiende.
Si usted tiene más barriga, pero más corazón;
si usted tiene más arrugas, pero más amor;
si usted tien más años, pero menos egoísmo…
¡Feliz Año Nuevo!
Si ha luchado por el hombre y piensa seguir haciéndolo;
si levanto a los caídos en el camino;
si escucho al que necesitaba explayarse con alguien;
si visitó al solitario;
si colaboró para remediar injusticias;
si ensayó tenazmente,
mil y mil veces
de ser bueno y portarse como un hombre,
aunque en este momento compruebe que todavía
es una calamidad;
si gastó 365 días
en ayudar a su prójimo en lo que podía,
¡Feliz Año Nuevo!
Hermanos:
Cristo es nuestro tiempo,
Cristo es nuestro futuro.
Cristo no juega con nosotros
cuando nos dice con su mayor seriedad,
a la vez que con enorme alegría:
¡Feliz Año Nuevo!
(Alberto Iniesta. Obispo auxiliar emérito de Madrid)