Francisco Luque y Beltrán

Médico director del Hospital de la Cruz Roja, católico practicante, que colaboró con una red de evasión de judíos de la Europa nazi por territorio español

Francisco Luque y Beltrán

Alfonso V. Carrascosa

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El malagueño Francisco Luque y Beltrán ( Málaga 1890 – Madrid 1967) fue un importante médico ginecólogo español, hijo de cirujano. Su vida se recoge en la web de la Real Academia de Medicina por el doctor Matilla (1987) y por Manuel Escudero Fernández en la Real Academia de Historia.

Cursó estudios universitarios en Valencia, se licenció con Premio Extraordinario en 1909, obtuvo el doctorado en 1910 con sobresaliente, y ganó en 1911 un puesto en el Cuerpo de Sanidad Militar, cuyo primer destino fue el ejército expedicionario en Marruecos. Al regresar fue pensionado por la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE) gracias a lo que visitó las principales clínicas quirúrgicas y ginecológicas vienesas, y especialmente la regida por el famoso Wertheim, y también las de París, Londres, Berlín, etc.

En 1918 volvió a Marruecos por la guerra del Rif, como cirujano militar y de la Cruz Roja, ocupándose de organizar hospitales de sangre, algo que le fue reconocido con una condecoración. Al volver a Madrid donde ya se había instalado, fue nombrado gentilhombre de cámara del rey don Alfonso XIII, algo que conseguían muy pocos, y por méritos propios singulares. Tras hacer varias estancias por los Servicios Ginecológicos de Europa y Norteamérica, volvió a Madrid y ocupó el cargo de jefe del Servicio de Ginecología del Hospital Central de la Cruz Roja, fundando además la Escuela de la Especialidad en dicho hospital.

También dirigió dicho hospital, período durante el cual colaboró con una red de evasión de judíos de la Europa Nacional Socialista a través de la España franquista, la denominada ‘Operación Embassy’, y de la que fue principal protagonista el también médico católico Lalo Martínez, historia ya novelada por su hija Patricia Martínez de Vicente. Dio cursillos y sesiones quirúrgicas en el Hospital de San José y Santa Adela y unificó todas las sociedades ginecológicas españolas haciéndolas confluir en la Sociedad Ginecológica Española.

En Madrid llegó a ser un ginecólogo famoso y además director del Hospital Central de la Cruz Roja, como ya hemos mendionado, fue subdirector de la Casa de Maternidad de Santa Cristina, miembro de la Sociedad de Ciencias Médicas de Lisboa, de la Francesa, Belga, Americana y otras; director fundador de la revista Toco-Ginecología Práctica; presidente del Congreso Hispano-Portugués de Obstetricia y Ginecología de Lisboa (1948) y presidente de honor del Congreso de Barcelona (1950). Su preparación en idiomas, méritos profesionales aparte, le valió ser comisionado por el rey Alfonso XIII para visitar los campos de prisioneros durante la Primera Guerra Europea.

Una trayectoria premiada

Colaboró en la realización de congresos científicos de su especialidad, siendo Presidente del Congreso Hispano-Portugués de Obstetricia y Ginecología de Lisboa (1948) y Presidente de Honor del de Barcelona (1950). Fundó y dirigió la revista "Toco-Ginecología práctica".

Recibió numerosas condecoraciones, a destacar entre ellas Medalla de África y del Rif, Placa de la Cruz Roja y Dos de Mayo, Mérito Militar, de Beneficencia, de Carlos III, de la Cruz Roja Rumana, del Águila Imperial Alemana, de la Orden de Instrucción Pública Portuguesa, etc. Algunas de sus obras fueron ‘Algunos aspectos de la pubertad de la mujer’, ‘El problema del cáncer uterino’, ‘Pubertad y esterilidad’, ‘Las hemorragias uterinas’, "Vómitos del embarazo tratados por adrenalina", "La esterilidad de la mujer", "El uréter en Ginecología", "El alma de la enfermera", "La cesárea en la actualidad", "Deontología del parto sin dolor", etc.

El 29 de noviembre de 1938, en San Sebastián, sede provincial de la Real Academia Nacional de Medicina, ingresó como académico numerario, con un discurso sobre ‘Algunos aspectos de la pubertad en la mujer’, siendo contestado o por el entonces presidente, doctor Enrique Súñer y Ordóñez, que señaló directamente a la moralidad cristiana como herramienta útil para la vida femenina.

En la Solemne Sesión Necrológica que le hiciera la Real Academia Nacional de Medicina el 27 de febrero de 1968, se glosó su vida y figura, por varios profesionales científicos del sector, haciéndose mención en los discursos tanto a su faceta humana como a sus convicciones católicas. En este sentido se hacía mención a su condición de Caballero de la Caridad de Illescas.

Un nuevo caso concreto de catolicidad científica aplicada en torno al Hospital de la Cruz Roja, todavía funcionando, que tuvo en las personas de Nicasio Landa y Eduardo Castillo Piñero tan ilustres predecesores.

CONTRA FACTUM NON VALET ARGUMENTUM