Juana Salas
Seguimos acercándonos al "8M" con esta maestra que enseñó un feminismo católico que no obligaba a renunciar a la Iglesia o a la fe
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Juana Salas de Jiménez (Zaragoza, 1875-Madrid, 1976) nació en el seno de una familia profundamente católica. Su persona ha sido estudiada entre otras por Inmaculada Blasco Herranz, experta en feminismo católico, de alguno de cuyos estudios he tomado parte de este artículo.
El padre de Juana, Mariano Salas, compró el taller del impresor Francisco Magallón y abrió la Imprenta Salas, que se convertiría en la principal imprenta católica de Zaragoza, publicando desde 1883, entre otras revistas, el semanario católico El Pilar, en el que comenzó a escribir bajo el seudónimo de Marta Harmel. Estudió magisterio en la Escuela Normal de Zaragoza, y en 1901, promovió, junto con otras mujeres, la Corte de Honor de Señoras de la Virgen del Pilar, para propagar la fe católica. Desarrolló el grueso de su actividad durante le Edad de Plata, sin renunciar a su fe católica. Fue nombrada en 1934 Presidenta de la Confederación de Mujeres Católicas de España.
El gobierno del Frente Popular la depuró, dejándola sin empleo, como a su marido. Pudo ser peor…Juana desarrolló el grueso de su actividad durante la Edad de Plata, esa etapa histórica del primer tercio del siglo español que nos quieren hacer creer que la Iglesia Católica no hacía nada en lo científico, pedagógico y social.
El catolicismo social y político imperante en la época estuvo representado en lo femenino por la Acción Católica de la Mujer (ACM), una asociación de estructura nacional, a cuya implantación en Aragón contribuyó Juana Salas en calidad de secretaria de su junta diocesana. La ACM (1919) defendió la salida de las mujeres del hogar, se propuso el «perfeccionamiento de la cultura y formación de la mujer; ejercer la acción social en toda su amplitud; vigilar el cumplimiento de las leyes sociales referentes al trabajo de la mujer y del niño; defender el derecho de la mujer a intervenir en la solución de los problemas que de algún modo le afecten, y el amplio ejercicio de los derechos de ciudadanía».
Eran tiempos convulsos de irrupción de un feminismo ateo y marxista que todavía sigue haciendo daño a día de hoy, aproximándonos al 8M 2023, que se encontró en plena Edad de Plata con el catolicismo y originó un feminismo católico. El padre agustino Graciano Martínez indicaba en su obra El libro de la mujer española, que llegaría a ser referente en el denominado feminismo católico, que «salir a romper lanzas en pro del sano feminismo ... Urge el hablar y el escribir mucho acerca del feminismo … el problema feminista requiere una solución razonable y pronta».
Sin duda se refería el padre Graciano a poner en práctica una vez más la consigna paulina de ‘examinadlo todo y quedaos con lo bueno’, entendiendo como tal lo que no nos aleje de Dios. Juana Salas, María de Echarri, Carmen Cuesta, Josefina Olóriz, María Bris Salvador y otras de las más activas militantes ligadas a la ACM y a la Institución Teresiana contribuyeron al desarrollo del feminismo católico a través de sus artículos en la prensa católica, particularmente en el Boletín de la ACM, y de sus conferencias.
Algunos textos de Juana en el sentido anteriormente mencionado, pertenecientes a su discurso Nuestro feminismo (1919, Zaragoza, Salvador Hermanos) fueron:
«La mujer debe ser cada vez más mujer en su cuerpo y en su alma… Si la mujer se esfuerza por parecer hombre, tras de no llegar nunca a serlo, perderá el encanto de mujer y será digna de lástima... Los tiempos actuales nos obligan a una acción constante, a una renovación femenina [ ... ]. No estamos ya en el caso de discutir: estamos en el caso de obrar en bien de la Iglesia, en bien de la Patria y en bien de la Sociedad, la gran familia que reclama madres. Madres sociales, como llama a las mujeres de acción un eminente sociólogo italiano».
Juana Salas contrajo matrimonio con Inocencio Jiménez, uno de los más destacados representantes del catolicismo social en España del que ya hemos hablado aquí en COPE. Fue catedrático de Derecho Penal formó parte del denominado «Grupo de Zaragoza», iniciado en torno a la Liga Católica que más tarde dió lugar a la Acción Social Católica.
Promovió, fundamentalmente en Aragón, todas las actividades católico-sociales (círculos, cooperativas, sindicatos agrarios, congresos católicos), fundando y dirigiendo la revista ‘La Paz Social’, a partir de la cual se iniciaron las Semanas Sociales. Además fue, junto a Severino Aznar, uno de los pioneros en la previsión social, y figura clave, sobre todo a partir de 1924, del Instituto Nacional de Previsión (1908), organismo gestor de la política social en España, en el que se sitúan los orígenes de la seguridad social en la actualidad.
Juana e Inocencio son un caso más de matrimonio católico fecundo en lo social, y también en lo familiar, ya que tuvieron tres hijos, José Antonio, Vicente y María Natividad. José Antonio sería catedrático de Geotecnia. Vicente murió a la edad de 12 años, en enero de 1922. María Natividad ganó el premio Duque de Alba de la Real Academia Española por un estudio sobre Forner. También publicó una Historia de la Asistencia Social en España.
CONTRA FACTUM NON VALET ARGUMENTUM