Mª Dolores Cabezudo Ibáñez

Científica pionera experta en química de alimentos que ha desarrollado toda su carrera sin renunciar a su fe católica

Mª Dolores Cabezudo Ibáñez

Alfonso V. Carrascosa

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María Dolores Cabezudo Ibáñez (Madrid, 1935), brevemente biografiada por Consuelo Fernández, se trasladó con su familia a vivir a Brihuega (Guadalajara) recién comenzada la Guerra Civil, dada la inseguridad ciudadana reinante por aquel entonces en la capital de España. Lamentablemente allí se libró una terrible batalla en 1937, la Batalla de Guadalajara que, unido a las pocas posibilidades profesionales y académicas del lugar, obligaron a su familia a emprender nuevamente viaje, trasladándose a Zaragoza. Allí estudió el bachillerato y, animada por sus profesores María Luisa González Miranda y Carmen Calvo, estudió la carrera de Ciencias Químicas, algo para lo que recibió el apoyo de su familia.

Finalmente se licenció en Ciencias Químicas por la Universidad de Zaragoza. Se incorporó a la investigación científica cuando conoció a la también científica católica Concepción Llaguno Marchena, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), también con apoyo del director del departamento de Fermentaciones Industriales, José Garrido Márquez. Se doctoró en Ciencias Químicas por la Universidad de Madrid (hoy Universidad Complutense de Madrid) en 1967. Lola Cabezudo terminó el doctorado mientras trabajaba como directora de Colegio Universitario Isabel de España. Realizó la estancia postdoctoral en la Universidad de California en Davis, con la dirección del profesor Maynard A. Amerine.

Trayectoria investigadora

Perteneció durante veintinco años al Instituto de Fermentaciones Industriales (CSIC) en el equipo de la Doctora LLaguno, donde alcanzó la máxima categoría científica de la institución (profesor de investigación) y finalmente ganó la Cátedra de Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Castilla-La Mancha UCLM, habiendo ejercido dicho cargo desde 1993 hasta su jubilación en 2006, y habiendo sido en esta universidad autora del programa curricular de la carrera de Ciencia y Tecnología de los Alimentos.

Fue además cofundadora en 1973 del grupo especializado de Cromatografía y Técnicas Afines (GCTA) que se creó en la Real Sociedad Española de Física y Química, grupo que sigue en activo así como su boletín de noticias científicas de la especialidad, siendo Lola la encargada de entrevistar para el boletín a los químicos analíticos que se iban jubilando, como Maria Josefa Molera Mayo, también científica católica. Aquí en este instituto de investigación puso en marcha en España la disciplina científica de quimiometría alimentaria, una mezcla de química analítica y estadística, con la ayuda de otro científico católico, Pedro J. Martín Alvarez con quien llegué a escribir varias publicaciones.

Los temas de investigación desarrollados por Cabezudo y su equipo se enmarcan en las disciplinas de la Química Analítica (diseño y construcción de columnas de fases mixtas para Cromatografía de Gases, especialmente indicadas para separaciones difíciles de compuestos presentes en muy pequeñas cantidades, y estudio de la eficacia de las columnas capilares y microrrellenas); Enología (caracterización de mostos y vinos de variedades autóctonas y extranjeras, identificación de cepas de levaduras de interés enológico, selección de levaduras de «flor», influencia de las técnicas de elaboración en la calidad de los vinos); Análisis Sensorial de Alimentos (estudios básicos, características de las Salas de Cata, cálculo de umbrales, aplicaciones estadísticas a las opiniones de los catadores, diseño y aplicaciones de métodos descriptivos, preferencias de los consumidores); y Aplicaciones de los últimos hallazgos científicos a productos de interés para Castilla-La Mancha (vinos de las variedades autóctonas y aclimatadas, vinagre vínico, miel, hierbas-condimento, etc.).

Reconocimiento a su carrera

Cabezudo ha recibido varias distinciones, entre las que se encuentra la insignia de Oro y Brillante de la Asociación Nacional de Químicos de España (ANQUE). Durante su trayectoria ha liderado 22 proyectos de investigación, ha formado parte del equipo investigador responsable de tres patentes y es autora y coautora de 150 publicaciones en revistas de prestigio en el campo de la química, la enología y la tecnología alimentaria. Medalla al Mérito en la Investigación y en la Educación Universitaria, en categoría de Oro, concedida en 2019 por el Consejo de Ministros del Gobierno de España a propuesta del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

Además ha sido escrito sobre ella que Lola Cabezudo ha sido una mujer católica, de espíritu abierto y comprometido con planteamientos democráticos, como la práctica totalidad de quienes profesamos dicha religión, con la peculiaridad de que Lola ha tenido a bien integrar las algunas de las herramientas de las izquierdas sobre todo para hacer promoción social. De hecho tuvo relación con la UGT y el PSOE. Así mismo ha promocionado en conferencias, ponencias, escritos, artículos en revistas, etc. la visualización de la mujer en la ciencia y el apoyo a las mujeres más jóvenes.

En cuanto a sus libros publicados en español están ‘La investigación científica española en el cruce finisecular’, ‘El viñedo en Castilla-La Mancha ante el siglo XXI: el sector vitivinícola y el agua’ del que es coautora, y ‘Contrarreforma de la Universidad: la LOU, una oportunidad perdida’ del que también es coautora. Merece la pena rescatar de otra de sus obras, ‘El siglo XX español contado poco a poco: protagonistas para recordar’, algunos párrafos

El 2 de octubre de 2019 el CSIC rindió homenaje a sus científicas pioneras y a sus investigaciones que marcaron la historia de la ciencia española. La investigadora del CSIC Flora de Pablo recordó que “al poco de nacer la institución, según datos de 1940, en el CSIC sólo el 13,5% de la plantilla eran mujeres, pero en 1980 alcanzaban un 32%”… lo cual demuestra la promoción de la mujer en el mundo científico en esa época dentro de una institución como el CSIC fundada por católicos. En este acto intervino Dolores Cabezudo y dijo entre otras cosas (minuto 21):

"En el campo científico no predominan los protagonistas religiosos. Suele ser más frecuente que los científicos se apresuren a decir que no son creyentes aunque no se les pregunte. No obstante ha habido y hay practicantes entre los científicos. No dudan de que la humanidad acabará descifrando las claves de este mundo que habitamos. Pensamos que sabremos el qué y el cómo, pero no el porqué y el hacia dónde si no nos remitimos a la trascendencia".

Ferviente católica

En varias ocasiones dejó entrever su condición de creyente, por ejemplo, al presentar el libro «Los físicos y Dios» Físicos, física y Dios - Culturas, Libros - alandar, primer título de la colección Física y Ciencia para Todos, iniciada conjuntamente por la Real Sociedad Española de Física y la Fundación Ramón Areces en la Editorial Catarata, cuando dijo:

"He aquí algunos puntos de vista que ayudan a conocerlos: no hay que defender la Biblia en sentido literal (Acosta, 1540-1600); a Kepler (1571-1630) le llenaban de satisfacción sus propias leyes porque les encontraba una belleza matemática, digna de Dios; Galileo (1564-1642), seglar creyente, quizá para defenderse de las acusaciones eclesiásticas, encontró la forma de rebatirlas, afirmando que la parte experimental era lo imprescindible de las teorías científicas; lo que Dios hacía en el Universo era poner orden y no iba a consentir que una obra tan hermosa se desordenase (Laplace, 1749-1827); es verdad que solo un loco negaría la existencia de Dios, pero también es verdad que nuestras ideas sobre Dios son simples inadecuados antropomorfismos (Boltzmann (1844-1906); el primer sorbo de la copa de la ciencia te vuelve ateo, pero en el fondo del vaso Dios te está esperando (Heisenberg 1901-1976); soy ateo: la religión cree en los milagros pero éstos no son compatibles con la ciencia (Hawking 1942-2018)".

Terminaba su texto señalando, además que "procedo del mundo de la química, tanto de la analítica como de la aplicada al conocimiento de los alimentos y su fabricación. Me interesa ayudar a las mujeres jóvenes a sortear las chinitas de su camino, y mejorar el mundo con herramientas de la izquierda. Cristiana creyente recalcitrante»

En su obra ‘El siglo XX español contado poco a poco’ (2015) dice:

" Los creyentes lo somos porque nos convencen el Evangelio: las relaciones de Jesucristo con su Padre y el papel del Espíritu Santo, así como el mensaje de solidaridad con los necesitados de justicia, con los injustamente tratados, con los privados de derechos y la colaboración entre todos (creyentes, ateos e indiferentes) para crear una sociedad vivible, sin diferencias para nadie. Pero ni tenemos la exclusiva, ni somos los únicos que lo sabemos hacer razonablemente bien, incluso hay veces que lo hacemos mal por ignorancia, por apatía o por falta de generosidad, aunque tengamos herramientas cristianas para hacerlo mejor. Por consiguiente ¿relegar las creencias religiosas al ámbito privado? ¿por qué no reflexionamos sobre qué aporta la religión?" (p. 284)

Sobre la historia española

Refiriéndose a la historia española reciente comenta que "fueron muchos los curas que aprovechando que no eran mal vistos por el régimen, extendían informes favorables para que se revisaran los expedientes y se condonaran las sanciones. Otra cosa fue que tuvieran más o menos éxito en sus gestiones, porque no eran fáciles… fueron muchos los que se arriesgaron y todos los necesitados de aval sabían a quién podían recurrir y a quien no" (p. 286).

Y añade que "sin sindicatos, sin partidos políticos, sin apenas organizaciones toleradas, los jóvenes simplemente dinámicos se fueron adscribiendo a distintos segmentos de la Acción Católica, dependiente directamente de la jerarquía que estimulaba las iniciativas juveniles dentro del orden más absoluto. De estos que he llamado segmentos, uno de los más emprendedores era el de los universitarios y universitarias que acabaron fundiéndose en el movimiento conjunto Juventud Estudiante Católica. Un estudio completo del periodo 1947-1997 se debe a Montero (1998) y en el se pone de manifiesto el compromiso social y político de los militantes de entonces por la influencia internacional de los católicos y por la exigencia intelectual imperante en esta acción católica... pero voy a destacar miguel Benzo Mestre 1920 1989 Capellán del colegio mayor Ximénez de Cisneros, el ente sucesor franquista de la Residencia de Estudiantes, profesor de religión en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central y consiliario de los universitarios de Acción Católica. En agosto de 1958 fue depurado cesando lo de su cargo de capellán por haber firmado una petición de indulto para los universitarios presos. Sus clases de la Facultad se llenaban de asistentes porque según él más que enseñar teología trataba de despertar el deseo de aprenderla y recurría a la filosofía contemporánea y a numerosas citas literarias que hicieran más accesible el pensamiento de la Iglesia Católica. Sus clases, sus intervenciones en la Acción Católica, así como su propia casa, resultaban un foro de rigor intelectual en el que se debatía de todo aquello sobre lo que debía pronunciarse un cristiano y un ciudadano". (p. 287)

Recientemente, en Diálogos con la Ciencia (a partir del minuto 7) de la emisora Radio María ha hecho resumen y balance de su trayectoria científica, personal y católica.

CONTRA FACTUM NON VALET ARGUMENTUM