José María Corbín Ferrer

Este mártir de la Guerra Civil fue beatificado el 11 de marzo de 2001 por el papa san Juan Pablo II

jose maria corbin

Alfonso V. Carrascosa

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Jose María Corbín Ferrer nació en Valencia el día 26 de diciembre de 1914, y fue bautizado en la Pila de San Vicente Ferrer de la parroquia de San Esteban. Aprendió las primeras letras en el Colegio de María Inmaculada de las Religiosas Franciscanas de la calle Arzobispo Mayoral y cursó sus estudios de Bachillerato en el Colegio del Sagrado Corazón de los HH. Maristas. Aquí se dio a conocer su intensa devoción mariana. Es decir, religión en la escuela, algo que no parece le dificultase el aprendizaje.

Trabajó activamente en la Federación Regional de Estudiantes Católicos y pertenecía a la Comunión Tradicionalista. Además, era catequista de niños y visitaba asiduamente a los enfermos del hospital.

En 1931 entró becado en el Colegio San Juan de Ribera de Burjasot (Valencia), institución católica que pensionaba a los alumnos brillantes sin demasiados recursos. Durante su carrera universitaria fue un convencido militante católico, que perteneció a la Juventud Católica y a la Congregación Mariana. Estaba afiliado a la Federación Regional de Estudiantes Católicos y otras organizaciones religiosas.

En junio de 1936, tras acabar su Licenciatura en Ciencias Químicas, marchó pensionado a la Universidad Internacional de Santander. Desde su llegada a Santander, acudía diariamente a misa en el convento de las Religiosas Esclavas del Sagrado Corazón de Santander, de tal modo que el 28 de agosto fue detenido y acusado de ir diariamente a misa y pasó 15 días en la checa instalada en el Ayuntamiento de Santander.

Más tarde fue trasladado al buque-prisión Alfonso Pérez, donde se ganó las simpatías de guardianes y compañeros, a quienes siempre ayudó. Durante un bombardeo de los nacionales de Santander, que alcanzó al buque prisión, ayudó a los heridos, granjeándose las simpatías de los propios guardianes. Dirigía el rezo del rosario todos los días, y algunos creían que era sacerdote.

Tras unos meses de cautiverio con otros compañeros, presintiendo su muerte, se confesó y días después, el 27 de diciembre de 1936, recibió el martirio fusilado. El historiador Jose Manuel Ezpeleta dispone de toda la documentación al respecto. Según testigos sus últimas palabras fueron «Por Dios y por España! ¡Viva Cristo Rey!». En Valencia, su padre también fue fusilado.

El 11 de marzo de 2001, el papa san Juan Pablo II lo beatificó junto con otras 232 víctimas de esa persecución.

Relato del martirio

En el libro Mártires de la Montaña (terminado el 10 de agosto de 1994, festividad de san Lorenzo, e impreso en los Talleres de la Imprenta Sanara de Santander) su autor, Fernando de la Lama Ruiz-Escajadillo, hermano de un asesinado, dice literalmente que «Don José Maria Corbin Ferrer, pertenecía a la Juventud Católica y a la Federación de Estudiantes Católicos, así como igualmente era miembro destacado de la Comunión Tradicionalista. Era un joven de esclarecidas virtudes, demostrando en todo momento su profundo y arraigado catolicismo por lo que las hordas marxistas se fijaron en él para matarle. Habiendo sido detenido fue conducido al barco-prisión Alfonso Pérez en donde fue asesinado por lo rojos aquella trágica tarde del 27 de diciembre de 1936. Fecha y lugar donde juntamente con el asesinaron a ciento setenta mártires».

Aunque sus restos mortales descansan en la iglesia de san Esteban de Valencia, hay varios lugares que conservan algunas reliquias suyas. Es el caso de la Catedral de Santander donde fueron entregadas unas reliquias en 2008, que fueron colocadas al lado de las de los mártires san Emeterio y san Celedonio. En Valencia también hay en la Santa Iglesia Catedral, en la capilla de los HH Maristas, en la del Colegio San Juan de Ribera, y en la iglesia parroquial de Cotes.

Según el prebítero José Manuel Silva Moreno, José Maria Corbín Ferrer ingresó muy joven en las Conferencias de San Vicente Paul realizando, a través de las mismas, innumerables obras de caridad. Congregante de Maria Inmaculada y san Luis Gonzaga. Cuenta asímismo que tantas fueron las virtudes de José Maria Corbín Ferrer, que al ser exhumados sus restos, por deseo de su madre y hermanos, apareció el cuerpo completamente incorrupto. El acto de exhumación tuvo lugar el 9 de diciembre de 1960 en la Cripta del Santísimo Cristo, donde sus restos reposaban junto con los otros mártires inmolados. El acto contó con la presencia de sus familiares, el párroco Miguel Araonabeña, el delegado del entonces obispo de la diócesis, José Eguino y Trecu, el promotor de la Fe, Joaquín Pelayo Toranzo y Blas Rodríguez como notario.

Todo esto no lo saben los jóvenes de hoy, y recordándolo contribuímos a la memoria democrática. Tampoco se sabe que cualquier profesor universitario ajeno a la órbita ideológica del Frente Popular (socialistas, comunistas y anarquistas mayoritariamente) era considerado depurable, y era depurado por orden de La Gaceta de 1 de agosto de 1936. Poco después lo sería también hasta el alumnado, según la Gaceta de 19-9-1936, (nº 264). Como hemos visto, finalmente no hubo escrúpulos en eliminar a alumnos universitarios.